ELCHE. La Associació d’Arquitectes Ruskin Coffee ha vuelto a presentar alegaciones a la reclasificación de suelo en el Mercado Central, provisional y L'Escorxador. Unas profusas alegaciones que cargan duramente contra la modificación al entender que los principales aspectos contravienen leyes de rango superior o no están hechas conforme señala la legislación valenciana. Esgrimen los mismos argumentos que durante el anterior proceso y añaden nuevos. Las alegaciones están vertebradas en cuatro ejes: el cambio de suelo en L'Escorxador, que contravendría la Ley del Palmeral; la rehabilitación del viejo Mercado es en realidad la transformación del mismo de facto; consideran ilegal la implantación del mercado provisional, y esta última no incluye informe económico.
A modo de preámbulo, el colectivo felicita a "proponentes y alegantes" porque ha desaparecido del pack reclasificatorio la parcela de Las Clarisas para su conversión en un edificio hotelero, aunque señalan que las otras tres propuestas mantienen que son "propuestas contrarias al interés general de los ilicitanos" y las acusa de incumplir las Leyes de referencia en cada caso.
L'Escorxador
A priori, en lo que se refiere al cambio de calificación de la zona edificada como equipamiento, apuntan a que aunque parece "razonable" porque es el uso del inmueble, "este cambio posee un problema de fondo de muy difícil solución, que consiste en que la ocupación del edificio actual supera ampliamente los parámetros de edificabilidad y ocupación establecidos por el Plan General para los equipamientos en palmeral". Y advierten que tampoco cabe la calificación de la totalidad del Escorxador/Huerto del Matadero como equipamiento. Aseveran que "no es factible realizar la modificación propuesta, por contravenir los parámetros de edificabilidad y ocupación establecidos para los equipamientos en palmeral".
A este respecto, recuerdan que siguiendo la nueva Ley del Palmeral, "la calificación urbanística del planeamiento actual ni la del planeamiento modificado cumplen con los usos autorizados por la Ley, es decir, si el huerto estuviera libre de usos y edificaciones actualmente, no estaría permitido desarrollarlos ni construirlas en él". Además de que la misma instaba a "procurar" que los huertos de palmeras queden en la situación básica de suelo rural. Asimismo, recuerdan que al ser un equipamiento debe tener un acceso directo desde la vía pública, "no parece razonable que haya que acceder a él a través una zona verde", como propone el cambio. El centro cultural es la piedra de toque de la modificación porque es a partir del cual se reparten los cambios de suelo en las otras dotaciones.
Mercado Central
En cuanto al Mercado Central, ponen de relieve que no se han tenido en cuenta los informes sobre el mismo de la Fundación DoCoMoMo e Icomos, consultora técnica de Unesco. Enumeran que teniendo en cuenta la demolición lógica la cubierta del edificio, por el amianto, "se proyecta la demolición del forjado de hormigón de la planta de piso, por tanto la demolición de la estructura de hormigón que lo sustenta". Así como el frente de fachada, la sustitución de los elementos de otras fachadas. "Además, se proyecta la supresión de forma absoluta, del uso de mercado que el edificio tenía hasta el momento de su parada de funcionamiento, por un nuevo uso de carácter hostelero, es decir, bares cafeterías y restaurantes".
Consideran que el proyecto supone la construcción 'ex novo' de otro edificio —nueva cimentación, nueva estructura, nuevos cerramientos y nueva cubierta— "con características externas de ligera apariencia a las del edificio actual" y arguyen que entra en contradicción con los informes técnicos mencionados. "Destruir el original y proteger la copia o su simulacro, este es el planteamiento de rehabilitación". Defienden el diseño actual de Santiago Pérez Aracil, incidiendo en una composición funcional "en diálogo perfecto con su entorno (dos calles y dos plazas previamente diseñadas por el mismo arquitecto) por la escala de sus elementos y calidad del espacio público al que se vinculan". Estiman que "eliminar el frente de fachada y toda la zona situada al oeste con el fin de potenciar la protección y visualización de los restos arqueológicos de los baños árabes sin haber siquiera realizado la excavación de esa zona, supone un atentado contra la propia esencia arquitectónica del edificio".