ALICANTE. La última infraestructura hídrica terminada y en desuso en la provincia de Alicante, con permiso del controvertido trasvase Júcar-Vinalopó, al que el cambio de Gobierno ha vuelto a sumir en la incertidumbre, parece que se pone en marcha. La sociedad estatal Acuamed, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica (antiguamente conocido como de Medio Ambiente), acaba de sacar a licitación el contrato para poner en marcha y operar la planta, que está parada después de ponerse en marcha durante dos años en 2015.
El actual contrato de explotación, suspendido, finaliza en enero de 2019. En ese momento, si todo ha salido bien, entraría a explotar la desaladora la nueva adjudicataria, para un periodo de dos años prorrogable por otros dos. El importe de licitación del contrato es de 3,3 millones de euros, según el anuncio. Acuamed ya ha organizado dos visitas a las instalaciones para las empresas interesadas y este viernes finalizó el plazo de recepción de ofertas.
Según ha podido confirmar Alicante Plaza, hay al menos media docena de ofertas presentadas por empresas del sector. Entre las firmas que han mostrado interés por operar a partir de enero la desaladora de Mutxamel se encuentra el grupo Suez, propietario a través de Hidraqua de la parte privcada en la empresa mixta Aguas de Alicante. También ha presentado oferta Acciona, que ya opera algunas de las desaladoras de la provincia, como las plantas de Alicante I y II, en Aguamarga. Entre los concurrentes figuran habituales de estos concursos como Valoriza (Sacyr), Facsa o Cadagua.
La oferta económica aportará el 80% de la valoración final de las ofertas, y los otros 20 puntos se decidirán en base a la calidad del proyecto técnico, aunque con criterios cuantificables. El adjudicatario se encargará de los servicios de operación y mantenimiento de las instalaciones correspondientes a la desaladora de Mutxamel y su red de distribución con la finalidad de entregar el agua producida en los puntos de entronque a las redes municipales.
La desaladora generó 4,1 hectómetros cúbicos en el año 2015, el primero de los que estuvo en funcionamiento, y otros 6,6 hectómetros cúbicos en 2016. Desde 2017 no ha estado en funcionamiento. Las obras de un embalse de regulación pendiente, valoradas en medio millón de euros, se adjudicaron este mismo año y están en ejecución en estos momentos, según se indica en la memoria del proyecto para poner en marcha la planta.
Como ha contado este diario, la producción de la planta de Mutxamel en 2019, cuando entre en funcionamiento, se iba a incorporar al caudal total que debían percibir los usuarios del Júcar-Vinalopó, junto al agua enviada desde la toma del azud de la Marquesa, en Cullera. El convenio, que abría las puertas a otras soluciones sin concretarlas (aunque los regantes siempre han aspirado a recibirla de Alarcón), se iba a firmar este verano, pero el cambio de Gobierno con la moción de censura de mayo lo ha vuelto a dejar en el aire.