VALÈNCIA. Igual que las madres no puede elegir a sus hijos, la autora Carmen Amoraga no elige lo que escribe en sus libros. Cuenta que nunca se ha parado a pensar conscientemente sobre lo que quiere escribir y son los temas los que le "eligen". La autora, y también madre, publica ahora, de la mano de la editorial Espasa, su novela La memoria infiel, en la que aborda la maternidad como eje clave para hablar de la vida, la memoria y el rencor.
Lo hace a través de Salomé, hija de Ana, quien un día cualquiera recibe una llamada de la funeraria de su pueblo anunciándole la muerte de su madre. En este momento, madre e hija llevan sin hablarse más de veinte años, pero esta noticia revuelve la conciencia y la memoria de Salomé: ¿Cómo serían los últimos años de su madre?, ¿quién era realmente? Amoraga busca responder a estas preguntas adentrándose en 'la memoria infiel' de sus personajes para reflexionar sobre el “amor incondicional entre madres e hijas” y hablar sobre la vida que le rodea.
En la novela habla de las personas que “hacen lo que pueden con lo que tienen”. La escritora, que siempre ha tratado la maternidad en sus novelas, ahora se hace cargo del relato como autora y madre tomando esta figura como protagonista: “Al ponerme yo en ese lugar, me di cuenta de que, para mí, mi madre era solo eso: una madre, no una mujer. No era una persona que tuviera un bar, ni que fuera a comprar, ni que tuviera amigas… era mi madre y ahí empezaba y acababa su vida”.
“Empecé a reflexionar sobre ese desconocimiento que tenemos sobre los padres y lo importantes que son para nosotros. Pensé en ellos, los que siempre están pendientes de tener un plato de comida, los que nos dejan la ropa limpia y los que firman siempre las notas del colegio; también "los que hacían sentir a sus hijos queridos". “Me centro en escribir sobre la herida dentro de esas relaciones desde mi punto de vista”, añade. Para ello, Amoraga sitúa a los personajes secundarios de la novela como principales, convirtiéndoles en el único testimonio real de quién era Ana, una persona diferente a la que recordaba Salomé.