ALICANTE. La mejor entrada en lo que llevamos de curso. El Hércules-Barakaldo congregó a más de 16.000 espectadores en el estadio José Rico Pérez, lo que supone que se ocuparon algo más de la mitad de sus butacas.
Una muy buena asistencia de público acompañada del mejor ambiente y es que, como jugadores y técnico destacarían tras el choque, el apoyo de la grada no solo no pasó desapercibido para ellos, es que resultó clave para que, sin ir más lejos, se les hiciera más llevadero el tramo final del partido, en el que al Barkaldo le bastaba con anotar un gol para dejar por el camino al Hércules.
"Al final ha llegado lo que podía pasar, el minuto 80 y con empate, pero la afición nos ha empujado, ayudado a estar encima, evitar que los nervios nos traicionaran (...) todavía se me ponen un poco los pelos de punta, llegar aquí y ver a tanta gente ilusionada, con ganas de ver a su equipo competir, emociona y el subidón ha sido enorme, la gente ha estado espectacular", señalaba Lluís Planagumà en la sala de prensa del coliseo blanquiazul tras el choque.
La jornada de fútbol arrancó cinco horas antes, en el aparcamiento del fondo norte, donde centenares de peñistas celebraron una jornada de convivencia (con diferentes actividades, como música y paella gigante) que a dos horas del inicio del encuentro se congregaron en la calle Foguerer Romeu Zarandieta para recibir al autobús del equipo a su llegada a la puerta cero.
A las seis y media empezaron a formarse importantes colas ante las taquillas del fondo sur que, a minutos de que arrancara el partido, se mantenían pero también se habían trasladado a las diferentes puertas del estadio, lo que provocó que no pocos se perdieran cuando la grada cantó a capela el himno, se guardó un minuto de silencio en memoria del malogrado Jose Antonio Reyes e incluso los primeros instantes del duelo.