VALÈNCIA. La cultura no para. Pese a todo. Aunque el confinamiento ha obligado a muchos eventos culturales a repensarse, aplazarse o, en el peor de los casos, cancelarse, otros siguen con el plan establecido -al menos, en parte- con la esperanza de que la crisis sanitaria abra pronto las puertas y ventanas de salas de conciertos, teatros o cines. Tal es el caso de Truenorayo, que este año se enfrenta, como muchos otros de sus eventos ‘hermanos’, a su edición más extraña. El proyecto liderado por Ada Diez y Lu Sanz nació con el objetivo de convertirse en un punto de encuentro entre música e ilustración, un festival clave en la escena valenciana que se ha consolidado a golpe de originalidad, huyendo de carteles clónicos y apostando por impulsar la presencia de mujeres en una industria que todavía tiene muchos retos en el ámbito de la igualdad. “Ahora más que nunca”, defienden, es momento de cultura y, en su caso, la maquinaría no para de cara a una séptima edición que tendrá lugar el próximo mes de septiembre en La Mutant y de la que poco a poco se van conociendo más detalles. El primero, el fichaje de la ilustradora Genie Espinosa, que será la encargada de firmar la imagen gráfica de esta nueva edición.
“Muy influenciada por Warner Bros y los dibujos animados de Disney, además de ser una gran lectora de cómics y manga”, explican, Espinosa no es una extraña para Truenorayo, pues ya colaboró con el festival en 2018. La ilustradora, que actualmente se encuentra trabajando en su primera novela gráfica, se suma a una nutrida lista de creadoras que cada año han plasmado la filosofía del evento en sus carteles, un listado que suma a la propia Ada Diez (2014), María Herreros (2015), Ana Galvañ (2016) Nuria Riaza (2017), Cristina Daura (2018) y Sonia Pulido (2019). Pero la vinculación del festival con el mundo del dibujo no acaba aquí, pues ya se ha convertido en (joven) tradición crear un mural con el que poner la guinda gráfica a cada edición. De esta forma, y manteniendo “el compromiso del festival con la ilustración y la puesta en valor de la mujer como creadora”, será la ilustradora valenciana Luna Pan la encargada de dar forma a este mural, que trasladará el espíritu de Truenorrayo a través de sus figuras dinámicas y estilizadas.
Truenorayo sigue aunque, eso sí, no es ajeno a un presente cargado de incógnitas. “Acabó una edición y nos pusimos a trabajar en la otra, incluidas las programaciones paralelas. Ahora tenemos que hacer una pausa y ver qué sucede”, explica Diez. Tendrá que esperar el anuncio del cartel de artistas, que tenían previsto haber publicado ya, un cambio en su calendario que convive con la modificación -que no para- del calendario global valenciano que, derivado de los numerosos aplazamientos, presenta un otoño cargado de citas. “Toda la programación que se está trasladando es porque si no se hace supone un año de pérdidas económicas. Eso es muy grave […] Otoño era algo que no quería nadie, una franja de tiempo bastante solitaria en eventos. Ahora vamos a encontrarnos muchos, lógicamente. Evidentemente es algo que va a afectar a todo el mundo, pero entendemos que es una situación extraordinaria. Ahora la programación tendrá que expandirse más allá de los fines de semana”, expresa Ada Diez al respecto.
Según las impulsoras del festival, esta crisis no se trata solo de nuevos problemas, sino que también pone el foco en aquellos a existentes. “Es importante educar al público en cómo se consume. No todos los contenidos pueden ser gratuitos… Es un problema que ya estaba instaurado. Hay que encontrar un equilibrio y educar en cómo se consume cultura. Esto es un trabajo, no un hobby. Es importante que cuidemos a nuestros creadores”. A pesar del complejo contexto, su discurso es calmado y aboga por la solidaridad entre profesionales de la cultura, quizá "por lo que hemos vivido otros años", recalcan. "Esas experiencias nos han ayudado para que nos lo tomemos todo con mucha calma y entender que hay que tener paciencias y esperar respuestas concretas".
La principal pregunta por responder será en este caso la cuestión del aforo. Aunque tienen asegurada la estancia en La Mutant, el proceso de desconfinamiento plantea una ocupación de los distintos espacios culturales a un tercio o la mitad, dependiendo de la fase, un proceso que se inicia este mismo lunes y que todavía se desconoce cómo afectará a los eventos que se celebren después de verano. "No es tan importante llenar al máximo el aforo, sino tener en cuenta que es importante que la cultura esté presente. Fuimos los primeros en cerrar y seremos los últimos en abrir. Somos un sector muy intermitente", recalca Diez, quien aplaude la decisión de los espacios públicos de no cancelar la programación ya acordada. El cómo todavía tiene algunas preguntas por responder, pero una cosa está clara: Truenorayo resiste.