CASTELLÓ. (EFE). Un año después de levantarse el confinamiento y con la movilidad y otros aspectos de la vida cotidiana aún restringidos por la pandemia, expertos en salud mental hablan de cómo las personas solteras han vivido este "parón" social de manera más pronunciada y tenido que reinventarse agarrados a las nuevas tecnologías para conocer gente en su búsqueda de pareja. Las consultas sobre la soltería, sentirse solo y la imposibilidad o dificultad de encontrar pareja han aumentado desde que se decretó el estado de alarma, según explican a EFE los psicólogos Enric Valls y Gracia Vinagre, quienes reflexionan sobre cómo el virus ha "puesto el freno" a la facilidad y la inmediatez a la hora de entablar nuevas relaciones.
Valls explica la diferencia entre "estar solo y sentirse solo" y que la misma radica en el aislamiento. Alguien, asegura, "puede estar rodeado de 100 personas y sentirse solo", porque no conecta "con la intimidad, con el mundo afectivo". Para mucha gente, "la felicidad depende de tener una relación de pareja", y esta necesidad de estar con alguien puede conllevar a un estado de dependencia emocional y de sufrimiento, e incluso a relaciones tóxicas al mantener una pareja sin estar satisfechos o ser felices con ella.
El especialista explica que en estos tiempos "podemos aprovechar para autoconocernos y hacernos preguntas como qué aprendí de mi última relación; quién soy; por qué me gusta esto o lo otro o por qué me obsesiono con alguien". Para Gracia Vinagre este "frenado en seco" nos "ha alejado de todo lo que creíamos que era necesario para vivir" y que no era fruto sino de "habernos dejado llevar por muchos clichés", y en este caso en particular "se había dotado a la soledad de una connotación negativa".
La pareja, añade Valls, "es un complemento, no un suplemento", y aboga por "primero querernos a nosotros mismos y luego querer el otro", aunque advierte de que la tendencia es lo contraria. En este sentido, en los últimos meses en su consulta ha escuchado frases como "necesito mi media naranja o mi media naranja me está esperando", pero, asegura "ya somos naranjas completas aunque nos han vendido que necesitamos a otro para nuestra felicidad". En los últimos años las aplicaciones de móvil para conocer gente han ido al alza, y aún más en tiempos de pandemia. Y están facilitando otra forma de acercamiento que da paso a nuevas fórmulas de contacto más virtual como "quedar para dar un paseo con distancia social o hacer una videollamada y ver y comentar una película juntos".
Se da pie así a todo con un conocimiento previo que, explica Gracia Vinagre, ya no se producía en nuestra sociedad porque "vivíamos en la inmediatez" y "el conocimiento estaba muy basado en lo físico". Ahora, con las restricciones y el miedo al contagio, explica la psicóloga que "cuesta más dar el paso de quedar con la persona” y se tiende forzosamente hacia una relación que implica "más trabajo previo y conocer más el entorno de la persona o sus hábitos".
"Ese rollo de una noche, de un día o de una semana", al que la gente se había acostumbrado, añade, "se pospone y volvemos a los preámbulos" ya que "a través de las nuevas tecnologías hemos podido hablar más y saber más sobre la otra persona". Puestos a arriesgar, explica Vinagre , "hagámoslo con la persona adecuada".
El hecho de que ha cambiado la forma de ligar se refleja también en el estudio realizado por la compañía de servicio de citas "online" Meetic, que ha realizado un estudio sobre los obstáculos para conocer gente que los solteros han tenido que sortear a causa de la pandemia. Este estudio “revela cómo ha cambiado el perfil de las personas que buscan pareja”, según informan fuentes de la compañía al respecto de la publicación del estudio.
Según una investigación interna poscovid realizada por Meetic, el 69 % de los solteros españoles piensa que la situación actual en la que nos encontramos es el peor momento para tener citas y si bien su estado de ánimo era bastante positivo después de salir del primer confinamiento, durante el resto del año su motivación ha caído cinco puntos.