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el sur del sur / OPINIÓN

La CEV y el círculo

27/01/2019 - 

Quizás la nube de los Presupuestos Generales del Estado no nos haya dejado analizar, con la trascendencia que corresponde, el aniversario de la patronal CEV, celebrado el pasado viernes en el Auditorio de la Diputación de Alicante. Más allá de la efeméride, el acto tuvo un simbolismo que la mayoría de los empresarios han logrado entender: la CEV, y más concretamente, su presidente, Salvador Navarro, ha logrado la paz empresarial, la vertebración de los territorios y quizás lo más importante, es que el nuevo proyecto organizativo mire el futuro sin estar pendiente del pasado

En ese acto, en el que estuvo presente el Rey Felipe VI -con un discurso más conciliador que el de algunos líderes políticos de esta Comunitat- y el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, Salvador Navarro se llevó todos los elogios, merecidos, claro que sí, pero matizables porque no sólo ha cambiado el modelo (ahora hay una patronal con tres patas; antes había tres patas que confluían en una misma patronal), sino que ha cambiado la concepción que de él tienen los propios asociados: la patronal ya no puede ser un pesebre de una administración, dopado de subvenciones, como lo era antaño, y ha de tener independencia para criticar y cuestionar lo que le venga en gana, siempre que se haga con argumentos convincentes.

Visto desde las provincias de Alicante y Castellón, entiendo que todos los que suscriben y militan en la organización también tiene claro dos cosas: se integran un proyecto sin hipotecas del pasado y que, merced a esta nueva estructura, tienen una interlocución -y posiblemente, una influencia mayor- sobre el Gobierno que adopta las principales decisiones que rigen su día a día, la Generalitat.

Parcelar, adocenar, inyectar, dopar modelos alternativos se ha demostrado inútil, incluido el de Cierval: más vale tener una estructura bien planteada y ágil, que no tres monstruos que puedan volver a enrojecerse en cualquier momento por una deficiente administración, o por el clientelismo de amiguetes, que también ha hecho estragos en la patronal.

¿Qué pasa fuera de la CEV? Pues bueno, existe el proyecto de Uepal, en Alicante, liderado por el ex de Cepymeval Juan José Sellés. Me consta que hay buenas intenciones (y relaciones) con la CEV y que se busca una integración satisfactoria para las dos partes. El gran escollo es que Uepal, heredera de la quebrada Coepa, quiere (o le gustaría) mantener una estructura propia dentro de la CEV, algo que por el momento los de Salvador Navarro no están a dispuestos a permitir. Porque si de una cosa sirvió el acto de Alicante es para refrendar no sólo la paz y la unidad, sino también el modelo: un tronco, tres ramas, y no viceversa.

El otro día, en Alicante, dentro del foro Diálogos para el Desarrollocoincidieron dos excelsos economistas, Alberto Nadal y José Carlos Díez. Ambos compartieron en que para cambiar el sistema, si es que se puede cambiar, hay que entrar en el círculo, y después ya discutiremos. Fuera del círculo no hay nada. Pues en estos momentos, la CEV representa el círculo; es el modelo que goza de mayor consenso y aceptación. Así que si alguien quiere cambiar o condicionar el modelo patronal inspirado por Salvador Navarro, primero deberá entrar y después discutir. Y si ese modelo persiste es porque hay una nueva generación de empresarios que quiere hacer borrón y cuenta nueva y no mirar atrás.

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