ELCHE. De una tacada el bipartito ha impulsado tres consultas públicas para la protección del patrimonio municipal. Será el primer paso de unos trámites que acabarán en dos externalizaciones: el esperado nuevo Catálogo de Protecciones del término municipal del que ahora empiezan los trabajos de redacción y adecuación, el Plan Especial del Conjunto Histórico, desfasado al datar de 1968, y por otra parte la aprobación de la extensión de la tutela arqueológica al Recinto Histórico Artístico, cosa que ya se está haciendo de facto.
Distintos puntos pendientes por tanto desde hace años dado el estado del patrimonio cultural, con un catálogo de protecciones desfasado, al igual que el propio Plan General de Ordenación Urbana (Pgou) de 1998 al que está adscrito. Por partes, aunque son tres documentos los que se impulsan, el más relevante y más esperado por distintos colectivos de la sociedad civil —reivindicado también por la oposición— es el nuevo catálogo de protecciones. Tras el anuncio el pasado año de que se iba a priorizar, se lanza ahora un documento público para que se le planteen alegaciones de la ciudadanía y sectores concernidos. Tras este paso se elaborará el preceptivo Documento Inicial Estratégico del Catálogo de Protecciones de Elche y el borrador del mismo para iniciar el trámite ambiental a nivel autonómico. Con su aprobación, el documento resultante saldrá a licitación para su ejecución.
Por tanto, este primer paso de consulta se refiere a la especificación de cómo se tiene que elaborar y qué, no a la elección en sí de qué elementos proteger, eso serán pasos posteriores. En este documento se hace referencia a la importancia de la protección y delimitación gráfica no solo del patrimonio inmobiliario, también al natural y al arqueológico. Contendrá determinaciones propias de la determinación estructural, como por ejemplo a los efectos de la sección de Patrimonio Cultural todo lo relativo a bienes con la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC) y Bien de Relevancia Local (BRL).
El actual tiene importantes carencias en cuanto a la identificación descriptiva y gráfica de los bienes, ya que la escueta descripción escrita contenida en las fichas resulta insuficiente, y tampoco se incluyen planos de delimitación gráfica de los Bienes Protegidos, ni de sus entornos de protección. El catálogo no incluye tampoco fichas para los yacimientos arqueológicos ni paleontológicos. Ni se incluyó en el catálogo ninguna referencia a los Huertos del Palmeral, declarados Jardín Artístico Nacional en 1943, y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Además se le tendrá que dotar de un adecuado marco normativo y jurídico, actualizado a las nuevas legislaciones que le corresponden. En definitiva, hace una propuesta base de qué ámbitos se debe proteger, cómo documentar los futuros elementos incluidos o qué planos y estudios deben llevar aparejados.
En cuanto a este plan, como ha venido contando este medio, se encuentra desfasado ya que el actual data de 1968. Su objetivo es unificarlo con los de la zona de la Vila Murada; actualmente, ambos son BIC de forma independiente registrados en el inventario de la Generalitat. Eso lleva a que no hay una conexión en la trama patrimonial más importante de la ciudad y que tan solo hay algunos elementos con su Plan Especial de Protección como BIC. Es el ejemplo del Palacio Altamira, pero no el de la basílica de Santa María por ejemplo, aún en trámites quedando tan solo la parte municipal. Que no tenga su plan es uno de los motivos que dificultan el acceso a financiación de otras administraciones públicas. Muchos de los elementos del Conjunto Histórico-Artístico tienen una protección genérica y necesitan un desarrollo propio que ratifique y clarifique esa protección.
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Esto supone también tener que delimitar hasta dónde llega esta zona, porque actualmente no lo está al completo. Se refundirá con el Plan de la Plaça de Baix de 2010 para unificar todos los elementos de valor del mencionado conjunto, establecer qué uso de suelo se permite, las medidas de ornato, qué tratamiento han de tener las sillerías ornamentales, entre otros aspectos, o qué alternativas de protección o afección deben existir en la delimitación del Conjunto Histórico-Artístico.
Se abre por tanto un período muy esperado a nivel urbanístico y patrimonial, de vital importancia para sendos ámbitos. La edil del área Ana Arabid apuntaba al respecto que “hay que tener en cuenta que a lo largo de las últimas décadas se ha producido una evolución en el ámbito de la conservación patrimonial, tanto a nivel legislativo como a nivel práctico”. Ahora se abren 30 días para posibles propuestas a sendos documentos.
Asimismo, el porqué se externalizarán a despachos externos ambos documentos finales, explica la edil que es "para agilizar su tramitación porque en esta fase, una vez aprobado el Documento de Inicio, llevará una ardua tarea de eliminar la ficha de cada bien y un trabajo de campo determinado. En definitiva, llevarlo a un plano técnico que asumido por los servicios municipales conllevaría una mayor demora y una sobrecarga y ralentización del resto de trabajos de Urbanismo". Había dudas sobre si externalizar todo el proceso, pero al final se rechazó. Al elaborar a nivel municipal el Documento de Inicio se garantiza en cierta forma su control y coordinación.
Por último, también se someterá a consulta pública el documento de inicio ambiental y territorial para la modificación puntual estructural del Plan General que incluya estos dos ámbitos como Áreas de Vigilancia Arqueológica en el Catálogo de Protecciones. Es decir, el área de la zona candente en pleno casco histórico en la que se han de realizar excavaciones antes de cada obra. Algo que se hace de facto aunque no está aprobado oficialmente, ya que en 2018 la oposición se abstuvo en el pleno e impidió la modificación del Pgou para ampliar esta tutela. Esta vía permite la aprobación del Plan General, recomendada por la conselleria de Cultura, aunque en última instancia, como las modificaciones del Plan General, se tendrá que aprobar en pleno.