Ayer se inauguraba en Firalacant, que no nos cansaremos en llamar “antigua Institución Ferial Alicantina”, una nueva edición de Futurmoda, la feria que reúne todos los elementos alrededor y necesarios para que se produzca el zapato. Hablamos de pieles y tejidos, suelas, adornos, marroquinería, maquinaria, adhesivos, diseño…
La feria se lleva celebrando más de dos décadas y es de carácter internacional con dos citas anuales. La asociación Española de Componentes para el Calzado ha conseguido lo que no pudo el calzado en sí. Mantener un certamen internacional de éxito en la zona geográfica donde está el epicentro de la producción. No sé si se acuerdan pero IFA nació para esto pero, por motivos que quedan ya muy atrás en el tiempo, la feria de calzado acabó en Madrid y allí se integró en lo que ahora son los certámenes de moda y diseño en el vestir que incluyen el calzado y los complementos como bolsos o cinturones.
A pesar de que Elche y su entorno produce el 42% del calzado español y exporta el 80%, la economía ilicitana se ha diversificado. Los componentes o la industria auxiliar también está casi toda en Elche con el 51% del total (el 80% prácticamente en la Comunitat Valenciana). La ciudad de las palmeras acapara la mayoría de puestos de trabajo del sector, como destaca FICE en su informe anual de 2023 y varios estudios de los últimos años. Sin embargo, es difícil conocer con exactitud la cifra por diversos motivos.
Lo que si se puede constatar es una tendencia a la diversificación económica de la ciudad. Poco a poco se ha ido generando otro tipo de negocios y empresas que están contribuyendo a nuevos empleos de variada índole. Los autónomos y las PYMES son los principales generadoras de empleo en Elche. Es un dato que se pudo certificar durante los dos años que nos vimos inmersos en la pandemia.
El turismo sigue pujando fuerte y los sectores tecnológicos están a punto de provocar una gran reconversión del tradicional sector industrial de la ciudad. También hay empresas del sector agroalimentario y muchas de ellas están ligadas a la agricultura y la ganadería que históricamente han sido también sectores económicos relevantes en la ciudad.
El desarrollo de suelo industrial y la apuesta por la universidad que hicieron los gestores de la ciudad de finales del siglo pasado, han establecido las condiciones propicias para que, con el arrastre que va a suponer la construcción del Miura 5 y la industria que se va a generar alrededor del tirón e PLD, Elche despegue (nunca mejor dicho), en empleo cualificado y empresas de carácter tecnológico. La industria del calzado y los componentes, que saben muy bien lidiar con crisis y reconversiones, va a poder aprovechar muchas de estas nuevas oportunidades. Estoy convencida.
Pero efectivamente, y de esto se habla en muchos espacios y también en la feria estos días, el calzado necesita un cambio de imagen entre los ilicitanos e ilicitanas. Muchas veces he oído a gente caer en los tópicos de esta industria que, a pesar de que algunos aún persisten, y son muy llamativos y absolutamente fuera de todo lo que debería ser, el calzado ha cambiado mucho en los últimos años. Junto a todavía talleres clandestinos y piratas del mundillo, conviven y son salpicadas empresas serias que ya nada tienen que ver con todo eso. Los jóvenes deben conocer que hay un futuro en el sector calzado y que no tiene por qué ser en la economía sumergida o con contratos precarios. Para ello deben seguir trabajando las instituciones, la administración, las empresas y los sindicatos.
La ética de la empresa debe ser asignatura obligatoria y también la obligación de la inspección de trabajo de hacer sus deberes. Y la sociedad debe también rechazar esos talleres y garitos y no consentir que sigan existiendo. La cultura del fraude no beneficia a nadie y menos al futuro de una ciudad.