VALÈNCIA. ¿Quién duda a día de hoy de lo imprevisibles y a la vez poderosas que pueden llegar a ser las redes sociales? De ahí que muchos niñas y niños sueñen con ser influencers. Concha García Zaera abría en octubre de 2017, con la ayuda de su nieta, una cuenta en Instagram para dar a conocer sus dibujos creados con el programa Paint. Sin embargo, ninguna de las dos podía imaginar la legión de admiradores que sus creaciones iban a forjar. Con 87 años y muchas horas de lienzo en mano, hay más de 167.000 personas interesadas en el imaginario de la artista. Unas creaciones que, aunque no surgen de su inspiración, sirven para anhelar calles valencianas, paisajes naturales y hojas llenas de colores.
Todo un conjunto de creaciones que parecía que iban a permanecer solamente en la memoria de Internet, pero que ahora han traspasado la pantalla para copar las paredes de la Universitat Popular de València. Es aquí mismo donde Concha García empezó a desarrollar su actividad artística donde es alumna desde hace más de 15 años. En ella asistía -y todavía asiste- a cursos de cultura general o de dibujo, unos conocimientos que le han servido para crear los 'lienzos' que ahora se verán colgados. Su colección se compone de una cincuenta pinturas, aunque en Instagram no se encuentren todas.
"Yo no les doy el valor que le dais vosotros" decía la 'maestra del Paint' en entrevistas a otros medios. Lo valuoso de sus obras no se representa en el número de seguidores que como el viento, vienen y van. Tampoco por ser toda una millenial a su edad. Lo que admiran sus seguidores es su técnica audaz con el ratón a través de una herramienta que muchos hemos utilizado solo para garabatear. Además, sus profesores de dibujo y pintura destacan de ella el ser "un ejemplo de superación en la adversidad" y "un modelo de resistencia". Su historia con la tecnología se remonta a cuando su marido se puso enfermó y tuvo que dejar de pintar con óleo por el vapor y olor molesto que éste producía. Fue entonces cuando sus hijas le compraron un ordenador y la pintora empezó a aficionarse por el Paint, una herramienta que le permitía continuar con su actividad artística.
La experiencia ha relevado, en palabras de sus profesores, en una artista 'naif pura'. En ella encuentran la parte "más genuina, bien entendida y de calidad" de lo que es el propio género. A la pintora le gusta dibujar obras vitales, "con una magnífica luz y un encuadre personal". De ahí las casas blancas y los paisajes que mayoritariamente pinta como si fueran días de verano. Prefiere pues los paisajes naturales y urbanos presos de las postales de viajes que su marido le enviaba en su juventud. Pero también le vale cualquier detalle que le llame la atención, como por ejemplo el estampado de un bolso.
Con el tiempo, ha ido aumentando la exigencia en sus dibujos. No solo se conforma con los 'likes', también busca la aprobación de sus seguidores ante esos dibujos que posiblemente dejó guardados durante un tiempo. Además, la pintora valenciana sabe darle utilidad a Instagram o incluso a los 'stories' mejor que muchos millenials. Concha Saez los utiliza para mostrar de donde nacen sus trabajos o incluso para compararlos con las versiones que hacia de ellos al óleo. Ante ella sus seguidores le responden como una de las "Sombras dignas de Sorolla", asombrados por la capacidad de la valenciana que, por supuesto, no utiliza ninguna tableta gráfica.