ELCHE/ALBATERA/ALICANTE. El de la limpieza es uno de los departamentos estratégicos dentro de los municipios, como muestran las huelgas que se han hecho siempre. Un paro potente deja la ciudad ensuciada y los equipos de gobierno suelen acabar cediendo ante las proclamas laborales por la imagen proyectada al exterior y por las quejas vecinales. Pero también es un sector que sufre bastante la precariedad, aunque más en contratas municipales de servicios que se prestan en ámbitos diferentes a la ciudad, como por ejemplo los centros públicos u otras instituciones. En los últimos días, la provincia ha vivido varios de estos episodios.
En Elche, la pasada semana la plantilla de Limpiezas Raspeig se concentró en los juzgados de la ciudad porque la empresa adjudicataria del servicio de limpieza de varios tribunales de la provincia como los de Orihuela, Elda, Alcoy o Denia, les adeuda varias mensualidades. Sin embargo, esta contrata está a punto de expirar y será otra empresa la que entre a encargarse de este servicio. Pero la anterior, Limpiezas Raspeig, rehúsa pagar lo que debe a la plantilla, que se remonta a dos meses. Pero como va a finalizar la contrata, puede que ni siquiera las cobren, por eso organizaron la concentración la pasada semana. En total, son alrededor de treinta los trabajadores y trabajadoras afectadas y puede que el caso acabe precisamente en los tribunales para solucionar el conflicto.
No es el único caso de movilización en el sector de la limpieza en la provincia, puesto que el lunes empezó una huelga indefinida en Albatera, contra Limpiezas y Aseo Urbano (Liasur), la contrata encargada de limpiar las dependencias municipales y los colegios del municipio, que acaba ya su pliego. A la plantilla, formada aproximadamente por más de treinta personas, y a la que se suman los conserjes de dichos inmuebles, se le adeudan los meses de septiembre y octubre, ahora noviembre y atrasos en la paga de este verano y cantidades de 2016.
Sin embargo, este es un caso mucho más grave, ya que Liasur ha entrado en concurso de acreedores por ser declarada insolvente, por lo que no hay atisbos de cobro, y la única solución que ha planteado a los trabajadores es que denuncien. Pero la cosa no acaba ahí, ya que viendo la situación, la nueva contrata que iba a entrar, STV, no quería subrogar a la plantilla, lo que suponía que se iban a ir a la calle todos los empleados. Sin embargo, finalmente ha decidido no concurrir y la contrata pasa al segundo aspirante, GINSA, que acepta la subrogación, pero sólo parcial, dejando fuera a los conserjes y reduciendo el horario a las limpiadoras, por lo que tendrán que repartirse el trabajo y supondrá menos salario. Por su parte, desde el sindicato Comisiones Obreras se está presionando al Ayuntamiento, mientras que los afectados proponen que se remunicipalice el servicio. De momento han conseguido una junta extraordinaria para tratar el asunto.
No obstante, el caso que cuadra el círculo es el de la UTE de Alicante, que sigue atrancada en la negociación del nuevo convenio colectivo con los trabajadores al no dar su brazo a torcer ante la principal proclama del comité de empresa, que es la ligazón de la subida de los salarios con el IPC, una cuestión, la del convenio, por la que ya fueron a la huelga en 2014. Este año han realizado ya varios paros y una huelga de celo derivadas de ese encallamiento en la negociación. Un proceso largo que ha llevado a la concejalía de Limpieza a aumentar su presión sobre la empresa para controlar que cumple con la plica e incluso plantear que algunos de los servicios se gestionen directamente desde el municipio. Habrá próximos capítulos.
Una lección, esta última de Alicante, que puede servir como ejemplo a la vecina ilicitana, que en menos de dos años tendrá que preparar el nuevo pliego de condiciones para el servicio de limpieza, la contrata más importante de la ciudad. Un asunto sobre el que ya hay puestos bastantes ojos debido a los problemas que arrastra este servicios en los últimos años por la prórroga que el gobierno de Mercedes Alonso aprobó sin haber renovado lo suficiente la flota, algo que ya se ha denunciado por parte de la plantilla y que en muchas ocasiones sigue generando críticas de los vecinos de Elche.