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el sur del sur / OPINIÓN

Cs, atrapado por las circunstancias

27/10/2019 - 

Está claro que la repetición electoral del 10N no levanta pasiones. De momento, no se ve una motivación extra para que se repitan las cifras de participación del pasado 28A, pero sigue abierto: aunque un cúmulo de circunstancias ha permitido a Pedro Sánchez colar el debate de la exhumación de Franco en la precampaña, todo -la suma de los bloques- se decidirá en función de los datos macroeconómicos y de Cataluña. 

Casi todos los partidos tienen dificultades por introducir debates nuevos, ideas apasionantes. La actualidad lo estigmatiza todo. En clave nacional, por supuesto, peor o más dificultoso son debates a escala locales o autonómica. Hay partidos que no han cambiado el chip, que van a la suya; otros que necesitan que se mueva la agenda (bien económica bien territorial) y hay partidos a los que le cuesta entrar o moverse en esta campaña. 

Uno de ellos es Més Compromís, la alianza entre la formación de Íñigo Errejón y Compromís. Bien es verdad que la no aparición de Compromís -o una de sus facciones- en la foto de los partidos soberanistas en torno a Torra le puede ayudar más que quitar. Pero lo doloroso de la alianza Errejón/Oltra es que le cuesta mucho colar algún mensaje. Quizás por ello, hayan optado por actos pequeños y que el objetivo sea arañar el descontento generado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias a la vez. Pero al menos, el mensaje de Més Compromís es unívoco, guste más o menos, y su verdadero problema radica en la ilusión para consumar la movilización. Su reto ha sido y es ensanchar la base electoral de Compromís en unas generales y que la gente les vea como fuerza capaz de tener influencia en Madrid. Ahora bien, las expectativas de Més Compromís no son un problema si al menos logran retener el escaño de Baldoví. Todo lo que no sea eso, será un fracaso. Y todo lo que sea sumar más, aunque sea sin escaño, ni el primero en Alicante ni el segundo en Valencia, quizás sea el inicio de una relación política que puede perdurar en el tiempo, en función de que sean decisivos en la conformación del futuro Gobierno. Aún no logrando más representantes, podrían salir victoriosos si son influyentes.

Más complicado veo lo de Ciudadanos y que repitan su resultado del 28A. Y mucho menos, dar el sorpasso al PP. Creo que eso ya se da por descontado. El problema de Ciudadanos es que está atrapado entre que Vox le supere y no tener alternativa para pactar con el PSOE de Pedro Sánchez. En política todo cambia: el líder del PSOE no es el mismo de ahora del que ganó las primarias o ganó la moción de censura; lo mismo sucede con Pablo Casado: dista mucho -afortunadamente- del de la pasada campaña electoral. El problema de Ciudadanos es que su líder tiene atrapada a la organización con sus no movimientos. Y todo ello, es lo que está dejando si margen de maniobra de sus candidatos, a los que le gustaría que su partido virara -algo- para tener las dos puertas abiertas, la del PSOE, y la del PP, que se da por hecha. O al menos, que se les despejara ese mensaje.

Pero cuando un partido -máxime diciendo de ser liberal progresista- pone todas las cartas al mismo número, pisotea al de enfrente, llamándole panda y cuando pacta con el PP -legítimo- y lo hace a cambio de perder su personalidad o maniatarla. Insisto, se puede pactar con el PP, ser leal, pero exigente, o por lo menos, si impulsas cambios, que lo hagas visible para distinguirte de tu socio/rival con el que compartes una parte del electorado.

Y si analizamos lo ocurrido en Alicante -donde gobiernan en dos de las más importantes instituciones con el PP- es donde podemos encontrar los ejemplos. De Diputación y Ayuntamiento, sólo el diputado de Infraestructuras, Javier Gutiérrez, ha logrado introducir cambios en la concesión de ayudas a los municipios. Ha venido a aplicar lo que reivindicaba Compromís durante el mandato pasado (aunque no creo que lo reconozcan) -ayudas por criterios objetivos, fin del clientelismo partidista y fin duplicación de ayudas a determinados ayuntamientos-. Ha sido el único. Pero qué se sabe algo del resto. ¿alguién conoce alguna medida estelar de Cs en el Ayuntamiento de Alicante? ¿saben que gobiernan allí? ¿hay distinción entre socios? El servicio de limpieza pública sigue igual que con el tripartito de izquierda, y nadie de Cs ha puesto el grito en el cielo o ha exigido cambios, sopena de abandonar el gobierno. Por citar un solo ejemplo. Me ahorro la molestia de preguntar por el nombre de determinados concejales. Sólo Adrián Santos intenta salir vivo de los marrones que acumula el área de Urbanismo.

¿Y las ayudas a los partidos políticos de la Diputación de Alicante? PP y PSOE se llevarán 500.000 euros al final de este mandato -en el que Cs forma parte del equipo de gobierno- y saben lo que se escucha....el silencio de nadie. En mandatos anteriores, el hoy diputado Fernando Llopis se rasgaba las vestiduras cuando denunciaba, y con razón, que el bipartidismo se hacía de oro con las ayudas a los grupos políticos. A alguien de Ciudadanos se le ha ocurrido, en favor de fiscalizar todo euro público, como ellos pregonan, investigar los gastos de determinadas áreas de la Diputación -del pasado mandato-, igual que se le exige, y con razón, a Ximo Puig,.. Pues si lo hicieran...obtendrían alguna sorpresa, y tendrían más argumentos para desbancar al PP, como pretenden, como primera fuerza del centro derecha, y desmarcarse del bipartidismo, que tanto intentan desterrar. Pero no. Pocos cambios, de momento. La diputada de Cultura, Julia Parra, está encantada de conocerse y cree que con su renuncia a un viaje de Irán con el MARQ porque en ese país asiático minimizan a las mujeres está todo hecho.

Pero con ese escaso bagaje -en los primeros 100 días-, que ha servido más bien para sepultar el mensaje regeneracionista de la organización, es muy difícil ser creíble o tener un relato en esta campaña, más allá de Cataluña y tu cordón sanitario a los nacionalistas. Y, ¿de economía, conocen alguna medida de Cs? El problema de Cs es que está atrapado por las circunstancias y no le dejan margen de maniobra, más allá de esperar la suma de las tres fuerza de centro-derecha. Renunciar a condicionar al PSOE, como se ha hecho hasta ahora, a excepción de intento de Rivera in extremis, y pretenderlo ahora de la noche a la mañana, o ahondar en tu mensaje cuando ya eres gobierno en algunas instituciones, te deja poco margen por mantener un relato, pues el resto de rivales se mueven (otra cosa bien diferentes es que logren el éxito), y las circunstancias cambian. Y sacar lo viejo para arremeter contra tu socio ya no cuela. La política ha demostrado que es mutante, y las puertas nunca las puedes dejar cerradas, a riesgo de ser intrascendente.

Seguimos sin liderazgos

Por mucho que algunos nos traten vender que aparecen nuestros liderazgos, capaces de hablar por un territorio, la reunión de los alcaldes de Alicante, Luis Barcala, y de Elche, Carlos González, ha demostrado que todo sigue igual: cada uno con su proyecto, con su cortoplacismo y sin voluntad de que ambas ciudades sumen en función de un beneficio común. Sigue sin haber liderazgos que estén por encima de las instituciones, de las ciudades y de un proyecto común. Entiendo el pesimismo de los empresarios. Si quieren volver a creer en que la región o unidad funcional entre Alicante y Elche es posible que se traigan de nuevo a Alfonso Martínez Cearra, el padre de Bilbao Metrópoli. Este hombre dio detalles del éxito: valores, sentimiento de pertenencia a una comunidad, colaboración institucional y colaboración público-privada. Desgraciadamente, no se da ninguna de ellas. Hay que agradecer la iniciativa de Uepal, como en su día fue la de Elche Piensa -que fueron los pioneros-, pero requiere de valentía política y tesón empresarial.

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