ALICANTE. Si alguien pensaba que la crisis del coronavirus, y la necesidad de buscar soluciones para salir de sus efectos, iba a cambiar el devenir del debate sobre el estado de Alicante respecto a ediciones pasadas, se equivocaba. Su desenlace, este jueves, no se distanció del cruce de reproches habitual en las sesiones de años precedentes. Y casi tampoco respecto al desarrollo de los plenos ordinarios que se celebran con periodicidad mensual.
El resumen: el equipo de Gobierno (el bipartito en situación de minoría compuesto por PP y Cs) defendió su gestión como la más apropiada para afrontar la pandemia; los grupos de la oposición la criticaron hasta el punto de pedir la dimisión del alcalde, Luis Barcala, y el aludido les respondió para cerrar la discusión con una severa reprimenda por la ausencia de propuestas alternativas. Nadie podía estar "orgulloso", dijo, de como había transcurrido el pleno. Y acertó en el diagnóstico -aunque eso también incluyese a los 14 ediles de su gabinete-, pese a que, después, tratase de lanzar otra oferta de negociación y pidiese de nuevo respaldo para aprobar los presupuestos municipales de 2021 (que, según fuentes del bipartito, están en su última fase de elaboración) como herramienta para iniciar la recuperación, en la línea de lo que ya ha contado este diario como primera crónica del intercambio dialéctico. Es decir, en realidad, el debate transcurrió prácticamente en los términos en los que se preveía, con el foco fijo sobre los méritos y las equivocaciones del balance de este último año marcado por la pandemia.
Sea como fuere, al margen de ese guion habitual (lea aquí el análisis sobre el debate celebrado en 2018), la sesión sí permitió extraer varias conclusiones. La primera, que PP y Cs no plantearon recetas nuevas ni soluciones mágicas con las que encarar la salida de la crisis. Tampoco hubo anuncios de calado, ni ideas ilusionantes, ni la promesa de grandes proyectos como los que sí se plantearon en el debate de 2019 (lea aquí el análisis sobre el debate celebrado en 2019) a cuenta de la construcción de un Palacio de Congresos y de la redacción del nuevo Plan General. Esos dos proyectos siguen en la columna del debe del bipartito y, según dijeron tanto Barcala como la vicealcaldesa y portavoz de Cs, Mari Carmen Sánchez, no se ha renunciado a ellos. Pero, no fueron más lejos de eso. Optaron por ser realistas, conscientes, quizá, de que, dentro de un año, podría reprochárseles no haber ejecutado esos posibles compromisos nuevos.
Así, básicamente argumentaron que ya habían sentado las bases de la reconstrucción de la ciudad con la batería de medidas acordadas desde el mes de marzo. Y aseguraron que las medidas complementarias ya habían sido acordadas y consensuadas en el marco de la comisión de la reconstrucción, el pasado mes de julio, con las aportaciones de medio centenar de asociaciones empresariales, colegios profesionales y entidades sociales. El bipartito sostiene que ya tiene el rumbo trazado. Y que pretenden seguirlo llevando a la práctica esas 105 propuestas a través de los nuevos presupuestos.