LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR 

Resumen de mi año musical

31/12/2017 - 

VALÈNCIA. Tengo que hacer un resumen del año y no llego ni a acordarme de lo que hice en noviembre. A veces me gustaría que esta sección se llamara de otra manera y poder hablar del futuro, en lugar del pasado. Me resulta más fácil imaginar lo que está por llegar que acordarme de lo que ya ha ocurrido. Sea como sea, esto es lo que hay, se acaba el año, hay que hacer recuento. Recuento de discos, aunque sea, como siempre ocurre en este espacio, a nivel personal y subjetivo.

Miro en mis anotaciones, que nunca sirven de mucho porque son un caos. En enero Flaming Lips sacaron otro ejercicio de impenetrable y tupida psicodelia. The XX alumbraron su tercer disco y una vez más se cumplió la maldición: qué pronto se evapora el entusiasmo por aquello que tan solo unos años atrás nos volvía locos; claro que también puede ser que en estos tiempos no baste con el talento para hacer buena música y se requiera también el don añadido de seguir atrayendo el interés. En febrero me alegró la vida el disco de Jens Lekman, pero de eso ya hablé largo y tendido hace unos domingos. Miqui Puig me alegró la vida en castellano (i una miqueta en català). Me quedé un poco chafado con el disco de Elbow, un grupo con el que conecto fácilmente (son melancólicos) y me gustó mucho el debut de Shock Machine, psicodelia sin tupir, perfectamente asequible.

Primavera variada

Marzo fue el mes de Spoon y también el de Moonlandingz, que llegaron para certificar que se puede seguir estando al margen de lo habitual como lo estuvieron en su día Sukia o Add N To (X), grupo que, por otra parte, hoy parecen no importarle a nadie. Salió obra de Jesus & Mary Chain en un año en el que hubo otros discos nuevos de viejos grupos de los noventa, como Ride, como Slowdive. Tenemos que acostumbrarnos a que, en el presente, cualquier grupo de cualquier época puede reunirse durante quince minutos. Y no tienen por qué cagarla necesariamente. En marzo sacaron disco dos mujeres muy a tener en cuenta por motivos completamente diferentes: Laura Marling, que reinventa el concepto de folk como nadie, y Sneaks, que hace canciones breves y sintéticas, en la onda de las mujeres del postpunk de finales de los setenta y principios de los ochenta. 

En abril, lo mismo que en marzo

Abril. Abril fue un poco así. Father John Misty se convirtió en ídolo de ese territorio intermedio que hay entre lo alternativo y lo mainstream, dos términos que, dicho sea de paso, no sé por qué me molesto en usar si ya han perdido toda sustancia semántica. En abril Los Radiadores, sacaron Los perros ladraron; ellos saben preservar el espíritu del rock & roll como es debido, sin nostalgias pero con respeto. Mayo me lo alegró Mac De Marco y también Perfume Genius, que no es el más adecuado para alegrarle nada a nadie, pero vosotros ya sabéis por dónde voy. Senior i el Cor Brutal, acompañados de la Síndroma Lomax, publicaron Valenciana, Vol 1; y también fue todo un placer descubrir a dos chicas que se hacen llamar Girlpool. Pixx sacó una de mis canciones favoritas del año, ‘Waterslides’, que he recomendado aquí y allá hasta la saciedad. 

Cigarros para después de y algunas recopilaciones

En junio llegaron recopilaciones de Prince, Can y Beach House. Peter Perrett hizo buena esa teoría no escrita de que lo que un día pasa desapercibido, otro se convierte en acontecimiento. Con la gente nunca sabes. Más si llevas tantos años en danza y con una carrera tan destartalada como la suya. Cigarettes After Sex llegaron para convertirse en uno de esos grupos que ha de gustarte si quieres demostrar que sigues en la onda y, francamente, me parece muy bien que les haya tocado a ellos ese ingrato papel, tan español pero también tan útil para visibilizar a artistas que lo merecen.

Arcade Fire y la playa

En julio servidor ya está pensando en las vacaciones y en largarse a la playa en cuanto el trabajo se lo permita. Será por eso que no me molestó tanto que el de Arcade Fire no fuese lo que todo el mundo esperaba que fuese. Yo fui feliz con las reediciones de dos discos viejunos de The Cars y con el álbum de otra señora fantástica, This Is the Kit, más folk que no necesariamente suena al folk habitual. Agosto es un mes en el que ya sí que me da todo prácticamente igual porque estoy de vacaciones, pero no me pasaron desapercibidos los discos de Downtown Boys y de Ghostpoet. Otra mujer a destacar cuyo disco salió en los malditos estertores de agosto: Nadine Shah. Imaginad a PJ Harvey cruzada con Au Pairs, el grupo inglés, no unas cuantas niñeras. Con discos así, la vuelta al cole es más llevadera. En ese aspecto, he de agradecerle mucho a Queens Of The Stone Age y LCD Soundsystem; no evitaron en absoluto que odiara a la raza humana en general por tener que volver a trabajar, pero me ayudaron a superar mi mal humor.

Malhumorado o no, yo para el otoño era feliz porque sabía que se iba a publicar mi primera novela y eso, quieras que no, te predispone a contemplarlo todo con otros ojos. Así que septiembre me pareció maravilloso, con razón o sin ella, porque trajo consigo discos de The Horrors, Sparks, Dream Syndicate, Alex Cameron, que yo, henchido de gozo, disfruté sin miramientos. También me pareció sublime el debut de Moses Sumney, Aromanticism, que es uno de mis álbumes del año y posiblemente de lo que me quede de estar por aquí. A partir de octubre la cosa se complica. La promoción, las presentaciones. Pero, ¡ah, mi olfato es infalible y le hago saber al mundo que Beck no me la cuela. Y mientras, me quedo prendado con el nuevo de St Vincent (esa artista cuyo nombre siempre te pilla desprevenido si eres valenciano) que en la primera canción ya dice una cosa fantástica (“no puedo evitar que el avión se estrelle”) y con el Ken de Destroyer, que es el otoño hecho música.  Entonces llega noviembre y sí, el de Ian Svenonius no está tan mal como dicen por ahí, todo lo contrario que el disco nuevo de Morrissey. Mavis Staples brilla de nuevo con un álbum donde suena pletórica. Se reeditan tres álbumes de A Certain Ratio. El año termina. Jùlia también han sacado disco a lo largo de este inesperado otoño y es de lo mejor que se ha hecho en la Comunidad Valenciana en mucho tiempo.

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