ALICANTE. Desde que se anunció el fallo del Premio Azorín 2025 el pasado 13 de marzo, Rosario Raro vive en tránsito con lo que ella denomina el “Raro Tour”, una gira de promoción de la novela ganadora, La novia de la paz, que le ha llevado por decenas de ciudades, bibliotecas y ferias de libros. “Es una vida que me gusta mucho, porque mis novelas son como mis hijos literarios”, confiesa. La nueva parada en ese tour tan Raro será este viernes, 17 de octubre, en las Veladas literarias del restaurante Maestral.
La escritora castellonense recala en Alicante tras regresar de Panamá, donde participó en el Foro de Novela Histórica, y aterriza en la terreta antes de continuar su gira en Barcelona. Sin embargo, esta cita alicantina le resulta especial. “El Premio Azorín tiene para mí un significado muy simbólico, porque mi abuelo era de Rojales y sentí que, de alguna forma, volvía a casa”, explica la autora.
Han pasado siete años desde que Rosario Raro comenzó a escribir La novia de la paz en 2018. Le dedicó años de trabajo silencioso, de documentación y de revisiones, antes de decidir presentarla al premio convocado por la Diputación de Alicante y la editorial Planeta. Ahora, ese reconocimiento al trabajo bien hecho está impulsando su carrera literaria evidenciando pluma detallista y rigurosa. “Cuando escribimos estamos dentro del texto, por eso siempre recurro a cinco lectores de confianza, que no se conocen entre ellos, para obtener así perspectivas distintas”, confiesa sobre su método para contrastar la madurez de sus obras antes de ser lanzadas al gran público.
Todas esas personas a las que consultó coincidieron en su conclusión: “Es una novela de premio”, le dijeron. Y el tiempo les dio la razón. Entre los 643 manuscritos recibidos —una cifra récord de participantes gracias a la apertura del certamen a envíos digitales, fomentando así la llegada de textos desde América—, La novia de la paz se impuso con una historia ambientada en la Segunda Guerra de los Bóeres, a finales del siglo XIX, y protagonizada por mujeres que afrontan el horror desde la compasión. “Me dicen que es una novela de muchísima actualidad, pero ojalá que la guerra fuera un tema pasado de moda”, sentencia.
El libro combina la minuciosidad de la documentación histórica con un tono íntimo, casi poético, que busca la emoción más que la crónica. “Es una historia de resistencia, de dignidad, de humanidad”, resumen quienes la han leído. Y también un recordatorio de que las guerras cambian de escenario, pero no de naturaleza.
El eco del presente
Mientras el mundo asiste a treguas y negociaciones en Gaza, y Europa sigue con el corazón dividido por la guerra de Ucrania, el mensaje de La novia de la paz adquiere resonancia. Rosario Raro no rehúye esa conexión. “Es inevitable sentir dolor ante hechos tan atroces”, afirma la escritora, cuyas novelas abordan el pacifismo con transversalidad, sin consigna sino con una mirada global. De hecho, Raro escribe para comprender, no para juzgar.
En Prohibida en Normandía, su anterior obra, imaginó un futuro en el que un niño preguntaba a su madre qué era la guerra. Una escena que hoy, reconoce, resulta más utópica que nunca. “Ojalá nuestra generación conozca la última guerra, aunque lo veo difícil, porque detrás de todas está la codicia”, afirma la autora. Esa convicción de que la literatura debe recordarnos lo que somos para que no repitamos lo que fuimos recorre su trayectoria. En cada libro rescata episodios que la historia oficial ha arrinconado. “Es mi marca de la casa sacar a la luz hechos ocultos por intereses políticos o económicos”, dice con humor.
Una cita con sabor a historia
La velada del viernes será, para ella, una experiencia distinta. Rosario Raro conoce bien el formato de las Veladas literarias del Maestral, pero será la primera vez que participe. “Tenía muchas ganas porque todos mis compañeros de Planeta que han estado me han hablado maravillas”, admite. El encuentro combinará gastronomía y literatura en torno a un menú inspirado en el sur de África, escenario de la novela. Habrá biltong de cecina, pastel de bacalao y caldo verde “al estilo de la bahía de Lourenço Márquez”, como se llamaba antiguamente la actual Maputo. “Es un maridaje perfecto; literatura acompañada por los sabores de su historia”, cuenta con emoción.
Raro celebra que este tipo de formatos rompan con la rigidez de las presentaciones tradicionales. “Las charlas unidireccionales están demodé. Los escritores y los comunicadores debemos ser imaginativos. Los lectores agradecen compartir un espacio distendido, con conversación y cercanía”, afirma rotunda agradeciendo esta cita. Y es que, bajo el lema El sabor de las historias, las veladas del Maestral se han convertido en un referente cultural en la provincia de Alicante, por donde han pasado autores como Javier Sierra, Julia Navarro o Almudena Grandes.

- Rosario Raro, Premio Azorín 2025
La resistencia de los libros
Entre viaje y viaje, la autora observa con esperanza el rugir del hábito lector. “Se habla de la excepción ibérica, porque España y Portugal son los únicos países europeos donde la industria editorial sigue creciendo desde 2020”, destaca con orgullo. Esa vitalidad, según sostiene, se debe a la capacidad del libro para ofrecer una experiencia distinta en un mundo saturado de estímulos. “La música se ha vuelto archivo digital y el cine al streaming; pero el libro sigue siendo físico; tiene olor, tiene peso, te espera. Yo, ahora mismo, estoy rodeada de libros y eso dice mucho del gran invento que fue la imprenta”, afirma.
En uno de sus relatos, El diente de la ballena, imaginó un salón que se vaciaba a medida que los objetos del pasado se convertían en aplicaciones móviles: la música, las fotografías, las películas. “Todo desaparecía, menos los libros, porque un libro te espera. Te aguarda en silencio hasta que lo abres. Y, cuando lo haces, el mundo se ordena un poco”, describe. Por eso cree que la literatura no solo sobrevive, sino que se renueva. Las rutas literarias, las dramatizaciones, las experiencias inmersivas o los audiolibros son, para ella, caminos naturales de expansión. “El libro no debe terminar en la última página; siempre debe haber algo más: una emoción, una conversación, un recuerdo compartido”.
Una autora entre la memoria y la esperanza
En el fondo, todas las novelas de Rosario Raro giran en torno a una misma certeza: que la memoria es una forma de justicia. Sus protagonistas suelen ser mujeres que curan, acompañan o desafían la violencia desde la ternura y La novia de la paz no es una excepción. “La guerra, como la injusticia, se alimenta del olvido, y por eso escribo: para recordar, para rescatar”, sentencia la autora. Y es que su literatura no se limita a reconstruir hechos, sino que busca la emoción que los mantiene vivos. A través de la ficción, Raro reivindica la empatía como fuerza política. La novela, en ese sentido, se convierte en una herramienta pacifista.