SANTA POLA. El pasado 3 de diciembre el Consell aprobaba el decreto con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Zona Arqueológica, del yacimiento 'La Picola', en el término municipal de Santa Pola. Unos trámites que llevan en marcha desde 2020 cuando se empezó a trabajar en la solicitud, y que cristaliza ahora. Un enclave junto a la carretera que conecta con Elche, a la altura del Cementerio Municipal en el que confluyen un antiguo recinto defensivo de orígen ibérico y diversas estructuras y edificaciones romanas. Motivo por el que se impone su máximo reconocimiento a nivel patrimonial. Hasta ahora, La Picola y el Portus Illicitanus están considerados Bienes de Relevancia Local (BRL) y Área Arqueológica del Portus y Cementerio.
A partir de ahora, cualquier actuación que se pretenda realizar en el mismo estará sometida a la previa y preceptiva autorización de la dirección general competente, esto es, la Conselleria de Cultura, y al otorgamiento de licencia municipal en su caso, cuando esta resulte preceptiva. Todas aquellas que tengan trascendencia patrimonial. Los usos permitidos serán todos aquellos que contribuyan a la investigación, la puesta en valor, el disfrute patrimonial del bien, así como los usos históricos comunes o los existentes en la actualidad.
Asimismo, en tanto que BIC, a fin de preservar el paisaje de la Zona Arqueológica y la integridad del yacimiento arqueológico y del mismo paisaje, las construcciones colindantes y existentes en el entorno de protección de la Zona Arqueológica no podrán aumentar su volumen edificado y su acabado exterior deberá atenerse al ambiente en el que están situados. Y en la parte del entorno no urbanizada, ni transformada, se respetará el ambiente característico del ámbito, preservándolo en general de la edificación. Además, ahora el Ayuntamiento de Santa Pola tiene la obligación de redactar un Plan Especial de Protección de la Zona Arqueológica y su entorno.
Los terrenos propuestos como Zona Arqueológica son de titularidad pública, en concreto del Ayuntamiento de Santa Pola, mientras que en el ámbito del entorno se encuentran tanto públicos como privados -entornos de protección F16–, Yacimiento Ibérico y F-18 Factoría de Salazón Romana (según el PGOU de Santa Pola). Sobre la zona propuesta, La Picola es una fortificación ibérica con características de emporio comercial y militar, con una continuidad habitacional de distintas fases históricas desde la ibérica —íntimamente ligada a La Alcudia de Elche, ya que fue el puerto de Ilici— hasta la bajoimperial; desde el siglo V a.C. hasta el VI d.C. Se trata por tanto de un yacimiento que muestra el proceso de adaptación al mundo romano y a las circunstancias históricas dominantes.
En ella hay un Poblado fortín ibérico (siglos V-IV a.C.), ambientes domésticos de época augustea (I d.C), almacenes y estructuras portuarias (siglos II-III d.C.), necrópolis bajoimperial (siglos III-IV d.C.) y un área productiva de la factoría de salazones —Cetaria —(siglos IV-V d.C.). Se trata de un complejo articulado en dos Fases diferenciadas: la construcción del complejo productivo (ámbito de los antiguos almacenes portuarios) que presenta una datación fundacional cercana a la 2ª mitad siglo IV d.C., y su ulterior ampliación (siglo V-VI). Asimismo, el conjunto presenta dependencias diferenciadas claramente definidas.
Por último, para justificar su singularidad, la conselleria destaca la existencia de la muralla ibérica (excavada en parte), que articula una fortificación de un poblado ibérico con características empóricas y "que hacen de este yacimiento un área arqueológica única en el contexto patrimonial valenciano". Además, apuntan que "tiene un incuestionable valor científico" gracias a la amplitud cronológica de su ocupación, milenaria: desde la primera mitad del siglo V a.C. hasta el siglo VI d.C. También relevante por los distintos usos que conoció a lo largo de tan dilatado periodo, "hacen de este yacimiento una fuente única e imprescindible para el conocimiento arqueológico del Portus Ilicitanus y la evolución histórica de estos territorios y del denominado sinus ilicitanus".
Cultura incide en que la factoría de salazones romana es efectivamente singular "por testimoniar el ejercicio floreciente de actividad económica en un momento de crisis generalizada dentro del Imperio Romano". Por último, su gran valor reside en el conjunto arqueológico porque ofrece además grandes potencialidades divulgativas "que remarcarían sus usos como recurso turístico cultural que, a través de una gestión adecuada, podría colaborar a enriquecer y diversificar la oferta ya existente en el municipio de Santa Pola", destacando su "magnífica ubicación junto a la carretera Elche-Santa Pola, uno de los principales accesos a la ciudad, favorecería estas posibilidades divulgativas".