La Planta de Residuos Sólidos Urbanos fue inaugurada el 19 de julio de 2001 por el entonces presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, que afirmó en ese acto que la infraestructura “tiene un papel importante que jugar en la nueva filosofía de respeto ambiental y, sobre todo, de eliminación de los residuos sólidos urbanos". Ha llovido desde estas declaraciones y mucho.
El coste de la obra fue de 2.100 millones de las antiguas pesetas y estuvo financiada en su mayor parte por la Unión Europea, que pagó un 70%. El resto, unos 355 millones, fue sufragado por los municipios a los que da servicio, proporcionalmente según el número de habitantes, Elche es el de mayor población, muy por encima de los demás y por ese motivo alberga la planta en su término municipal. La gestión es de un consorcio que básicamente controla la Diputación de Alicante y que adjudica a una empresa periódicamente.
Pero la historia de esta infraestructura está plagada de denuncias, manifestaciones vecinales y sentencias judiciales. Antes de que se llegara a construir las asociaciones de afectados movieron cielo y tierra para que se recondujera un proyecto que en ese momento incumplía la ley ya que la planta estaba a menos de dos mil metros de viviendas. Sin embargo, y con las tres administraciones del momento implicadas en la obra; Diputación, Generalitat y Ayuntamiento, el proyecto salió adelante.
Una vez construida hubo varias sentencias que daban la razón a las denuncias de los vecinos y de hecho, en el año 2007 el Tribunal Supremo, ratificando otra sentencia del TSJCV de 2003, declaró ilegal la planta.
Escribí por aquellos días artículos en los que contaba cómo los abogados de los vecinos pedían la ejecución de la sentencia, es decir, la demolición de la planta. Estaban muy satisfechos porque tantos años después, habían conseguido justicia…
La consiguieron en el juzgado, pero la planta sigue en su sitio y la memoria no me llega para saber por qué no se hizo nada. Sí recuerdo a los políticos de la época, en Elche del PSOE y en la Diputación y la Generalitat del PP, argumentando un interés general por encima del particular etc. etc.
Ese tipo de declaraciones que crean desafección a la ciudadanía que piensa, ¿Y entonces para qué hay una ley que dice que debe hacerse de una manera si luego hacen lo que les da la gana?
Como somos ya mayorcitas y llevamos en esto algún tiempo les digo que hubo muchos intereses para que la planta estuviera donde está. Intereses económicos claro, era una época donde el suelo “bien situado” daba grandes beneficios a unos pocos y arrasaba con cualquier traba que se encontrara por delante.
Pero el problema de la planta no fue solo el inicio; a lo largo de estos años siempre ha tenido problemas de olores y de otro tipo. Nunca hemos sabido con verdadera transparencia hasta qué punto se recicla y no quiero hacerme eco de rumores que circulan por la ciudad, pero desde luego se ha invertido mucho en cerramientos y en mil “apaños” para evitar las quejas muy justificadas y nunca se da con la tecla.
Porque seguramente, lo que mal empieza, mal solución tiene y a estas alturas sería necesario más que una inversión muy muy importante, una nueva planta de cimientos a techo.
El alcalde actual de Elche Pablo Ruz, intentaba esta semana mostrar voluntad de arreglar el desaguisado pero es normal que los vecinos salieran de la reunión con “cero confianza”. Solo hay que ver el histórico.