VILLENA. El grupo hortofrutícola Somos Hijolusa, que tiene ahora bajo su paraguas a Agrícola Villena, ha incorporado a varias familias inversoras en su accionariado con el objetivo de reforzar su crecimiento y consolidación. La operación ha supuesto la reorganización del capital con la entrada de vehículos de inversión de Mendibea, Onchena, Llapan y Anémona, además de varios directivos del propio grupo.
Hasta ahora, la estructura accionarial de Somos Hijolusa estaba repartida entre la familia Gómez, propietaria del 50% de Patatas Hijolusa (empresa germen del grupo), y el fondo ProA Capital, que a finales de 2021 se hizo con la otra mitad de la compañía leonesa. Tras la operación, ProA reduce su peso hasta el 25% y ese mismo porcentaje pasa a manos de los nuevos inversores. Los hermanos José Luis y Carlos Gómez mantienen el 50%, reafirmando su continuidad en la dirección del proyecto.
Un refuerzo financiero para el plan estratégico
La compañía, en un comunicado, ha explicado que la entrada de los family offices responde a la necesidad de dotarse de socios con capacidad financiera y visión estratégica en el sector de la alimentación. La nueva estructura, con un reparto más diversificado, busca acompañar el desarrollo de un plan estratégico a cinco años que persigue superar los 500 millones de euros de facturación.
Ese plan se apoya en tres ejes, según el grupo, que pasan por un crecimiento orgánico con clientes estratégicos, expansión internacional en productos de alto valor añadido y adquisiciones que generen sinergias en mercados de interés. En el proceso han participado asesores especializados. ProA Capital ha contado con AZ Capital y Garrigues, mientras que AyG, Pérez-Llorca y Uría Menéndez han asesorado a los nuevos inversores.
La conexión con Agrícola Villena
La operación afecta directamente a la filial alicantina Agrícola Villena, integrada en Somos Hijolusa. La firma ha sido uno de los ejemplos más claros de transformación dentro del grupo. Tras una etapa de dificultades en la que se plantearon expedientes de regulación y el paso de cooperativa a sociedad limitada, Agrícola Villena ha conseguido encadenar dos ejercicios de crecimiento.
En 2023 duplicó su volumen de negocio hasta los 51,5 millones de euros y en 2024 volvió a avanzar, alcanzando 66,9 millones, un 30% más. El beneficio antes de impuestos se situó en 3,7 millones de euros, mientras que el beneficio neto ascendió a 2,8 millones.
La empresa ha diversificado su oferta en los últimos años con productos adaptados a las tendencias de consumo, como la cuarta gama. con frutas y hortalizas frescas, lavadas, troceadas y listas para consumir. Esa estrategia buscaba reducir la dependencia de un único cliente, que concentraba buena parte de sus ventas y suponía un riesgo elevado de mercado.
De la crisis a la integración en Hijolusa
El camino hasta la actual etapa de crecimiento de Agrícola Villena ha estado marcado por cambios profundos. En 2022, la compañía llegó a un expediente de regulación temporal de empleo que afectaba a 550 personas y se planteó incluso la posibilidad de un despido colectivo. Las protestas de la plantilla y la negociación hizo que, una semana después se viviera el retorno de trabajadores a la producción tras haber cobrado las nóminas pendientes. Su viabilidad, entonces, le llevó a muchos virajes. La cooperativa se convirtió en SL, se aprobó una operación acordeón para compensar pérdidas, el fondo ProA compró la empresa -saldándose con despidos-, después inyectaba 5 millones y vendió la mercantil a su participada Patatas Hijolusa, una empresa de León. Desde entonces, la gestión de la firma villenense está vinculada directamente a la familia Gómez, que controla el grupo a través de la sociedad Compañía Levantina Hortofrutícola SL.
Ese proceso incluyó también cambios en la administración y en el marco jurídico de la sociedad. En 2023, por ejemplo, se designó a Ernst & Young como nuevo auditor y se modificaron estatutos relativos a la copropiedad y transmisión de participaciones sociales.
Crecimiento y nuevas inversiones del grupo
El grupo Somos Hijolusa alcanzó en 2024 los 244 millones de euros de facturación, con cuatro centros productivos en León, Villena, Cádiz y Vitoria, y una plantilla de unas 1.000 personas. La compañía asegura haber invertido 35 millones en los últimos tres años, con proyectos que incluyen nuevas líneas de producción.
Con la incorporación de nuevos socios financieros, Somos Hijolusa busca consolidar la senda de crecimiento iniciada en los últimos ejercicios. Para Agrícola Villena, la filial alicantina del grupo, afirman que "la entrada de inversores supone un respaldo adicional en un momento de expansión", después de haber superado una etapa marcada por ajustes laborales y cambios societarios.
