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el billete / OPINIÓN

Un futuro de diseño

Foto: ValenciaDesign
15/09/2019 - 

Comentaba Xavi Calvo en el desayuno que Valencia Plaza celebró pocas horas después de conseguir València la designación como Capital Mundial del Diseño 2022 que en los dos días de julio que el jurado de la World Design Organization (WDO) visitó la ciudad los miembros de la candidatura no montaron nada excepcional para impresionarlos, les enseñaron lo mejor que tenemos, los impresionaron sin artificios. De hecho, la visita del jurado se cerró con una cena que no se celebró en un restaurante con estrellas decorado con el último grito en interiorismo. Cenaron en una barca en la Albufera a la hora de la puesta de sol.

Cuenta Curcio Malaparte en La Piel que el general Rommel, impresionado por el maravilloso chalet con vistas envidiables que el escritor se había hecho construir sobre una roca en la isla de Capri, le preguntó si la casa la había proyectado él. "No", respondió Malaparte, y, abriendo los brazos hacia el inmenso azul marino salpicado de farallones, islas y, al fondo, la península de Sorrento, añadió: "Yo proyecté el paisaje". Los miembros del jurado se fueron a deliberar convencidos de que en València se diseña hasta el paisaje, impresión que seguramente no se llevaron de nuestra rival Bangalore, no porque carezca de bellos parajes sino porque los indios no les llevaron a disfrutar de ellos.

Nos cuesta creerlo, pero València, con todos sus defectos, impresiona a los de fuera por su sencillez frente las grandes capitales, porque se recorre a pie y limita con la huerta, por su vanguardia dispersa pertot arreu, por sus tradiciones, por el talento creativo y porque lo único que tiene que envidiar a las grandes metrópolis es que aquí todo se hace a escala, ya que no aspiramos a ser más sino mejores (en este sentido, más pronto que tarde habrá que plantearse cuál es el número de turistas deseable en lugar de obsesionarse por superar los del año anterior o los de otras ciudades).

Momento en el que la candidatura de València es informada de su designación, el pasado lunes. Foto: Valenciadesign

València es un lugar ideal para vivir, para estudiar –más erasmus que Madrid y Barcelona– y para crear. Nos faltan algunas cosas, es cierto, entre ellas una mayor implicación empresarial que permita aprovechar todo el potencial innovador. Existe la València coenta, claro que sí, pero la moderna, la transformadora, tiene que ser más fuerte. De eso se trata.

Nos falta también un museo del diseño valenciano que recoja para las nuevas generaciones el último siglo de creatividad de la Comunitat. Con el impulso de la capitalidad mundial y el trabajo previo de Vicent Martínez –uno de los valencianos galardonados con el Premio Nacional del Diseño– lo acabaremos teniendo (¿en el desaprovechado MuVIM?). Ya existe, no obstante, un museo privado de diseño industrial, el de la colección de electrodomésticos creado por Andrés Alfaro Hofmann en Godella. Muy recomendable.

Del éxito de València en el reto de ser Capital Mundial del Diseño cabe destacar que fue una iniciativa privada apoyada por los profesionales del diseño y destacadas empresas en el que las instituciones públicas hicieron lo que toca, facilitar las cosas y arrimar el hombro sin tratar de apropiarse del evento. Especialmente y por razones obvias el Gobierno local, Feria Valencia y la Marina, pero también la Generalitat y el Icex, que hizo tareas de lobby fuera de España.

Vicent Martínez, Vicente Pons, Xavi Calvo y Pepe Cosín, en el desayuno de Valencia Plaza. Foto: KIKE TABERNER

En esta conjunción tan emocionante –por atípica en València– cabe destacar el trabajo de Xavi Calvo y Pau Rausell, los directores estratégicos de la candidatura; de Marisa Gallén, presidenta de presidenta de la Associació València Capital del Disseny; de empresarios como Vicente Pons; de diseñadores como Vicent Martínez y Pepe Cosín, decano del Colegio de Diseñadores de Interior de la CV, y de un grupo de empresas cuyos nombres merecen ser reseñados: Point, Actiu, Torrecid, Andreu World, Equipo Drt, Capdell, La Imprenta, Istobal, Vondom, Trébol Mobiliario, Cerveza Turia, Aidimme, Suavinex y Gandia Blasco. 

Los miembros del jurado destacaron de València, que partía con un hándicap grande porque su antecesora era la francesa Lille y en teoría tocaba otro continente, que jamás habían visto una candidatura igual, una candidatura privada –sin 'relaxing cup of café con leche'–, de la que alabaron "la precisión, el rigor y la profesionalidad" durante todo el proceso, así como "la cohesión y fortaleza" del sector del diseño.

Un sector que, como destacaba Vicent Martínez, es la historia de cuatro generaciones de diseñadores que no solo han creado, sino que han sembrado con la ayuda intermitente de la administración –no todos los gobernantes han sabido valorar su importancia– hasta formar un colectivo heterogéneo pero que permite hablar al mundo de un diseño valenciano.

Stand del Institut Superior d'Ensenyances Artístiques en la feria Hábitat 2018. Foto: EVA MÁÑEZ

Con un presupuesto mitad público mitad privado, muy modesto al lado de otros grandes eventos que en València han sido, la ciudad tiene la oportunidad de ser el epicentro de un acontecimiento que no debe ser local sino que debe impulsar definitivamente el diseño valenciano y español –hay que involucrar a todo el país– como referente mundial, como en su día lo fue el de Italia, que todavía vive de ello.

Los organizadores preparan un programa en el que las actividades comenzarán de inmediato para ir in crescendo y no morir después de 2022. El año que viene tendremos el aperitivo de los European Design Awards, que por primera vez se entregarán en una ciudad española, pero el verdadero reto no es hacer partícipes a los diseñadores sino a la ciudadanía, desparramar por todos los rincones el gusto por el diseño, llevarlo a todos los sectores industriales para que sigan ejemplos como el del hábitat o la cerámica y elevar el sentido crítico de la sociedad.

En esta tarea somos muy importantes los medios de comunicación. Valencia Plaza apoyó desde que nació en 2010 el sector del diseño con una sección fija en Culturplaza y en la revista Plaza para poner en valor la importancia cultural y económica que tiene en la Comunitat Valenciana. Aquí lanzó Xavi Calvo hace justo dos años el reto de conseguir la capitalidad mundial del diseño con tanta convicción que muchos creímos que era posible. Y aquí continuaremos apoyando el proyecto tratando de ilusionar a los valencianos.

Puesta de sol que vio el jurado de la WDO desde la Albufera de València. Foto: ValenciaDesign

Se nos ha quedado un paisaje muy bien diseñado y tenemos la suerte de que Joan Ribó no es Peter Lim, pero como está en nuestro ADN pegarle fuego a todo, no está de más pedir por favor que no lo estropeemos.

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