ORIHUELA. La comunidad educativa del IES Tháder de Orihuela ha dicho basta. Una comitiva liderada por la dirección y el AMPA del centro han encabezado una manifestación que ha discurrido por las calles de Orihuela desde el propio centro educativo hasta el Parque Severo Ochoa. Un lugar, este último, elegido de forma estratégica pues se encuentra frente a la sede de Doalco, la constructora adjudicataria de las obras de ampliación del IES que, según denuncian desde la dirección, están prácticamente paralizadas. Desbloquear esa parálisis y hacer realidad las nuevas instalaciones del centro es la principal reivindicación de esta protesta en la que han participado decenas de alumnos, padres y madres y docentes del centro.
La polémica estallaba el pasado viernes cuando el PP de Orihuela pidió un Pleno extraordinario para solucionar el problema en las obras del IES. Un retraso, por otra parte, que desde el equipo de Gobierno aseguraron desconocer al no tener constancia de que se hubiesen parado las obras o que la adjudicataria reclamase más dinero para seguir adelante con los trabajos. El parte, la dirección facultativa de la obra, el Ayuntamiento y la empresa mantuvieron una reunión, sin éxito, para desbloquear la situación, lo que originó las protestas de la comunidad educativa que se ha materializado hoy con una manifestación por las calles de la ciudad.
Desde el bipartito reiteran que no tienen constancia de que la empresa haya presentado un modificado para pedir más dinero, mientras que la directora del IES, Ana Mas, cifraba ese modificado en cerca de medio millón de euros. En este punto cabe recordar que la obra de ampliación del centro se adjudicó por 2.694.961 euros (IVA incluido), casi 700.000 euros menos que el precio base de licitación, 3.393.320 euros.
José Cárceles, representante del AMPA, señalaba que “no hay derecho a que estemos 23 años esperando estas obras y ahora pase esto. “El patio está sin sombra, se han quedado sin aseos, gimnasio… no hay laboratorios... No puede ser que se haga una adjudicación a la baja, no voy a decir que temeraria, pero sí peligrosa, y ahora se pida más dinero para terminar la obra”, ha añadido. En la misma línea se ha manifestado la presidenta del AMPA, Rosa Sánchez: “esta manifestación es fruto del hartazgo después de estar un año en obras y sin que avance. Después de estar en los barracones vimos las puertas del cielo abiertas porque pensamos que se iban a eliminar e íbamos a tener unas condiciones dignas. Se han ido retrasando, por unas razones, por otras… No sabemos cuál es el motivo, pero tampoco nos interesa. Necesitamos un instituto en condiciones. No pedimos que sea el mejor, pero sí que tenga unas condiciones óptimas, que tenga laboratorio, biblioteca… que se dé solución ya”.
La concentración ha concluido con la lectura de un manifiesto reivindicativo por parte de la Asociación de Alumnos del IES Tháder, en la que han insistido en que “son ya más de 22 los años que llevamos esperando a que las instalaciones del centro se adecúen a las necesidades educativas. Después de este tiempo nos dijeron que las obras se iniciarían el verano pasado para no molestar al desarrollo del centro. Al terminar este curso escolar solo están terminadas las pistas. Unas pistas, por cierto, con las que no estamos nada contentos. Para empezar, tienen una inclinación tan exagerada que no se podían poner las canastas rectas y han tenido que calzarlas. Además, al superficie es de un material que cuando se ensucia resbala mucho y provoca caídas y en algunos casos lesiones. Y por si fuera poco tampoco tienen ninguna cobertura para refugiarse del sol o de la lluvia, por lo que ahora que hace calor, convierte el habitual desfogue y entretenimiento de las clases de Educación Física en un infierno”.
La ampliación del centro es una reivindicación de la comunidad educativa desde hace más de 23 años. El IES abrió sus puertas en 1992 con capacidad para 300 alumnos y 12 unidades docentes. Con la entrada en vigor de la LOGSE, en 1999 pasó a albergar 18 unidades y más de 550 alumnos, lo que ha ido obligando estos años a reconvertir espacios comunes en aulas y perder espacios como bibliotecas, laboratorios o departamentos para poder crear nuevas clases. Las obras de ampliación se adjudicaron en abril del año pasado, dentro de las iniciativas del Plan Edificant. Se iban a llevar a cabo de junio a septiembre, para que estuvieran listas de cara al curso 2021-2022. Sin embargo, un problema en las catas del suelo obligó a retrasarlo y a hacer un primer modificado, retrasando los trabajos. Ahora, los desacuerdos entre la dirección de la obra, la empresa y el Ayuntamiento, están dilatando aún más los trabajos y temen que el curso 2022-2023 comiencen con las obras a medio hacer. Del nuevo aulario y del pabellón que servirá como gimnasio, tan solo están levantados los cimientos, por lo que piden celeridad a todas las partes implicadas para desbloquear la situación lo antes posible.
Desde la comunidad educativa avisan: esta ha sido la primera protesta, pero no será la última. Con el fin del curso escolar a la vuelta de la esquina, alumnos, padres, madres, docentes y la propia dirección del centro hicieron piña ayer para afirmar que realizarán todas las acciones que consideren necesarias para que se les escuche y se finalicen las obras.