ALICANTE (EFE). El Hércules, con una excelente racha final de cinco partidos consecutivos ganados, ha logrado endulzar el final de un año gris en el que dio un nuevo paso atrás al caer a Segunda RFEF, cuarta categoría del fútbol profesional, alejándose un poco más de la élite.
El equipo alicantino nunca había estado tan lejos de la máxima categoría, ni siquiera en su etapa fundacional, como en esta temporada, si bien la buena dinámica de las últimas semanas abre la esperanza de que 2022, año en el que además la entidad celebra su centenario, dará por fin una alegría a la afición alicantina.
El año 2021 comenzó horrible para el Hércules, que tenía como objetivo mínimo al inicio del curso lograr entrar en la nueva categoría Primera RFEF, aunque sin olvidar el ascenso a Segunda como gran reto.
El equipo, que había llegado en buena dinámica al parón navideño, se desplomó en el mes de enero, saliendo fuera de las tres primeras plazas, lo que precipitó la destitución del técnico David Cubillo.
Alejandro Esteve, técnico de la casa de la confianza del director deportivo, Carmelo del Pozo, se hizo cargo del grupo, pero fue relevado del cargo tras dos jornadas decepcionantes en las que el Hércules no reaccionó.
En la segunda semana de febrero llegó al banquillo Manolo Díaz, quien tenía como único objetivo meter al Hércules en Primera RFEF por la vía rápida.
El equipo apenas mejoró y encadenó cuatro derrotas consecutivas, una de sus peores rachas de siempre en la categoría, que le condenaron a intentar el ascenso en una segunda fase de la competición en la que debía cruzarse con los equipos catalanes, aunque ya sin red de seguridad, ya que si no se cumplía el objetivo caería a la Segunda RFEF.
Tras un inicio prometedor, el Hércules se desvaneció en las últimas jornadas, dejándolo todo para el último partido en Llagostera, donde debía ganar para alcanzar el objetivo.
El Hércules ofreció otra jornada decepcionante, ya que pese a lo que había en juego llegó a ir perdiendo 3-0, aunque al final logró maquillar un marcador (3-3) que no frenó una nueva caída en el escalafón futbolístico español.
La única buena noticia de 2021 en el aspecto deportivo fue la irrupción y consolidación en el primer equipo de un joven jugador, Abde Ezzalzouli, quien posteriormente acabaría firmando en el último día del mercado de fichajes por el FC Barcelona, donde ahora está irrumpiendo con fuerza en el primer equipo.
El nuevo descenso provocó un enorme impacto en la masa social y en la entidad, condicionando por completo el nuevo proyecto deportivo, que se anunció como el más austero de los últimos años.
El Hércules, que remodeló su cuerpo técnico, entregó la dirección del equipo a Sergio Mora, quien se marcó como reto luchar por las plazas que dan acceso a la promoción de ascenso, sin asumir de salida el papel de gran favorito.
La marcha de Abde, en el último día del mercado de fichajes, fue un duro golpe en la línea de flotación del proyecto, ya que se ingresaba una importante cantidad económica (dos millones de euros) pero se perdía a un jugador llamado a liderar en ataque al equipo.
Tras un buen comienzo, en el que el Hércules mostró una pose combativa y guerrera del agrado de la afición, el equipo se desplomó tras las lesiones de varios de sus jugadores determinantes en ataque y por los problemas de seguridad en su portería.
El pasado mes de noviembre, el proyecto del Hércules pareció tocar fondo tras caer en Puertollano (2-1), quedando en una situación crítica, tan cerca del liderato como de un nuevo descenso.
Sin embargo, el grupo alicantino supo reaccionar a tiempo y encadenar una serie de cinco partidos seguidos con victoria, algo que no pasaba desde hace ocho años, para engancharse a la cabeza y cerrar 2021 a un solo un punto del liderato, postulándose de nuevo como candidato a lograr el campeonato y la única plaza de ascensos directo.