ALICANTE. ¿Cuáles son las claves para garantizar un crecimiento turístico bajo el parámetro de la sostenibilidad? Como mínimo, cualquier estrategia política que pueda ponerse en marcha desde el ámbito de los municipios debería ceñirse a dos líneas de actuación fundamentales: el respeto por la identidad local y y la puesta en marcha de un marco regulatorio adaptado a cada circunstancia para que el flujo de visitantes, y las consecuencias de su presencia en cada destino, no impidan la normal convivencia con los residentes. Así se puso de manifiesto este lunes en el transcurso de la jornada sobre turismo sostenible 'De la Marjal a la gastronomía responsable', organizada por la Comisión de Turismo de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) en Alicante.
La cita incluyó la celebración de una primera mesa redonda, moderada por el presidente de la comisión y alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, bajo el título de 'Turismo sostenible: construyendo ciudad a través de experiencias turísticas responsables', que contó con las aportaciones de la edil de Turismo de Alicante, Ana Poquet; del alcalde de Cudillero, Carlos Valle; y de la concejal de Comercio y Hostelería de Cartagena, Belén Romero. Y los tres ofrecieron sus distintas perspectivas, en base a la experiencia acumulada en cada una de las tres ciudades, para cocinar una receta en la que, de algún modo, los tres interlocutores introdujeron un condimento común: que las decisiones que pueda adoptar la administración tengan en cuenta las aportaciones del sector privado, y que se mantenga la escucha activa con la ciudadanía para favorecer su implicación y evitar una alteración de su calidad de vida.
Nada se planteó, eso sí, sobre opciones como la implantación de tasas turísticas que ya se han implantado en otros destinos nacionales e internacionales, o sobre la determinación de cargas máximas que rebajasen la presión en casos en los que pudiese detectarse síntomas de saturación; aunque sí se abogó por profundizar en elementos de protección del medio ambiente, en la renaturalización y en combatir los efectos del cambio climático con iniciativas como el desarrollo de refugios y la instalación de sistemas que procuren sombraje, como subrayó el mismo Bermúdez.
Por partes. Poquet fue quien ofreció el punto de vista de las acciones desplegadas en la ciudad de Alicante para subrayar apuestas como el parque inundable de La Marjal, como infraestructura para preservar "la calidad del agua de la bahía" frente al riesgo de contaminación que conlleva el arrastre de materiales que se produce durante los episodios de lluvias torrenciales. Ese parque, subrayó, además de haberse convertido en un espacio de uso social, y visitado por los turistas, también permite "reutilizar" el agua de lluvia para riego, con lo que se anotaría otro beneficio ambiental más.
En cualquier caso, su intervención puso el acento fundamentalmente en la necesidad de trabajar "junto al sector" privado, "que son los que mejor conocen sus necesidades", al margen de contar con el criterio técnico de los trabajadores del Patronato de Turismo, de "escuchar a la ciudadanía" para recibir propuestas y de proveerse de la colaboración de la Universidad de Alicante (UA), a través de la cátedra de turismo 'Ciudad de Alicante', que "nos permite tomar decisiones con rigor científico", explicó. Así, señaló que, en el "contexto de transformación actual", la búsqueda del "equilibrio" resulta clave para asegurar la sostenibilidad turística, por lo que defendió decisiones promovidas en Alicante, como la suspensión de licencias para viviendas de uso turístico (VUT) con el fin de ordenar el sector.

- Los participantes en la mesa de la jornada sobre turismo de la FEMP. -
Además, también aludió a la necesidad de cuidar el producto local en ámbitos como la cultura, la gastronomía -especialmente, en el año del reconocimiento de Alicante como Capital Española de la Gastronomía- o referencias singulares como el Mercado Central. Y, por último, abogó también por trabajar en la triple vertiente ambiental, social y económica del turismo para promover acciones enfocadas en la mejora de la accesibilidad y la digitalización para procurar un crecimiento turístico sostenido, con el propósito de esquivar el riesgo de "morir de éxito".
"Sin olvidar a los que habitan"
En segundo término, el alcalde de Cudillero, Carlos Valle, fue quien más incidió en el factor de la renaturalización y en la protección del paisaje. En esta línea, defendió la necesidad de regular y ordenar el sector turístico para configurar "espacios sostenibles" y "refugios climáticos" que procuren "acomodo a la población". Al tiempo, insistió en la necesidad de "organizar el turismo" desde aspectos como la provisión de zonas de aparcamiento suficientes o habilitar autobuses lanzadera para cubrir los desplazamientos hasta los puntos turísticos más concurridos, además de regular cuestiones como el acceso a las playas.
Como Poquet, Valle subrayó la conveniencia de apostar por el respeto a la identidad, por potenciar el producto local, al referirse a elementos propios de Asturias, como la sidra, reconocida como Patrimonio de la Humanidad, o la pesca tradicional. Y, por último, abogó porque las administraciones introdujesen la cogobernanza para involucrar a todos los escalones de la gestión pública en la regulación de aspectos como las viviendas vacacionales. Todo con el fin último de conseguir que el sector turístico se compagine con la vida diaria de los vecinos.
En tercer lugar, la responsable de Comercio y Hostelería de Cartagena, Belén Romero, consideró indispensable que toda iniciativa destinada a la promoción del turismo deba "fortalecer los vínculos entre los vecinos y los visitantes", de forma que cualquier acción o estrategia resulte compatible "para los que vienen y para los que están". Así, como Poquet, compartió el mensaje de "integrar al comercio y a todo el tejido asociativo local" y de aplicar un enfoque "transversal" de forma que se garantice "la sostenibilidad urbana", yendo de la mano del sector, de los empresarios de la hostelería y de las asociaciones de vecinos. "En Cartagena organizamos rutas y experiencias sin olvidar a los que la habitan", enfatizó, para subrayar iniciativas para mitigar el problema del ruido como la puesta en marcha del sistema de puerta a puerta en la recogida del vidrio en los locales hosteleros del centro para evitar molestias durante la noche. "Hay que trabajar a pie de calle con los vecinos", recalcó.
Además, también remarcó como indispensable contar con el factor local para "mantener las raíces" en aspectos como la gastronomía o el patrimonio histórico y cultural, y añadió -como decisiones que toda ciudad turística debe impulsar a futuro- cuestiones como la creación de espacios verdes para contar con "ciudades amables"; el refuerzo de la economía local, de modo que se cuente con hosteleros, comerciantes y producto de kilómetro cero; y la proyección de la tradición "para no perder la identidad de nuestra cultura, que es la base de los que nos hace diferente respecto al resto del mundo", concluyó.