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El ilustrador aborda la diversidad cultural en un libro

Deme Villena: "Los seres humanos somos diversos, pero no tan distintos como puede parecer"

21/01/2025 - 

ELCHE. A sus 23 años, el ilustrador ilicitano Deme Villena acaba de publicar el libro infantil Un día en el cole (Editorial Gusanillo) donde aborda conceptos como la diversidad cultural y los elementos geográficos de diferentes países con el objetivo de desarrollar en los más pequeños, niños de cuatro a ocho años, las habilidades y la empatía que les permita comprender otras realidades del mundo. A través de comida, tradiciones o festividades, el dibujante alicantino recorre el globo terráqueo con diversión y aprendizaje. Se trata de su primera publicación, tras finalizar en 2024 sus estudios del Grado en Diseño y Tecnologías Creativas en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Una obra literaria y gráfica con la que pretende fomentar la inclusión y el aprendizaje intercultural promoviendo el entendimiento global y el respeto a la diferencia.

¿Qué te ha llevado a elegir el ámbito escolar o infantil para llevar a cabo tu primer proyecto profesional?

— En primer lugar, considero que la educación es la base de toda sociedad que se considere civilizada y que es fundamental para que los seres humanos aprendamos a enfrentar el contexto socio-cultural en el que vivimos y contribuir al desarrollo de nuestras comunidades. Partiendo de esta base, descubrí que los distintos modelos educativos existentes en nuestro mundo dicen mucho sobre la historia y la cultura de cada país y evidencian muchas de sus particularidades. Además, es un tema con el que los niños y niñas pueden sentirse identificados y crear un sentimiento de curiosidad e interés en ellos. Una de mis intenciones principales con el cuento es que cada lector se convierta en un personaje más del debate de los protagonistas y que compare las experiencias escolares y las distintas realidades de los personajes con la suya propia de tal forma que estimule su pensamiento crítico.

— ¿Por qué decidiste abordar conceptos como el respeto y la empatía por otras culturas como hilo conductor del libro?

Un día de cole tiene un sentido tanto educativa como moral. Quería representar realidades muy distintas mediante seis personajes presentados como iguales, sin ningún tipo de jerarquía, rechazo o insensibilidad. De esta forma, pretendo evidenciar la riqueza de la diversidad cultural y demostrar que, aunque no compartamos historias, experiencias o creencias, todos somos igual de válidos y merecemos los mismos derechos y libertades. Abordé este concepto en el cuento porque considero que es fundamental inculcar valores tan importantes como la acogida a la diferencia, la tolerancia, el respeto y la convivencia desde edades muy tempranas.

— ¿Se hace complejo explicar el contexto sociocultural a los niños?

— Esta cuestión era algo que me preocupó en el momento de plantear la idea, puesto que mi intención era mostrar realidades muy variadas y diferentes entre ellas, de tal manera que cualquier niño pudiera empatizar o sentirse identificado con ellas. Teniendo en cuenta que hay niños en el mundo que viven contextos más desfavorables o no gozan de demasiados privilegios, fue complicado plantear la representación sus realidades con un tono positivo y que a la vez no romantizara o normalizara aspectos adversos de sus vidas.

Considero que, finalmente, y tras darle muchas vueltas e investigar diferentes maneras de abordar el tema, conseguí darle un tono adecuado y fácil de entender. También pienso que los niños lo naturalizan todo muy rápido y que acogen la nueva información con mucha más facilidad que los adultos, que nos aferramos a ideas o creencias que ya tenemos establecidas y tardamos más en adaptarnos a los cambios o aceptar diferentes perspectivas.

— Hacer las cosas sencillas para poder explicarlo a los niños a veces también ayuda a los adultos ¿Qué te ha enseñado a ti tu propio proyecto?

— Desglosar conceptos tan extensos y complejos como son la diversidad cultural o la variedad de sistemas educativos y, posteriormente, reformularlos para hacérselos entender a niños pequeños, me ha enseñado principalmente una cosa: que aunque la especie humana sea tan diversa, existen inclinaciones, sentimientos y procesos vitales que todos compartimos y que de alguna manera nos unen. Esto lo descubrí durante el proceso de documentación e investigación de las particularidades y curiosidades de cada cultura y de cada país. Me di cuenta de que muchas de estas culturas tenían tradiciones o rituales muy similares aunque fueran muy lejanas entre ellas.

Un ejemplo son las múltiples similitudes que encontré entre la cultura india y la mexicana. Ambas tienen un sentimiento especial hacia la unión familiar y una fuerte conexión con la espiritualidad. Sus festividades rebosan color y simbolismo, al igual que sus prendas típicas artesanales. Incluso hay un artículo súper interesante de National Geographic que compara las festividades más importantes de cada país (el Diwali en India y el Día de Muertos en México) y expone que ambas celebraciones utilizan el mismo tipo de flor para sus decoraciones, la caléndula.

Este aprendizaje también quise trasladarlo al cuento y de alguna manera enseñar lo especial de cada cultura a la vez que mostraba sus semejanzas, demostrando así a los primeros lectores que los seres humanos no somos tan distintos entre nosotros como puede parecer de primeras.

— ¿Pretende concienciar también a los padres?

— Considero que los valores que pretendo transmitir con Un día de cole son importantes para cualquier persona, independientemente de su edad. Así que sí, de algún modo también quiero hacer llegar el mensaje a los padres y madres. Que compartan con sus pequeños la experiencia de descubrir las curiosidades del mundo que les rodea y que conozcan las tradiciones, costumbres y hábitos de personas que hasta el momento les parecían lejanas.

— Japón, Kenia, México, Rusia, India y Alemania ¿Cómo elaboraste la ruta que recorre el libro y por qué has hecho esa selección?

— Esta pregunta también es muy interesante ya que supuso uno de los mayores conflictos a los que me tuve que enfrentar durante el proceso del libro. Me explico, mi intención era mostrar una representación lo más amplia posible de culturas y países, pero el problema residía en que el libro era de carácter narrativo y dirigido a un público infantil. Es por esto que resultó inconcebible incluir una gran cantidad de personajes de muchos países distintos, ya que confundiría al lector, entorpecería la experiencia lectora y no se podría profundizar en la historia de ninguno de ellos. Por ello, tomé la decisión de incluir un total de seis personajes de procedencias y culturas muy lejanas tanto geográfica como históricamente. De esta forma, el lector podría seguir el desarrollo de cada personaje sin perderse.

Respecto a la selección final de naciones, barajé muchísimas posibilidades e investigué sobre cultura, tradición y educación de muchos más países. Incluso elaboré bocetos de varios personajes que fueron finalmente descartados. Al final opté por estos seis países sobre todo por la gran cantidad de información y datos interesantes que encontré. Fue triste no poder mostrar otras de las naciones que propuse para el cuento, entre las que estaban Brasil, Pakistán, Australia, Sudáfrica, Canadá, Somalia y Marruecos entre otras. Es por ello que en un inicio planteé Un día de cole como el primero de una serie de cuentos en los que la narrativa fuera la misma en todos (niños y niñas de distintos lugares del mundo contando sus realidades) pero que cada tomo estuviera protagonizados por seis niños distintos de diferentes nacionalidades en cada uno. A día de hoy no tengo en mente sacar otros tomos ni continuar la historia, pero posiblemente en un futuro me lo vuelva a plantear.

— Este libro es un puente entre tu etapa formativa y tu nuevo camino profesional. ¿Cómo te has sentido en ese proceso y qué proyectos pretendes abordar ahora?

— Es muy emocionante haber tenido la posibilidad de publicar mi primer libro nada más terminar la carrera. Realmente me siento muy satisfecho y orgulloso, y afronto esta nueva etapa con ilusión, con muchas ganas y con energía.

También es cierto que me asusta un poco dar el salto al mundo profesional, y más aún dentro del ámbito creativo, dónde tienes que trabajar mucho para hacerte ver, ser muy constante y moverte todo el tiempo. Lo estoy llevando bastante bien, no voy a negar que hay momentos de duda, de incertidumbre o hasta de desmotivación, pero intento mantenerme optimista y seguir esforzándome para encontrar mi sitio. Y no me puedo quejar, no todo el mundo acaba la carrera y directamente publica un libro. Soy muy afortunado y lo agradezco siempre.

Respecto a proyectos de futuro, tengo varias ideas en la recámara que me encantaría llevar a cabo algún día. Pretendo seguir trabajando dentro del mundillo editorial, especialmente ilustrando libros infantiles, porque es para lo que sé que estoy hecho. No tengo claro si volveré a tratar temas como la educación o la diversidad cultural, pero de lo que sí estoy seguro es de que en cada proyecto en el que trabaje siempre procuraré integrar una enseñanza, aprendizaje o reivindicación en los que creo. Considero que hay muchas causas que deben ser visibilizadas y defendidas, y mi propósito es utilizar mi herramienta, que es la ilustración infantil, para generar un impacto positivo en los más pequeños y transmitir valores como el respeto, la empatía y la tolerancia, para que el día de mañana sean adultos educados, decentes, ingeniosos y resilientes.

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