BENILLOBA. En una época marcada por una nueva industria textil y en la que los telares manuales y mecánicos han dado paso a los electrónicos, existe la posibilidad de echar la vista atrás y poder conocer de primera mano las raíces de la industria pionera en Alcoy y en las comarcas de l’Alcoià y el Comtat gracias a la colección de maquinaria textil que Josep Julià Serra recopiló, restauró, inventarió y cuidó durante 40 años. Una colección de máquinas textiles que es la primera en la Comunitat Valenciana y que ha sido conservada en la planta superior de su vivienda en Benilloba, su tierra natal.
Ahora su viuda, Maria Català, la ha donado de manera altruista a la UPV y será expuesta en el Museo de Patrimonio Industrial e Historia del Campus de Alcoy de la UPV, ubicado en el edificio que la Universitat tiene en el Viaducte. La sala llevará el nombre de 'Col·lecció de maquinària tèxtil Josep Julià i Serra i Maria Català Monllor. Antiga col·lecció privada en Benilloba' y acogerá este tesoro cuidado con mimo durante décadas.
Licenciado en Geografía e Historia, profesor e inspector de educación durante 10 años, Josep Julià siempre se interesó por la industria textil propia de la zona y en un momento dado llegaron a sus manos unos telares de su familia, a los que ya no iban a darle uso, iniciando de esta manera lo que ha pasado a ser la primera colección de telares de la Comunitat Valenciana.

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Restauró e inventarió estas máquinas y a partir de ahí fue haciéndolo con todas las que pasaban a formar parte de su colección, que iba aumentando teniendo en cuenta que quienes tenían un telar, torno… que no iban a utilizar, sabían que dejarlos en manos de Josep Julià era dejarlos en buenas manos, por lo que se los entregaban. Así, la colección incluye desde telares manuales con cajas de volante y arneses a una plegadora, pasando por tornos, prensas textiles, urdidores manuales, un carro para transportar plegadores, un banco de costuras y todo tipo de utensilios que utilizar en la industria textil, y algunas piezas pueden tener hasta 200 años de antigüedad, por lo que supone un importante valor patrimonial.
Las máquinas funcionan, de hecho pueden verse mantas tejidas en ellas, y subir a la buhardilla de la casa familiar en Benilloba, donde se encuentran hasta que lleguen a Alcoy, supone "volver a nuestras raíces, es una mirada al pasado que tiene que perdurar para el futuro y a través de ellas podemos saber cómo trabajaban nuestros antepasados, conocer más de nuestra historia", apunta Maria Català, quien explica que "con esta donación se pone en valor el trabajo que mi marido realizó durante 40 años y que fue una gran pasión durante toda su vida. Con la instalación en el museo del Campus de Alcoy de la UPV queda para la historia, la cultura y el patrimonio, y las futuras generaciones podrán visitarla y conocer cómo se trabajaba".

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Hasta ahora, esta colección podía ser visitada en Benilloba con visitas organizadas, reducidas y de manera gratuita, recibiendo visitantes de diferentes puntos de España e incluso del extranjero, pues recuerda a unas personas procedentes de Alemania. Pero llegó un momento en que Maria se planteó cómo poder mostrarla a más gente y en un lugar acorde a lo que se muestra. Lo hablaba con amigos como el profesor de la UA Eliseo Fernández Daza y Manuel Ayús y Rubio, arquitecto y abogado, y finalmente consideró que una donación a la UPV y a Alcoy ·era la opción ideal. La Universidad es la luz de la cultura que ilumina el mundo y tenemos la suerte de tener un Campus interconectado con el mundo".
Hará unos dos años recibió una visita que puede decirse que fue el origen de lo que ahora se ha formalizado. Fue el historiados Ramón Molina, muy amigo de Josep, quien le puso en contacto con alcoyanos que podrían orientarla y que la intención de donar llegara a buen puerto. Así que organizó en Benilloba una reunión a la que, además de él, acudieron Enrique Masiá, presidente de Alcoy Industrial, el director del Campus de Alcoy de la UPV, Pau Bernabeu, y los responsables de su museo, Josep M. Gadea e Isaac Montava, junto al historiador Gabriel Guillem y el ingeniero Alfonso Jordá. "Para mí fue un privilegio que nos reuniésemos en mi casa, estuvimos hablando, considerando todas las opciones, y ahí nació lo que ahora se ha formalizado, donar la colección a la UPV y que quedara instalada en el museo ubicado en el Viaducte, en una sala que yo misma he podido elegir".

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Maria está muy agradecida a todos los que han colaborado y aportado en este proceso, y da las gracias a la UPV por su respuesta y acogida, habiendo firmado ya el convenio junto al rector de dicha Universitat, José Capilla, quien también hizo público su agradecimiento a Maria y destacó el "grandísimo valor cultural e histórico" de la colección donada.
La donación de Maria Català convierte es colección en universal y con ello se cumplen dos de sus ilusiones, como son poner en valor el trabajo y pasión que acompañó la vida de su esposo, y que todos los interesados puedan tener acceso a una maquinaria textil que forma parte del ADN de esta tierra y que es parte de la historia, cultura, patrimonio y sentimientos.

- Josep Julià en una imagen facilitada por Maria Català. -

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