ORIHUELA. El Plan Renhace constituye, sencilla y llanamente dicho, un timo, la historia de una tomadura de pelo que ya se intuía, convertido en una representación teatral en la que los actores finalizan su interpretación riéndose histriónicamente frente a la cara de todos los oriolanos, oriolanas y resto de la vecindad de la Vega Baja.
La historia se repite y una vez más, como tras la riada de 1987, nos toman por tontos pese a ser víctimas de una catástrofe natural. No con falta de razón son muchísimos los que dicen que esto de las riadas estaría ya arreglado si esto sucediera más al norte, más cerca de Valencia. Sin embargo, estamos en el sur, somos los huertanos casi murcianos que pertenecen a Valencia.
Pronto se cumplirá un año de una de las peores catástrofes acontecidas en nuestra comarca en los últimos tiempos y, aunque parezca increíble, todo está por hacer. Una vez más nos han dejado abandonados a nuestra suerte. Es cierto que durante los días de la calamidad muchas fueron las visitas y las muestras de cariño y solidaridad, con el presidente Puig a la cabeza; pero pronto se pasó página y dejamos de ser noticia. Es más, pronto se olvidó todo y nuevamente la noticia era que Valencia retomaba su interés porque se hable valenciano en nuestras aulas.
Ante este abandono y continuada cerrazón, los alcaldes de la Vega Baja conformaron tras la DANA el Foro Fuerza Vega Baja, para seguir siendo visibles y reforzarse en las reclamaciones históricas de aquello que la comarca necesita para seguir progresando y gozar del mismo nivel de inversiones que tenga cualquier otra zona de la comunidad.
Resulta más que evidente que nadie conoce tanto a la Vega Baja como los alcaldes de la misma y no hacía falta ese equipo de impostura que no ha aportado nada nuevo de lo que ya se sabía y que, para colmo de males, viene sin dinero. Como ya
imaginábamos. Muchas, muchas y publicitadas reuniones, estudios, y expertos, para llegar a las mismas conclusiones de siempre. Y sin dinero. A estas alturas tampoco sabemos nada de qué destino se va a dar a los 57 millones que Europa nos ha concedido a los afectados por la DANA y de los cuales por justo derecho nos corresponde la mayor parte.
Diez meses después de la catástrofe, Orihuela no necesita más palabras, necesita
hechos, necesitamos comer todos los días y necesitamos recuperar un sector
comercial e industrial doblemente dañado, recuperar un sector turístico muy castigado, un sector agroalimentario que nos salva en momentos críticos pero que tiene que luchar contra todo sin ayudas y a veces incluso contra las medidas que adopta quien los debería proteger. A nuestros sectores productivos se le amontonan las catástrofes, lo que les lleva a sufrir más que los demás y con más necesidades, algunas históricas, que nadie corrige.
El Plan Renhace nos está viniendo a decir, diez meses después, lo que todos los
oriolanos y todos los vecinos de la Vega Baja del Segura ya sabíamos hace diez años y hace veinte:
· Tenemos que comunicar bien, con seguridad y rapidez, Orihuela con la costa:
CV-95, CV-91 y línea de ferrocarril que una a la Estación Intermodal de Alta Velocidad de Orihuela con la costa.
· Infraestructuras hidráulicas que nos permitan gestionar el agua con eficiencia y
seguridad, tanto en momentos de escasez como en inundaciones.
· Proteger, cuidar y promocionar adecuadamente el rico patrimonio histórico,
artístico, monumental y cultural de la Capital Cultural de la Costa Blanca, Orihuela, la segunda ciudad con mayor patrimonio de la Comunidad Valenciana, tras Valencia, su capital.
· Infraestructuras y servicios sanitarios, educativos, de seguridad y de
emergencias, a la altura y en equidad con el resto de la Comunidad.
Esto hace totalmente necesario y justificado que vuelva a tomar protagonismo el Foro Fuerza Vega Baja. Como digo, las necesidades las tenemos muy claras. Quienes han montado esto han utilizado la desgracia y el sufrimiento de un pueblo para conseguir un provecho político. A falta de ayudas y como respuesta rápida desde Valencia al surgimiento del Foro Fuerza Vega Baja y, todo sea dicho, con el perverso ánimo de desactivar dicho movimiento reivindicativo se sacaron de la chistera el Plan Renhace. Ese nombre que tiene tanto de original como de novedosas sus conclusiones. O sea, nada.
Vaya como colofón el total reconocimiento y respeto para los comisionados del Plan, los profesionales y simpatizantes que han participado, así como las 482 personas que han supuesto la participación ciudadana. Todo suma y todo aporta y siempre es bienvenida toda ayuda a que la voz de la comarca se sienta en todas partes. Pero no olvidemos que la representación popular es y debe ser la que ostentan los alcaldes elegidos democráticamente por sus vecinos. No conviene olvidarlo.