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Tregua (y repliegue) empresarial

La crisis patronal que han protagonizado estos últimos días la CEV y Uepal parece haber llegado a una tregua: tras la decisión de la dirección de la CEV liderada por Salvador Navarro de relevar al presidente de Uepal, Juan José Sellés, del comité de dirección de la patronal autonómica, se ha llegado a una posición intermedia por parte de Uepal: se ratifica la presidencia de Sellés, pero no se abandona la CEV. Es la denominada tercera vía.

Yo calificaría esta posición como una especie de tregua estratégica. Me da la sensación de que Uepal se da otra oportunidad. Posiblemente, algunos de sus miembros consideren que fuera de la CEV haga mucho frío, y por lo tanto, más vale mantenerse dentro. Estar fuera del círculo, como así lo consideré en otro articulo opinión, quizás sea un escenario peor. Pero bueno, echando un poco la vista atrás hay que tener en consideración algunas cuestiones para analizar lo que ha pasado, y qué puede ocurrir en el futuro para que esta frágil unidad empresarial salte por lo aires. Y que de hacerlo, insisto, Uepal siempre sería la más perjudicada.

¿Por qué? Sencillamente, porque la representación empresarial en la provincia de Alicante, guste más o menos, la ostenta la CEV. Y ese fue ha sido el gran error de Uepal, sobre todo, en su encuentro del 23 de enero, cuando anunció el comité ejecutivo mencionó la gran ofensa para la CEV. “Nuestra labor de patronal en el conjunto de sus funciones, en cuestiones básicas como la de representación", rezaba el comunicado que Uepal, que fue como la gota que colmó el vaso de la CEV. La presencia de Enrique Martín fue como la excusa para dinamitarlo todo. Pero en el fondo, lo que agotó la paciencia de la cúpula de la CEV fue que se cuestionara de nuevo la representatividad empresarial, algo zanjado desde hace tiempo, y sobre la cual ni ahora Uepal ni antes Coepa pueden reclamar. Uepal porque llega a tarde a ocupar ese espacio, pues mientras sobrevivió Coepa (hasta su concurso voluntario) nadie hizo autocrítica de sus adhesiones inquebrantables al régimen del momento, y Salvador Navarro aprovechó el momento para recorrer el territorio y ampliar la base de la CEV. Lo de Francisco Gómez fue voluntarioso y encomiable hasta los últimos días, pero baldío, por otras cuestiones. 

Segunda cuestión. Hay una pérdida de confianza en la figura de Juan José Sellés por parte de la CEV. No sólo se le achaca el hecho de haber cuestionado la representatividad, sino -como contó David Martínez- también por contrarrestar el discurso oficial de CEV para criticar el papel del Consell en la 'fuga' de empresas a València y potenciar el Observatorio Económico de Alicante (cuya primera oleada publicó en exclusiva este periódico) en detrimento de Ineca, considerado, por la mayoría, como el servicios de estudios oficioso de la provincia de Alicante.

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