ALICANTE. El Hércules-Intercity congregó a 12.560 espectadores, pero la fiesta de animación no fue completa por lo deslucido de la segunda mitad y porque entre los asistentes había al menos un cafre que lanzó un tornillo que impactó en un futbolista. Realmente se arrojaron dos tornillos, el que impactó en el visitante 'Eka' Jiménez y otro que cayó cerca de su compañero 'Samu' Casado, pero el árbitro Juan Antonio Campos Salinas solo hizo mención al primero de ellos y, además, de una manera que ayudará al Hércules a regatear un castigo más duro que el que le impondrá el miércoles el Juez Único de Competiciones No Profesionales de la Real Federación Española de Fútbol.
"En el minuto 79 se produce el lanzamiento de un tornillo de 10 centímetros de largo por parte del público del equipo local [...] impactando en un jugador del equipo visitante sin producirle ningún daño físico [...] se informa al delegado de campo, quien correctamente activa el protocolo para que avisen por megafonía, advirtiendo al sector de la grada que si continúa se procederá a suspender temporalmente el juego [...] el incidente se resuelve completamente y el juego estuvo detenido un minuto", recogió en el acta el trencilla ceheginero, quien explicaba también que identificaba como sector de público local del que había provenido el lanzamiento por ser camisetas blanquiazules las reinantes en el mismo y que lo que eufemísticamente llama "incidente" se produjo mientras el Intercity iba a ejecutar un tiro libre en su mitad de campo.
Como la Unidad de Control Operativo del estadio Rico Pérez está inoperativa (contradicción que solo cabe en una instalación antediluviana como el otrora coliseo del Hércules y hoy cochambrera titularidad de la Generalitat, donde un día habrá una desgracia y entonces los políticos serán los primeros en llevarse las manos a la cabeza) la Policía no contará con imágenes de lo sucedido captadas por las cámaras de seguridad, algo que puede permitir que el responsable se vaya de rositas (salvo que algún funcionario directamente o por medio de la seguridad pivada lo identifique si es que vio el lanzamiento con sus propios ojos), pero el club blanquiazul tendrá que pagar por ello.
Colas
La afluencia de espectadores (significativa para lo que acostumbra a darse en partidos del Hércules fuera del fútbol profesional, pero ridícula si la comparamos con la capacidad del estadio) y la falta de previsión en el Hércules llevó a que no pocos de los espectadores con abono y/o entrada en el fondo norte del Rico Pérez llegaran a su localidad con el partido más que empezado (el cronómetro señalaba el minuto 12 y todavía había colas en la calle).
Esas colas se repitieron también a la finalización del choque y no solo en el fondo norte, con el añadido de que como el Hércules apaga buena parte de la iluminación artificial (esta es antigua y el consumo hay que pagarlo) a los cinco minutos de finalizar los partidos las quejas fueron a más.