El Palacio Provincial siente nostalgia del Palau de la Generalitat. Luis Barcala de cuando hizo la mili. Julia Llopis sigue sintiendo ictericia por los pobres. Y los rojos. Vox deserta de todo menos de la nómina. Antonio Manresa se lía contratando a dedo con faldas y a lo loco. Lo mejor del Ayuntamiento de Alicante es la reflexiva oposición de Xavi López, Natxo Bellido y el jefe de los socialistas. Paco Sanguino pura lucidez homérica descifrando los palimpsestos de Alicante Distrito Digital. Som el que som. Mil gracias a Mari Carmen Sánchez, la Vice-alcaldesa de C’s, por hacerme caso y subir -vestido naranja tostado con topos- a sobrevolar El Postiguet con su varita mágica. Que resulta que es un dron y una cámara de vigilancia de la terraza del Meliá. Un periodista -algún sobreviviente de la escabechina- le pregunta a la concejalamásguapadealicante -así, todo junto- qué cuánto aforo tiene la playa y contesta “no sé”. Sonríe. Un angelet. Está preparando su baño inauguración de temporada a lo Ana García Obregón. Pobreta meua. Mascarilla para siempre.
Carlos Mazón me está en plan estadista. Hace bien pactando lo que y con quien sea. Necesita ya centrar y lanzar su figura al asalto el poder real del PP alicantino. Y de ahí al de la Comunitat Valenciana. La cosa se decide a toda leche mañana en Génova. Amén. ¿Y eso?... pregunta una lectora inspirando aroma a café recién hecho. No, qué va, no es por nada. Es por si acaso Toni Cantó e Inés Arrimadas -felicidades, Malú por Lucía Rivera- le desplazan de la Diputación de Alicante. Mira la señora Díaz Ayuso, la niña de Casado, forzando la ruptura -la guerra fría contra Aguado- con C’s en Madrid. Nunca digas nunca jamás. Isabel Bonig quiere parar en seco la construcción de la nueva arquitectura del partido. O sea, su ejecución política. En València María José Catalá, ni te cuento. Arcopal resiste. La derecha se nos ha vuelto federalista. Miguel Bosé declara que la pandemia es un invento de los gobiernos. Especialmente del de España. Las drogas son muy malas. Amante Bandido.
El gabinete de Pedro Sánchez no termina de acabar de darse golpes contra las esquinas. Ahora resulta que el guapo es Pablo Iglesias. Fernando Grande-Marlaska también está rodeado de ratas. De dos patas. En eso consiste sobrevivir en una travesía ciega a un mundo desconocido. Parar motines. No importa la peste ni el hambre ni el COVID-19 ni los resucitados. Todo consiste en sentir el sable entre -con perdón- las piernas. Las sacrosantas cloacas del estado. La derecha se equivoca en linchar a Pedro Simón. Más de la otra mitad de España le adora. Esto, querido Steve Bannon que estás en los cielos, no es USA. Amén. Aquí resuenan millones de aplausos. Y balcones. Messi lesionado.
Rubén Martínez Dalmau saca su primera ley podemita en plenas elecciones internas. Un servidor, igual que el conseller, es muy fan de Naiara Davó. Más que todo por llevarle un poco bastante la contraria a Pablo Iglesias. Y su largaaaa hornacina. El Bloc aplaza el proceso interno. Mónica Oltra negocia la gestión del ingreso mínimo y cierra filas con Ximo Puig. Joan Baldoví vale en Madrid un voto. Exactamente. Aparecen serpientes en la Marina Alta. A pesar de estar entrenándome toda la semana no me sale del todo el “tía” de Irene Montero. El ministro de Cultura del Reino de España -sí, existe- recomienda leer ‘Salvar el fuego’ de Guillermo Arriaga.