ALICANTE. Nuevo intento para un viejo objetivo: el reconocimiento de Tabarca -o mejor dicho, de la cultura de la tabarquinidad-, como patrimonio inmaterial de la humanidad por parte de la Unesco. El Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de Casa Mediterráneo, coge el testigo de las acciones previas que han llegado a ponerse sobre la mesa, promovidas por el Ayuntamiento de Alicante, para impulsar una candidatura conjunta que aglutine a Italia y Túnez. Es decir, los otros dos países que comparten esa misma tradición y rasgos históricos en torno a la comunidad tabarquina en su expansión por el mediterráneo, desde la población portuaria de Pegli, en Génova, hasta las islas sardas de San Pietro y Sant’Antioco, la isla de Tabarka en Túnez, y la isla alicantina de Nueva Tabarca.

Esa nueva iniciativa ya ha comenzado a registrar los primeros pasos oficiosos, con los contactos entablados entre la dirección de Casa Mediterráneo y el mismo Ayuntamiento de Alicante con el propósito de coordinar actuaciones y poner en común la presentación de la parte de la candidatura que correspondería confeccionar a España, según precisó el director de la institución diplomática, Andrés Perelló, a consulta de Alicante Plaza. Se trata de una tarea todavía en fase inicial, en colaboración con la Concejalía de Cultura y de su departamento de Patrimonio Histórico, con la que se pretendería aprovechar el trabajo de recopilación de documentación que se llegó a poner en marcha a partir de 2008, y que se intensificó tanto en 2014, como en 2018, cuando se desarrollaron los primeros encuentros de coordinación y se llegó a firmar un acuerdo de hermanamiento entre los tres países tabarquinos.

De hecho, el mismo Perelló -que ejerció como embajador permanente de España ante la Unesco entre 2018 y 2021- pretendía restablecer contactos con el país norteafricano este mismo martes durante la participación de un encuentro en el que debía coincidir con la embajadora tunecina, en un acto en el que preveía concertar futuras actuaciones conjuntas. Se trata de una aproximación que también habría registrado primeros pasos con Génova, a partir del encuentro celebrado en 2023 entre su alcalde, Marco Bucci, y el primer edil alicantino, Luis Barcala, con motivo de la celebración de la última edición de la Ocean Race, en la que también se estrecharon lazos hacia un hermanamiento entre las dos ciudades que, entre otros puntos, incluyese la promoción de la candidatura sobre la tabarquinidad.

En este sentido, se pretendería retomar la colaboración emprendida por primera vez hace siete años para armar esta vez una candidatura de carácter internacional e intercontinental entre tres países encuadrados en el arco Mediterráneo que lograse convencer a la Unesco, después de que no prosperase la primera tentativa que llegó a registrar Túnez en solitario. Esa candidatura conjunta permitiría reforzar la idiosincrasia particular de la tabarquinidad como elemento distintivo de la cultura mediterránea con lo que ganaría peso ante el examen de la Unesco. Máxime al contar con el liderazgo del Ministerio de Asuntos Exteriores como promotor por parte de España. Eso sí, el paso previo para que se produjese la asunción de esa responsabilidad debería partir de la Generalitat, con la presentación de una solicitud de registro de la candidatura por parte del ministerio, según precisó el mismo Perelló.

Regulación urbanística y turística

La reanudación de acciones para lograr el reconocimiento de la Unesco llega en un contexto en el que se trata de avanzar en la definición del futuro de la isla, mediante la tramitación de su Plan Especial, en el que se concretará su ordenación urbanística, y la puesta en marcha de un futuro Plan Director, en el que se regulen otros aspectos como su gestión turística o el control de sus accesos, por ejemplo. 

El Plan Especial se encuentra ahora en fase de borrador, con la previsión de que pueda quedar aprobado en Junta de Gobierno para su exposición al público a medio plazo. Como informó este diario, ese plan prevé limitar el crecimiento urbano de la isla a la superficie encuadrada en torno a su recinto amurallado, sin amparar nuevos desarrollos, así como la protección de más de un centenar de viviendas (109 en concreto) consideradas casas urbanas tradicionales que quedan abrazadas bajo un grado de protección de conjunto. El objetivo de ese documento no es promover medidas sobre su regulación turística, a pesar de que sí incluye un primer estudio de fortalezas y debilidades en el que se aboga por evitar la saturación, según confirmó este martes el vicealcalde, portavoz del equipo de gobierno y concejal de Medio Ambiente, Manuel Villar, en la comparecencia semanal en la que se da cuenta de los acuerdos alcanzados en Junta Local.

En esta línea, Villar indicó que esa regulación turística quedaría plasmada en la redacción de un futuro Plan Director, en el que debería analizarse la necesidad o conveniencia de implantar posibles límites de aforo en base a una capacidad de carga máxima que todavía no se habría calibrado. Eso sí, indicó que, por el momento, esa posibilidad no se habría abordado todavía en el seno del equipo de gobierno al señalar que no se trataría de "una cuestión que se haya puesto sobre la mesa". Además, incidió en que un hipotético control de accesos requeriría de la implicación de otras administraciones, ya que se sobrepasaría las competencias al alcance del Ayuntamiento.