ALICANTE. La Universidad de Alicante ve su objetivo más cerca: podría oferta el Grado de Medicina el curso 2020-21, un año más de lo que tenía previsto. Pero a veces los plazos de los trámites son imprevisibles: la UA tiene dos avales importantes, el de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), organismo dependiente del Ministerio de Educación y responsable de autorizar las nuevas titulaciones en las universidades, y de la Agencia Valenciana de Evaluación y Prospectiva, que depende de la Conselleria de Educación. Se podría decir que la botella está medio llena. Pero faltan otros dos informes, el de la Conselleria de Sanidad, que puede ser determinantes, sobre todo, para resolver la cuestión de las prácticas de los futuros alumnos del grado, y el propio de la Secretaría Autonómica de la Universidades -sin titular en el cargo todavía-, que ahora depende de la Conselleria de Innovación que lidera Carolina Pascual.
¿Cuál es la principal incógnita que queda por resolver? Claramente, las prácticas. Aunque la UA ha llegado a acuerdos con hospitales privados de la provincia de Alicante para que los futuros alumnos puedan, el departamento de Sanidad podría cuestionarlo o alegar que esas prácticas se deben hacer en centros públicos. O que los hospitales públicos no tienen capacidad suficiente para acoger las prácticas de los estudiantes de Medicina tanto de la UA como de la Universidad Miguel Hernández, que es el campus que oferta esos estudios actualmente. Es decir, que en caso de que las prácticas se tuvieran que hacer obligatoriamente en centros públicos, éstos podrían quedar saturados.
Otra cuestión que podría alegar, en este caso, la Secretaria Autonómica de de Universidades, que la incorporación del Grado de Medicina en la UA puede entrar en competencia con la condición de campus de excelencia que tienen tanto la Universidad de Alicante como la Miguel Hernández.
Por eso, no sería de extrañar que Universidades optara, como medida intermedia, que tanto UA como UMH ofertaran el grado de forma conjunta y que se aumentara el número de plazas. Con esa alternativa sobre la mesa, las dos universidades mantendrían su condición de campus de excelencia, y se evitaría el riesgo de que una de las dos lo pierda. Hay que recordar que el informe de la Agència Valenciana d'Avaluació i Prospectiva sí que avala el equilibrio territorial que aportaría la UA en caso de incorporar el grado de Medicina; es decir, no competencia en éste aspecto.
Pues todas esas incógnitas son las que quedan por resolver: dónde realizan las prácticas y de qué manera para que no saturen a los hospitales públicos, en caso de que se descarten los centros privados, ni la calidad de la formación; si corre peligro la pérdida del campus de excelencia, y si se recomienda una solución mixta entre ambas universidades.