ALICANTE. Una moratoria para la reflexión y el tanteo político. La compleja realidad aritmética que rige en el pleno del Ayuntamiento de Alicante, con un equipo de Gobierno en situación de minoría y, por tanto, sin autonomía para aprobar el presupuesto, ha llevado a los tres socios que lo componen -PSOE, Guanyar y Compromís- a darse un plazo oficioso de al menos dos meses para tratar de buscar una solución que permita el desbloqueo de su planificación económica, tras el fracaso de las negociaciones entabladas con Ciudadanos (C's).
Por lo pronto, el propio alcalde, el socialista Gabriel Echávarri, señaló este martes en una comparecencia ante los medios que la prórroga de las cuentas de 2016 no es una opción (aunque, como sucede de manera habitual en todos los ayuntamientos, esas cuentas ya están prorrogadas de forma automática al no haberse aprobado un presupuesto nuevo antes del 31 de diciembre). El tripartito no contempla ese escenario -el de mantener ese presupuesto prorrogado para todo el ejercicio- porque supone poner en riesgo inversiones financiadas con aportaciones de la Unión Europea, como el proyecto de reurbanización del entorno de Las Cigarreras (22 millones cofinanciados al 50% por la UE y el propio Ayuntamiento, hasta 2019) y porque, además, constriñe toda la gestión política que se pretendía poner en marcha para el ecuador del mandato.
PSOE, Guanyar y Compromís no contemplan la prórroga de los presupuestos de 2016 para no perder inversiones ni capacidad de gestión
Así que, como viene publicando Alicante Plaza, sólo quedaría por activar el plan B: forzar la aprobación automática del nuevo presupuesto vinculándola a una cuestión de confianza. Los tres líderes del tripartito -Echávarri, el vicealcalde y portavoz de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, y el portavoz del equipo de Gobierno y cabeza de lista de Compromís, Natxo Bellido- ya han admitido que esa posibilidad existe, ya que la presencia de dos concejales no adscritos (Nerea Belmonte y Fernando Sepulcre) impide que pueda prosperar una hipotética moción de censura (sus dos votos no cuentan para promover un cambio de gobierno, según establece la Ley Electoral). Pero, aunque la contemplan como plausible (en una entrevista concedida a este diario, Pavón incluso llegó a poner el ejemplo del Ayuntamiento de Barcelona, en el que su alcaldesa, Ada Colau, acaba de activar ese procedimiento), todos señalan que todavía no se ha entrado a valorar a fondo una posible decisión en ese sentido. Todo dependerá, según las fuentes consultadas, de cómo evolucionen las posiciones de todos los grupos políticos en el tiempo que puede demorarse el debate de los presupuestos. El documento debe obtener el visto bueno del interventor municipal, primero, y del Ministerio de Hacienda, después, antes de ser aprobado en Junta de Gobierno y comisión de Hacienda para, finalmente, llegar a pleno. Según las mismas fuentes, como muy pronto, ese momento no llegará antes de dos meses. Y dos meses en política es mucho tiempo.
Echávarri y todos los ediles del tripartito a los que se les ha preguntado sí han dejado claro ya que no piensan negociar con Belmonte y Sepulcre para pedirles su apoyo. Ahora bien, si uno de los dos les concede su voto "no lo vamos a rechazar", como sostuvo la edil de Hacienda, Sofía Morales, en una reciente entrevista concedida a Radio Alicante. Lo que se tiene claro es que la primera opción sigue siendo que C's facilite la aprobación de las cuentas cuando se abra el proceso para presentar enmiendas. El respaldo del PP, al menos por ahora, se antoja complicado, en función de las últimas manifestaciones realizadas por su portavoz, Luis Barcala. Y su homóloga de C's, Yaneth Giraldo, ya moduló la oposición frontal de su partido respecto a sus exigencias irrenunciables, en declaraciones a este diario, la semana pasada. "Si se aceptan nuestras enmiendas, lo valoraremos", dijo.
Sea como fuere, Echávarri volvió a lamentar este martes que C's no hubiese aprovechado la posibilidad de intervenir y participar en la confección de los presupuestos que se le había ofrecido de manera extraordinaria. "Fue una facultad extraordinaria que quisimos dar a C's para que gobernaran esta ciudad y no pudo ser", incidió, tras señalar que, en el Ayuntamiento de Alicante, nunca antes a los grupos de la oposición se les había concedido esa posibilidad. "No es lo normal; lo normal es que la oposición entre siempre en la fase de enmiendas", apostilló.