VALÈNCIA. En una primera etapa fue la negación. Una segunda fase fue reconocer que la moda era una de las industrias más contaminantes del planeta. Surgen entonces las primeras iniciativas, como la de María Almazán con Latitude, inspirada en la idea de crear prendas duraderas y respetuosas con el medio ambiente utilizando materiales de alta calidad y procesos de producción responsables. Tal vez porque se adelantó a los tiempos, la de Latitude no pudo ser, pero sí que años después lograron cuajar propuestas como las de Ecoalf o skunkfunk (SKFK) las cuales consiguen posicionarse como referentes y motor de cambio en materia de moda sostenible.
Ahora estamos ya en una tercera fase donde los grandes productores, como los Zara o los Mango, se suben al carro de la sostenibilidad e incorporan a sus colecciones cada vez más prendas “con propósito”. Si la transformación es profunda u obedece a la normativa que se avecina, no lo sabemos, pero el cambio es real y pocas marcas nuevas surgen ya que no hablen de responsabilidad ambiental, transparencia e impacto positivo.
Del campo a la ciudad
Loco Monky es una marca de moda streetwear nacida en Huesca. Aquí dicen fabricar de forma ética y sostenible entre España y Portugal. “Nuestra propuesta está alineada con las tendencias actuales de consumo responsable y moda ética”, aseguran. Presumen también de ser la marca que viste a parte del equipo de David Broncano en el programa de La Revuelta habiendo convertido a Grison en imagen de marca.
En WoolDreamers, por su parte, lo que se proponen es revalorizar la fibra de la lana, especialmente la merina, y dignificar cada uno de los eslabones de la cadena de valor, empezando por el pago a los ganaderos y todos los profesionales de la industria y cerrando el círculo con el bienestar animal. Para ellos, la sostenibilidad se sustenta en tres pilares: medioambiental, social y económico y no vale comprar una prenda barata cuando el coste de los otros dos pilares es elevado.
Aunque hablamos de una empresa familiar por la que han pasado varias generaciones, con el planteamiento y el nombre actual WoolDreamers nace en Mota del Cuervo (Cuenca) en el año 2020 impulsada por los hermanos Ramón y Jesús Cobo. Para producir hilos y ovillos de calidad, se han hecho con su propio rebaño apostando por la ganadería regenerativa y mezclando reses manchegas con otras merinas procedentes de Australia. Ofrecen también servicio de esquilado y cardado a otros ganaderos y tejen la lana en telares antiguos que han recuperado.

- Ramón Cobo, de WoolDreamers.
Simultáneamente, han creado su propia marca de moda con el nombre de Wool4Life a la que trasladan los mismos valores que aplican a la producción. Con ella, además de vender hilo y ovillos, comercializan chales, bufandas, gorros y otros artículos de lana que confeccionan y diseñan ellos mismos. Además de dedicarse a la venta online, tienen su propio showroom en Mota del Cuervo. “Creamos Wool4life con el objetivo de, a través de una artesanía ética y de vanguardia, crear un motor con el que seguir devolviendo a esta fibra y a sus oficios el valor que nunca debieron perder”, afirman. Para garantizar la trazabilidad de todos los procesos y productos encargaron el desarrollo de un software.
Una alternativa a los tintes sintéticos
Y mientras que las anteriores se esfuerzan por expandir sus diseños y fibras naturales por los grandes núcleos urbanos, el viaje que quieren hacer desde Tintoremus es a la inversa. Fundada por Clemente Cebrián (cofundador de El Ganso) junto con Lola López, la marca está a punto de abrir en Madrid su primera tienda física en la que lo rústico y lo urbano confluyen. La inauguración de la tienda coincidirá con el lanzamiento de la colección SS25 by Tintoremus Sttudio a la que se refieren como una propuesta de moda “honesta” y “consciente” tanto para hombre como mujer, que encarna el lema ‘ruralmente urbanos’.
En este caso, el motivo de jactancia de la firma son los tintes naturales que producen para la industria textil extrayendo índigo natural que cultivan en la localidad de Santa María de las Lomas, Extremadura, así como otras plantas tintóreas. La empresa, nacida en 2022, dice tener “el propósito de transformar la moda hacia un modelo más sostenible y responsable”. En esta línea, colaboran también con plataformas como BCome para monitorear y optimizar su impacto ambiental en cada fase del proceso productivo.
Otro proyecto emprendedor que apuesta por las técnicas artesanales y materiales naturales de alta calidad es el que promueve la diseñadora Mencía Moreno de los Ríos. Tras muchos años trabajando a la sombra para otras marcas en el negocio mayorista, en 2024 decide crear la suya propia con el nombre de Latido que la misma fundadora engloba dentro del concepto del “lujo asequible”. Al objeto de hacer más exclusivas sus colecciones realizan solo producciones limitadas uniéndose a pequeños talleres y artesanos que materializan sus ideas. A la ropa añaden bolsos y accesorios. La empresa facturó el año pasado cerca de 1.600.000 euros y espera alcanzar los 2,5 millones de facturación al cierre de 2025 ampliando la venta B2C en su canal online e introduciendo puntos de venta propios.

- e María Almazán, de Latitude. -
Un paso más allá
Y más allá de la sostenibilidad y los tejidos naturales va Clotsy Brand. Al de sostenible, sumaron en su lanzamiento en esta empresa de origen valenciano el calificativo de “vegano”. Fundada por Ángela Gómez y Alfonso Saura, ahora solo hablan de “moda sostenible producida en pequeños talleres de España y Portugal”. Se ve que cumplir de golpe con tantos parámetros en la industria de la moda resulta todavía complicado.