Me gustaría equivocarme, pero los Presupuestos Generales del Estado dan para dos obras grandes, cada dos/tres años. Al menos, en infraestructuras viarias (siempre cuando tengan todo el proceso a punto de empezar). Las hidráulicas tienen un plazo más amplio. De las ferroviarias no me atrevo a decir nada. Son más lentas. Esto es lo que ha pasado en los últimos años, con Pedro Sánchez, y también con Mariano Rajoy.
Digo con todo el riesgo de fallar, pero lo que puedan incluir los PGE para la provincia de Alicante parece claro: comenzará la obra del tercer carril de la AP-7, entre Orihuela y Crevillent, que está a punto de adjudicarse; comenzará la obra de las obras complementarias de la variante de Benissa, que en breve sabremos qué empresa las ejecuta; se redactará el proyecto del nuevo acceso de la AP-7 para Gata y Pedreguer; y con suerte se hará el informe de impacto ambiental del desdoble de la M-332 a su paso por Torrevieja. La gran sorpresa que podría anunciar el Gobierno es el fin del peaje de la segunda circunvalación de la ciudad de Alicante con el fin de libear el tráfico que soporta la A-70 entre Elche y Alicante. Si el mandato de Pedro Sánchez durante cuatro años y se ejecutado todo esto, estaríamos hablando de unos 200 millones. Además de Torrevieja, la gran obra pendiente sería el tercer carril entre Alicante y Elche por la A70, que no es fácil de ejecutar; en algunos tramos sí. A la ronda de sur de Elche le pongo velas para que se acuerden de ellas.
En cuestión hídrica, el Gobierno tiene dos frentes importantes: ampliar la desaladora de Torrevieja y finalizar las obras pendiente del trasvase Júcar-Vinalopó. Sobre todo, la balsa receptora del agua, la de San Diego, que es inutilizable. De tener ambas obras energía fotovoltaica, se bajará la factura del coste del agua.
Lo del tren ya lo dije la semana pasada. Poca fe en el tren que debería conectar con el aeropuerto. Lo del tren de la costa, fum de canyot. La gran obra, que parece que disfrutaremos en 2026, es la conexión en AVE de las tres capitales de la Comunitat Valenciana. De momento, la provincia de Alicante cuenta con cuatro estaciones de AVE y el Cercanías Alicante-Murcia, pediente de la solución del tren al aeropuerto, tiene una alternativa: que solo tiene un pero: no para en el centro de Elche. El AVE no llega ahí.
El aeropuerto tiene algunas inveriones garantizadas. Sé que los empresarios reclaman la segunda pista, pero además de ser prematura, a mi modesto entender, habría que solventar el impacto ambiental, cuestión no menor. Cuando se habla de sostebilidad hay que ser coherentes con lo que se dice y lo que se hace. Quizás el eslabón más débil es el Puerto, por su dependencia férrea, pero eso merece otro artículo.
Esto es lo que hay. ¿Podría ser mejor? Sí. ¿Hay capacidad y proyectos en marcha para más? Podría, pero no mucho más. El discurso político es muy fácil en esta materia, pero la realidad es dura. El papel lo soporta todo. Pero esto es lo que hay. ¿Cuál puede el punto de inflexión? Pues que la Generalitat Valenciana se adheriera a la quita de la deuda que ha propuesto el Gobierno de Sánchez. Cantidades han sonado muchas. La negociación toca a los actuales gobernantes. en sus manos está entrar en ese juego, pero de lo que no tengo dudas es que una importante merma en la deuda de la administración autonómica dotaría a la Generalitat de un mayor esfuerzo inversor. Quizás la quita de la deuda deba ir aparajeda de un nuevo sistema de financiación autonómica. Lo primero es más fácil; lo segundo, complicado. Pues esa es la cuestión. Conformarse con lo que ofrecen, o luchar por tus sueños. Pero de momento, pase lo que pase, tocamos a dos obras grandes por mandato. Máximo tres. Que cada uno lo valore como quiera. Lo del tren, que es lo importante, ya sabemos cómo está.