de la vía pa'arriba  / OPINIÓN

Cambios en el pleno de Elche 

21/03/2024 - 

Llevo acudiendo a los plenos del ayuntamiento de Elche desde hace más de 20 años. Una veces con más asiduidad que otras, dependiendo de mis áreas de trabajo. Estuve alguna vez en aquellos del alcalde Manuel Rodríguez fumando en pipa, literalmente, con Manuel Ortuño enfrente haciendo algo más que oposición.

Viví el día en el que Cándido y Manolo retiraron los ceniceros y los sustituyeron por caramelos y el día en el que se quitaron los caramelos y dejaron botellas de agua. Y luego agua en jarra y vaso de cristal, menos plásticos y más reciclar.

Estaba allí cuando al candidato más votado del PP, Manuel Serrano, no le votaron dos de los suyos y cuando en la época más convulsa de los populares, apartaron a Antonio Valero y se tuvo que quedar en el grupo mixto. Guerras internas provocadas casi siempre por el interés de Alicante de controlar el PP de Elche y la rebelión de Manuel Ortuño que siempre lo combatió con uñas, dientes y lo que pudo.

No estuve pero me recuerdan cuando desapareció el picudo que llevó Jesús Pareja al pleno y Mercedes Alonso le espetó “sarnacho” o cuando el representante del colectivo ecologista Margalló se encadenó a la barandilla que separa al público de los concejales, o cuando la plataforma por el 0,7%  para Cooperación se encerró allí un par de días.

Estaba allí cuando los plenos trataban los asuntos más importantes y también cuando empezaron a vaciarse de contenido cuando la ley de grandes ciudades los convirtió en otra cosa.

A partir de ese momento, los plenos del ayuntamiento de Elche me empezaron a aburrir mucho. Solo trataba algún punto relacionado con urbanismo y mucha moción pataleta sin que eso fuera a ningún sitio.

Excepciones claro, cuando se producía una vez al año el debate de presupuestos y poco más.

Todo lo otro se aprueba en Junta de Gobierno y en el pleno, como decía Carlos González, “se fijan posiciones políticas.”  Lo que pasa es que en muchas ocasiones, la dialéctica poco trabajada, tirar de argumentario  general o las mociones en cadena, (esas que tu partido te obliga a meter en la agenda del pleno para que estén en la agenda política y por lo tanto de los medios), me hacía sentir que esa película ya la había visto.

Estas semanas Antonio Luis Martínez Pujalte, director adjunto de alcaldía y uno de los hombres de más confianza y mayor peso en el equipo de Pablo Ruz,  ha tenido el gesto y la paciencia de hacernos un aparte a algunos periodistas para explicarnos los cambios que introduce en los plenos el nuevo ROM.

Parece un tema casi puramente formal pero a mí me da que va a dar vidilla a las sesiones y va a propiciar que se tengan que esforzar un poco en esas intervenciones. Se “parlamentariza” el pleno, dijo Pujalte, pero hay una diferencia poco evitable, y es que aquí no se hacen leyes y las ordenanzas no son muy frecuentes.

Aun así, espero ansiosa los cambios para ver si el pleno cobra algo más de valor dentro de la política local con buenos y argumentados debates y también quiero comprobar si esto tiene un sentido para la ciudadanía o solo es al final, de nuevo un foro que tiene como protagonistas y espectadores al mundillo político mediático de siempre, o sea el nuestro.

Es verdad que todas las personas no tiene el mismo manejo de la palabra dicha (ni escrita, solo fíjense en mi pobre prosa), pero, en mi opinión, lo que decimos refleja nuestro pensamiento y cómo lo decimos muchas veces habla de nuestra estructura mental. Es posible que estos nuevos plenos permitan conocer algo más lo que de verdad piensan los concejales o que al menos vengan a los plenos todos en modo on.

He visto en otras legislaturas a algunos de los que se sentaban en las últimas filas o la llamada “sillita de la reina”, o incluso de las primeras como Cristina Martínez, no decir ni una palabra y pasarse la sesión chateando o despotricando en redes sociales sin ni siquiera levantar la vista del teléfono.

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