VILLENA. Para Calzados Pirufín, una pequeña empresa de Villena dedicada a la fabricación de calzado infantil desde 1980, la pandemia no fue una advertencia, sino el aviso definitivo de que debían redefinir su estrategia comercial si querían seguir en el mercado. Cuando la crisis sanitaria estalló, la marca ya estaba trabajando nuevas líneas ante la tendencia a la baja de los zapatos de ceremonia. Un descenso que culminó con el fin de las celebraciones. Apostaron entonces por un zapato específico para niños y niñas que empiezan a andar y, sobre todo, por un diseño más informal. Tras un 2020 bajo mínimos, aquella decisión les permitió, según su gerente Pablo Ruescas, “dar la vuelta a la producción”: “Si no hubiéramos hecho nada nuevo, tendríamos cerrado, porque la fabricación clásica, a día de hoy, constituye un 10 o un 15 %”, confiesa a Alicante Plaza.
En cualquier caso, este no es el único gran cambio que Pirufín ha adoptado en los últimos meses. Recientemente, la firma se ha trasladado a una nave junto a la autovía A-31, donde concentra ya la propia logística de la empresa y la venta física y online (esta última, también en marcha desde el año pasado). “Como fabricantes, respetamos y valoramos mucho el punto de venta en la tienda, pero queremos ir captando todas las tendencias de consumo”, argumenta Ruescas. Para ello, la clave ha sido situarse en un punto estratégico en el que ganar visibilidad sin tener que publicitarse. “En una pequeña empresa, la promoción cuesta mucho dinero y, a veces, no somos capaces de llegar”, explica. Y admite que, por ahora, ubicarse allí responde a una necesidad “más promocional que de venta”.