Opinión

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Las hogueras de la relatividad

Publicado: 18/06/2025 ·06:00
Actualizado: 18/06/2025 · 06:00
  • Las piezas de la hoguera oficial de Alicante.
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Tenemos el patio, global, se entiende, repleto de cascotes, con la caldera a punto de reventar y con el pesado de nuestro vecino de la derecha llamando todos los días a la puerta para preguntar si nos puede invadir. No es quizá el mejor momento para ponerse a hablar de asuntos tan intrascendentes fuera de Alicante como las Hogueras. Pero, primero, uno tiene su corazoncito y supone que cada vez que llegan estas fechas, hay alguien esperando leer qué raja este año un servidor de las fiestas alicantinas. Y, segundo, ha llegado ese momento que los detractores de la cosa tanto temíamos: las Hogueras ya han superado los límites del tiempo y el espacio. Ya son carne de la relatividad de Einstein. Para cuando uno considera que debe escribir de ellas, ya hace tanto tiempo que hay calles cortadas, zonas públicas usurpadas, mascletaes disparadas y niños jugando con petardos que ya no se sabe si todavía no han arrancado o ya es hora de regresar del exilio. Cualquier día colisionan dos hadrones en plena plaza de Luceros: senyor pirotècnic, el Big Bang pot començar.

No es nada nuevo, en realidad. Llevo décadas denunciando la impunidad de los organizadores, los presupuestos municipales, el descontrol que se apodera de la ciudad cuando una pizca de sensatez y regulación podría resolver gran parte de los problemas. Y todo ello, para unos festejos que ni siquiera pueden explicarse por sí mismos; solamente como esqueje del árbol del que las sacó José María Py, las Fallas de València. La tradición de una minoría que ya aplicó la gentrificación de los barrios de Alicante cuando ni siquiera se utilizaba todavía esa palabra, neologismo del siglo XXI. Los ciudadanos nos vemos expulsados, si es que podemos trasladarnos, para que unos pocos saquen rédito, sociocultural, pero también económico, de sus ganas de testar los límites de la paciencia de los demás.

Pues ya están aquí. Y desde hace tanto –el viernes pasado, día 13 de junio, ya había calles cortadas y el Paseo de Soto ya estaba intransitable- que, como les decía, casi que me había hecho la ilusión de que ya se habían terminado. Pero no, claro, todo lo malo es susceptible de empeorar. Así que, como todos los años, me he propuesto idear algún aliciente que me permita aumentar el gozo de tener que mudarme transitoriamente de mi casa. Pensar las Hogueras desde lejos siempre me transmite la calma de saber que hay quien está en peores condiciones de irritabilidad que yo. Este año es sencillo, la verdad. Desde mi atalaya tendré que estar atento a cómo reciben los alicantinos al Mazón post-Ventorro. Si es que acude, porque ya faltó en Fallas, en la romería de les Canyes de Castellón y en la Santa Faz. Probablemente, el esclafit socialista de los ninots de Koldo, Ábalos y Cerdán lo envalentonen, con esa capacidad que tiene la izquierda de dispararse al pie en cuanto se descalza. Pero, como nos enseñó Blanche Dubois, no conviene confiar en la bondad de los desconocidos.

Como cada año, para las fiestas de San Juan, feliz día de San Guillermo.

 

@Faroimpostor

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