VALÈNCIA. Un día después de lo que estaba previsto en el calendario parlamentario, pero sin sorpresas en las votaciones. El socialista Ximo Puig fue reelegido este jueves en la segunda sesión del pleno de investidura president de la Generalitat Valenciana por 52 votos a favor: 27 del PSPV, 17 de Compromís y 8 de Unides Podem-EUPV.
Una jornada con la que se ponía punto y final a los enfrentamientos de los últimos días entre las tres formaciones que integran el Botànic II por la arquitectura del nuevo Consell -el 'cómo'-, o lo que es lo mismo, el número de consellerias y el reparto de competencias entre los socios; especialmente, por las carteras que ocuparían los morados. Pero que también sirvió para tratar de curar la herida del adelanto electoral decretado por Puig en contra del criterio e intereses de Compromís, su socio en el Ejecutivo. La política son gestos y este jueves en Les Corts hubo de todo tipo.
El primero de ellos, que la votación de la investidura se hubiera aplazado 24 horas porque así lo había dictaminado el president de Les Corts, Enric Morera, a pesar de que existía acuerdo entre socialistas, valencianistas y morados. La coalición liderada por Mónica Oltra lo justificaba el día anterior con que debían llevar a sus órganos internos el pacto para que dieran luz verde al acuerdo programático; también algunos explicaban que no podían investir al líder del PSPV antes de firmar el documento -que se rubricó por la tarde en Alicante-. No obstante, para los socialistas, el motivo de retrasar la votación a pesar de haber cerrado el acuerdo no tenía nada que ver con esto, sino con el adelanto electoral autonómico del pasado 4 de marzo.
"Es su manera de recordarle a él -Puig- que la necesita, tanto para gobernar como para ser presidente. Y que tiene mucho que decir. De momento, ha controlado el cuándo porque no va a ser investido hoy", razonaban algunos en los pasillos del hemiciclo en la jornada del miércoles. Una tesis sobre una suerte de vendetta por adelantar los comicios autonómicos para hacerlos coincidir con los generales que cobró fuerza este jueves con el discurso que pronunció la líder de Compromís, en el que las referencias a la lealtad fueron numerosas. En especial, a la que ha demostrado, a su juicio, la coalición con los socialistas.
La sesión comenzó con el discurso de oposición de la síndica del PP, Isabel Bonig, y con el estreno de Toni Cantó (Ciudadanos) en el Parlamento valenciano, quien centró las miradas durante parte de mañana. Protagonismo que, sin embargo, perdió cuando Oltra entró en escena. Era la intervención más esperada, pues a pesar de que en 2015 también ella hizo la réplica al candidato a investir, Puig, en aquel momento ella no era todavía vicepresidenta del Gobierno valenciano del que iba a formar parte más adelante. En esta ocasión, era la número dos del Ejecutivo del jefe del Consell al que iba a interpelar.
La también portavoz del Botànic salió unos minutos antes del hemiciclo para repasar su texto junto a su equipo y cuando volvió a entrar se sentó en la bancada de Compromís, en la butaca que habitualmente ocupa Fran Ferri, el síndic. Comenzó agradeciendo los votos de los valencianos que han permitido una reedición del gobierno progresista y reprochó que durante los últimos días se hubiera estado criticando la manera en la que se han producido las negociaciones entre PSPV, Compromís y Unides Podem. "Algunos han tachado estos días de espectáculo. Espectáculo por hablar, algo propio de las democracias maduras".
Tras exhibir que la "emergencia climática" será una prioridad del nuevo Ejecutivo, profundizó en el principal problema valenciano: la infrafinanciación y la infrainversión. Por ello, se dirigió a Puig para advertirle que no deben "agachar la cabeza gobierne quien gobierne en Madrid". "¿Queremos una financiación justa? ¿Unas infraestructuras dignas? ¿Inversiones adecuadas a nuestro peso poblacional? ¿Asumir la responsabilidad de presidir esta comunidad gobierne quien gobierne en Madrid? Cuando se tenga que tomar partido, en Compromís tomaremos partido".
El toque de atención para que los socialistas no bajen el tono de reivindicación a pesar de que gobierne Pedro Sánchez en Madrid fue solo el anuncio de lo que vino después. A continuación celebró el cambio vivido en la Comunitat Valenciana en los últimos cuatro años e hizo referencia a algunas de las medidas que lo habían permitido. Primero, señalando que de las 34 leyes que llegaron a Les Corts por parte del Consell, 19 de ellas eran de departamentos gobernados por Compromís, lo que entrañaba separar y distinguir el trabajo realizado por el Ejecutivo anterior gobernado por socialistas y valencianistas.
Más tarde, para loar la gestión llevada a cabo en el mandato anterior, pero solo en áreas de la coalición: la ley de Servicios Sociales Inclusivos (Conselleria de Políticas Inclusivas que ella lidera y, con toda probabilidad, liderará de nuevo); Avalem Experiencia (Conselleria de Economía); Xarxa Llibres (Conselleria de Educación); o el Sistema de Alertas Tempranas Anticorrupción (Conselleria de Transparencia), fueron algunas de sus enumeraciones.
También celebró el llamado mestizaje, modelo de estructura de Gobierno en coalición para dar cabida a las distintas fuerzas que lo conforman en todas o casi todas las áreas del Ejecutivo que atribuyó a su formación. "Deberíamos patentarlo", bromeó. "Con dos, tres o cuatro partidos, pero siempre un único gobierno. Con la responsabilidad que hemos -en referencia a Compromís- tenido". Y dejó el plato fuerte, el de las referencias a la lealtad -tanto las dosis que ha aportado su partido al Botànic como la demanda para el futuro-, para el final.
"Lealtad que debemos a las personas que nos votaron y confiaron en nosotros. Lealtad en Compromís es cerrar filas, cubrir espaldas, buscar el sí y discutir el no, un silencio con los dientes apretados", enumeró. "Pero también significa extender el Botánico a Oliva o Sueca", municipio donde los socialistas han pactado con la derecha y no con los valencianistas.
"Lealtad significa decirse, mirándose a los ojos, lo que uno piensa. Especialmente las decisiones importantes". Como fue el adelanto electoral. No en vano es una de las potestades de las que únicamente goza el jefe del Ejecutivo junto a la de nombrar y cesar consellers. "Para todo esto, vamos a recorrer juntos este camino". Con ello, confirmaba el voto favorable de los valencianistas a su investidura.
Una intervención tras la que toda la bancada socialista se levantó a aplaudir y Puig agradeció el trabajo que ella y su partido habían realizado en el anterior Consell. La votación vespertina, tras el estreno de Vox, el discurso de Rubén Martínez Dalmau en el que hizo un recorrido desde el 15M hasta la actualidad y las palabras del síndic del PSPV, Manolo Mata, que para algunos sonaron a despedida, ponía fin a uno de los ciclos de mayor recelo en el Botànic.