Esta semana han pasado muchas cosas. Pero relevantes y concluyentes, una. El AVE llega a las ciudades de Elche y Orihuela, una consecución que llega tarde, pero llega. Y lo hace de dos maneras, que a lo largo del tiempo permitirá ver si las decisiones adoptadas en su día por los dirigentes del Ministerio de Fomento fueron acertadas o no, aunque las infraestructuras suelen tener varias oportunidades en su vida útil.
La primera de ellas, y muy importante en plano corto: Orihuela se convierte en estación término de la Alta Velocidad, y todo hace indicar que por dos años, que es lo que tardará en llegar la línea hasta Murcia capital. Mientras, claro está, es una oportunidad para la capital oriolana, y una oportunidad económica para todo el entorno, como el turismo residencial del sur. Los viajeros de Murcia y del área de influencia de Orihuela saldrán y llegarán a la estación Miguel Hernández, lo cual debe ser aprovechado por las responsables turísticos de la Generalitat, del Patronato Costa Blanca y de la ciudad para promocionarse y generar oportunidades a su alrededor. Será por tanto una experiencia para ver cómo se sube a esta oportunidad en una ciudad media, que ha luchado desde hace años para que la Alta Velocidad tuviera parada en su ciudad. Ahora, de momento, tiene algo más, una ciudad término, aunque sea de manera temporal.
El caso de Elche es diferente, pero también puede ser muy provechoso, si alrededor de esa estación de Matola Fomento y las autoridades locales son capaces de generar una serie de servicios que hagan atractivo elegir esa parada y bajarse en ella bien para ir a Elche, bien para ir a cualquier otro destino en un radio de 30 kilómetros. Esa estación, además de una buena conexión con transporte público y taxi, deberá tener en un futuro no muy lejano -cuando se retorne la nueva normalidad postcovid- un aparcamiento con buenas medidas para dejarse el coche privado -con garantías de que no le pasará nada a la vuelta- o un servicio de alquiler de vehículos privados que permitan al viajero que viene de Madrid, Albacete o Cuenca hacer uso de él para llegar a una residencia vacacional del litoral sur de la provincia de Alicante.
El debate de una gran estación provincial, proyectada en su día en el entorno del aeropuerto, siempre estuvo ahí. Hasta ahora, sólo ha existido Alicante como gran estación, y Villena como parada secundaria para servicio a una determinada zona. Es posible que se pongan en duda algunas de esas inversiones, pero la propia estructura de la provincia de Alicante, de carácter polinuclear, justifica que en estos momentos Adif tenga cuatro estaciones en esta demarcación. Y no es descartable que se alcance la quinta si algún día alguien piensa en la funcionalidad y rentabilidad que pudiera tener la de Benidorm.
Pero la nueva normalidad va justificar las estaciones de Elche y Orihuela. Y de la Villena si finalmente hay un puerto seco a su alrededor, sea en la propia capital del Alto Vinalopó o en Novelda. Recordemos que un principio, cuando se diseño la línea Madrid-Alicante-Murcia, Elche era la única parada proyectada entre ambas capitales, y que si situó en los exteriores para facilitar el tránsito de su área de influencia, entre ellas, la Vega Baja ¿Qué posteriormente apareció Orihuela con posibilidad de disponer parada? Pues fue por dos razones: en primer lugar, porque el AVE pasaba por delante su casa; y en segundo, porque hay quién pensó, y con acierto, que ya que estamos, si pasa, pues que pare. Los acontecimientos posteriores se han adaptado a las circunstancias, y de ahí que haya dos estaciones en tan pocos kilómetros.
Pero también hay que ver las cosas positivas de tener estaciones de AVE tan cerca. Y lo veremos en el medio plazo. En cuanto el tramo entre La Encima y Xàtiva esté finalizado, se completará el Corredor Mediterráneo, tanto de mercancías como de pasajeros, también en clave regional. Es decir, que además de la larga distancia a Barcelona, Tarragona o Castellón, Renfe podrá ofertar el servicio Avant -que ya funciona en Castilla-La Mancha y Andalucía- para unir ciudades como València, Alicante, Elche, Orihuela y Murcia en un servicio de cercanías de alta velocidad, los denominados AVE regionales.
Y por último, el hecho de que exista la estación en Elche, y que sea periurbana, acrecienta la urgencia para completar la conexión con el aeropuerto. De esta manera, el corredor entre Murcia y Alicante mejorará, será más rápido y electrificado, y podrá completar su intermodalidad con el tráfico de la red Tram. Si se ejecutan las inversiones, y éste es el verdadero reto de los partidos por satisfacer esas demandas, y de la sociedad civil por exigirlas, Alicante podrá tener en breve una buena conexión en red de Alta Velocidad tanto hacia el centro como el norte de la Península. Y eso creo que no tardaremos mucho en verlo. Y ésta debe ser la razón por la que se aceleren los proyectos secundarios de Cercanías.
Por tanto, el AVE es una oportunidad; lo fue en 2013 para Alicante capital; y lo será ahora para Orihuela y Elche, con modelos diferentes de estación; lo será la economía de sus áreas de influencia y lo será para completar servicios tan básicos como la conexión de Elche y Alicante con el aeropuerto. ¿Por qué se ha hecho así o acabará haciendo así? Porque Alicante es una provincia de piezas que se están conectando poco a poco. Y todavía faltan unas cuántas.