En los medios de comunicación de Elche, salió publicado el pasado 14 de abril una noticia en la cual el conseller José Antonio Rovira daba marcha atrás al proyecto de rehabilitación de la muralla musulmana de Elche. Este hecho ha pasado sin pena ni gloria, sin afectación evidente entre la masa social ilicitana. Los preparativos de Semana Santa, fiesta grande en Elche o la excelente trayectoria de nuestro querido Elche CF, podrían ser argumentos no de peso a la hora de entender esta actitud nuestra, que también nos define como ilicitanos.
La realidad, por muy triste que parezca, nos induce a pensar que estos no son los verdaderos motivos. Es la convicción y, por supuesto, la aceptación generalizada de todos los ilicitanos, que el famoso dicho 'donde dije digo, digo Diego' es un hecho consustancial cuando de inversiones externas relativas a nuestra ciudad se trata. No deberíamos asumir como algo normal esta premisa. Y he aquí la intención de ICIE a la hora de elaborar este artículo.
Willy Brandt decía que "permitir una injusticia es abrir el camino a todas las que le siguen". Convertir una anormalidad en un hecho cotidiano es renunciar a nuestro derecho a reclamar un trato justo de parte de las administraciones públicas de las que Elche forma parte. Y parte importante además. Me refiero principalmente a instituciones provinciales y autonómicas, de las que creemos no recibir un trato acorde a la importancia que por población y riqueza Elche aporta al conjunto.
Los motivos aducidos para la no realización del proyecto apuntan "dificultades técnicas" que lo hacen "inviable como intervención arquitectónica". Sin embargo, el mismo Ayuntamiento ilicitano, tras las prospecciones técnicas pertinentes contradice está teoría, reconociendo la viabilidad de la restauración de la muralla y que debido al mal estado de la misma se compromete, al menos, a restaurar con sus recursos las partes más degradadas, con grietas evidentes que amenazan con el desplome del recinto.
Platón argumentaba con sabiduría que "la obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo". En ICIE estamos convencidos que las justificaciones del Consell son 'excusas de mal pagador'. A las pruebas nos remitimos. Para más INRI, sondeos arqueológicos realizados en el muro de defensa validan la relevancia de la infraestructura y la datan, como algunos sospechábamos, anterior a la Vila murada, entre mediados del siglo XI y principios del XII. Nos encontramos ante un complejo defensivo islámico que rivalizaría en importancia si se restaurara debidamente, con el de Xátiva o Montesa.

- El conseller de Educación, Cultura, Universidades y Empleo de la Generalitat valenciana, José Antonio Rovira. -
- Foto: ROBER SOLSONA / EP
Después nos queda imaginar la postal que resultaría una vez acabada la muralla, el hito de atracción turística que derivaría de la misma o el desarrollo de un futuro bulevar en la orilla opuesta del cauce del Vinalopó, dedicado al desarrollo del comercio o la restauración. Nos acordamos en momentos como este de la famosa y multimillonaria "deuda histórica" que la Generalitat Valenciana tiene con respecto a Elche, reconocida públicamente por los dos últimos presidents y hasta ahora no satisfecha. Muchos proyectos deberían ejecutarse en Elche para compensarlo.
Pero también echamos en falta una postura local más reivindicativa, más exigente para obtener un trato equitativo a la hora del reparto de la financiación y puesta en marcha de proyectos en nuestra ciudad. Iniciativa que no quede reducida al ámbito estrictamente institucional local, si no que este se viera ampliamente amparado por una ciudadanía que ama y se preocupa por su ciudad.
"Muchas veces las palabras que tendríamos que haber dicho no se presentan ante nuestro espíritu hasta que ya es demasiado tarde", decía André Gide.
* Jaime Javaloyes es vicepresidente del Instituto ICIE