ALICANTE. No habrá segunda convocatoria para los concursos de compra de pisos impulsados desde el Patronato de Vivienda del Ayuntamiento de Alicante. El equipo de Gobierno, del PP, no promoverá su repetición, después de que las dos licitaciones por un importe global de 2,1 millones concluyesen en fracaso. Como ha publicado Alicante Plaza, en ninguno de los dos concursos se presentaron ofertas: ni entidades bancarias ni particulares pusieron sus inmuebles a disposición del Ayuntamiento transcurrido el plazo de once días hábiles establecido para hacerlo.
La ausencia de interesados expone a que la partida reservada para la compra de esos inmuebles (con el fin de destinarlos al alquiler social) pase a formar parte del remanente del presupuesto del Patronato, sin que pueda tener el uso para el que se había reservado cuando se aprobaron las cuentas del órganismo autónomo de este año. No obstante, los populares sopesan ahora dos alternativas distintas con el fin de poder emplear al menos parte de esos 2,1 millones en el objetivo para el que estaban destinados. La primera, según apuntó el propio concejal de Vivienda, Israel Cortés, consistiría en aprobar una modificación de crédito en las cuentas del Patronato para poder emplear parte de ese dinero en la compra de pisos de manera directa, sin volver a convocar otro proceso abierto a la pública concurrencia. En el Patronato se considera que, si nadie acudió a los concursos ya declarados desiertoes, es porque en Alicante, en este momento, no existen viviendas en el mercado que puedan venderse con las condiciones y precios establecidos en sus bases.
Vivienda pone el foco en otro modelo de alquiler público, como el del edificio de convivencia intergeneracional de Plaza de América
Así, la nueva propuesta en estudio consistiría en emplear parte de esos 2,1 millones para poder negociar directamente la compra de pisos en manos de la Sareb: el llamado banco malo que absorbió los activos inmobiliarios de las entidades rescatadas por el Fondo de Reestructuración Bancaria (Frob). Según Cortés, el Patronato ya habría establecido contacto con la entidad que dirige Jaime Echegoney para sondear posibilidades al respecto.
La segunda alternativa, relacionada con la primera, consistiría en aprovechar parte de esos fondos en el impulso de promociones públicas para las que el Patronato ya dispondría de proyectos redactados. En principio, podría tratarse de un alternativa con menor coste con la que, además, también se podría optar a subvenciones de otras administraciones que ayudasen a cofinanciar la construcción de esos nuevos edificios.
En ese caso, además, se estaría pensando en otro modelo distinto al de los pisos de alquiler social tradicional para satisfacer otro tipo de demanda pública. El espejo en el que el Patronato podría mirarse sería el del edificio de viviendas intergeneracionales de Plaza de América, que acaba de cumplir su décimo aniversario como ejemplo de fórmula viable de convivencia solidaria entre residentes de edades distintas en el que los jóvenes arrendatarios menores de 35 años están comprometidos por contrato a prestar determinados servicios a los residentes de más de 65 años. Se trataría, en consecuencia, de favorecer otro tipo de alquiler en el que pudiesen cubrirse necesidades sociales distintas.