A veces, con puntadas invisibles, más allá del lenguaje puramente discursivo, los hechos nos indican el camino.
De qué hablamos cuando hablamos de mujeres?
De qué hablamos cuando hablamos de feminismo?
De qué hablamos cuando hablamos de igualdad?
Hay un mundo por venir que está en construcción pero que crece a ritmos dispares.
Marzo es, sin duda, el mes del feminismo, de la igualdad; un tiempo cargado de conquistas y memoria, de batallas llena de dolor. Pero marzo sólo es marzo y significa marzo en unos cuantos países y culturas en los que la mujer blanca ha conseguido, como poco, erguir los hombros, levantar la mirada y caminar sin tutelas. Marzo sólo es un mes del calendario para millones y millones de mujeres cuyos anhelos son la supervivencia. Para ellas, sobrevivir es un privilegio tal que ni siquiera la violencia les duele.
En India, según los censos oficiales,nacen cada vez menos niñas, es decir, desaparecen en el tránsito inquietante entre el vientre de sus madres y el registro público. Son una carga tal que se deshacen de ellas.
En muchos países pueden lapidarte o mutilar tu clítoris o expulsarte con las alimañas si estas menstruando. Si eres solo una niña, quizá sólo te rapen al cero para que tu padre haga una ofrenda con tu melena.
Son solo ejemplos. Esas mujeres no se quejan, en su idioma no existe el vocablo sonoridad, no esperan nada, no nos oyen cuando agitamos las caceroladas. Ellas no gritan, susurran su destino, y aveces, incluso sonríen, porque saben que si pueden contarlo, es que ya han ganado.
Así va esto del feminismo más allá de nuestras blancas fronteras. Allí, el feminismo se llama supervivencia. Su lucha es todavía una quimera en la voluntad política. Las lideresas del feminismo del sur mueren a balazos o incendiadas mientras las mujeres del norte celebramos la alegría de sabernos hermanas en nuestras conquistas. Abuelas, madres, hijas,hermanas, amigas. Poco a poco, en la vereda de la historia de la lucha feminista están los rostros de todas ellas, sus lágrimas y sus risas. La alianza entre nosotras es un imperativo del feminismo, y aún más, de la razón ética que defendemos. Ni una menos, ni una atrás, ni una sola. Empecemos por conocernos. Por escucharlas. Por luchar con ellas. Las mujeres del sur y las mujeres del norte son la gran alianza del futuro, no lo duden, la gran alianza a la que la historia de la humanidad nos convoca. No eludamos la batalla.Entremos con ellas.
Antonia Moreno es Directora General de Cooperación de la Generalitat Valenciana