CALLOSA D'EN SARRIÀ. La campaña del níspero está siendo "diferente". Así lo califica el gerente de la cooperativa de Callosa d'en Sarrià (Ruchey), Andrés Llorca. Sin sufrir temporales, la calidad del fruto es muy buena, y estima que puedan recolectar 10.000 toneladas de fruto. Sin embargo, lo que parecía ser un año bueno, ha terminado ensombrecido por la llegada de la pandemia del coronavirus Covid-19 y sus diversos efectos en el campo.
El 80% del níspero de Callosa se exporta a otros países. Italia, explica Llorca, es el que más compra y la crisis se está notando porque la demanda ha bajado. "Al principio, los transportistas no querían ir", recuerda el empresario, quien señaló que aun así siguen vendiendo al país vecino, además de los mercados habituales, como Francia, Alemania o Reino Unido.
En cuanto a las ventas a nivel general, ven complicado que puedan llegar a las 10.000 toneladas, "porque hay algo menos de consumo que otros años". Los ritmos son raros, con días en los que hay mucha demanda, y otros días en los que baja considerablemente. Muestra de lo impredecible que es el comprador en estos momentos de confinamiento.
Otro de los cambios obligados por la situación está en el incremento de ventas a las grandes superficies. El cliente ahora opta más por ir a un gran supermercado, antes que ir a la frutería del barrio. A lo que se suma el cierre de los mercadillos, donde tenían gran parte del negocio. Así, Llorca dice que las grandes marcas han pasado de representar el 40% de sus ventas, al 50%.
Otro de los retos que han superado está en el empleo. El campo se nutre de trabajadores extranjeros, que debido a las medidas de confinamiento, muchos no llegaron hasta Callosa a tiempo, ya que coincidió con el inicio de la campaña. La cooperativa lanzó anuncios en la radio, pero sobre todo, con la ayuda de Asaja y su difusión en todos los medios de comunicación, explica Llorca, han podido conseguir todos los necesarios para que siga adelante.
Como consecuencia, el gerente de Ruchey calcula que alrededor del 40% de los empleados esta temporada, unos 400 sobre 1.000 trabajadores, son personas que están afectadas por la crisis del coronavirus. Muchos de ellos, señala, provienen de Benidorm, del sector del turismo y empresas auxiliares. Hay que tener en cuenta que todos los hoteles han cerrado desde el primer día, lo que conlleva Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y puestos que no se han llegado ni a crear por carecer de actividad.
Llorca comenta que el coronavirus está afectando en diversos puntos, porque además de lo ya mencionado, indica que algunos de los agricultores son personas de riesgo ante esta enfermedad, que están exponiéndose para poder sacar adelante la campaña en sus tierras.
Al mismo tiempo, han tenido que hacer inversiones que elevan el coste de producción por la compra de mascarillas, a precio de oro, y otros elementos de protección para realizar las tareas con seguridad. Además, ha supuesto un cambio en la logística, tomando precaución incluso para no ir más de una persona en los vehículos con los que trabajan, o creando espacios en los almacenes.
