La Sala Off acoge el estreno en valenciano de una obra estrenada con controversia en Broadway
VALÈNCIA. En estas fechas, un sinnúmero de imágenes de la Virgen María desfilará en las procesiones que copan la Semana Santa. Las habrá de rostro hierático, angustiado, almibarado o sufriente, según el siglo en el que la talla fuera esculpida y las tradiciones festivas. De ahí que la compañía de Alcoi La Dependent haya elegido este largo fin de semana para humanizar la figura bíblica. Del 19 al 22 de abril, Jordi Ballester dirige a Pepa Miralles en la adaptación al valenciano de El testament de Maria, del premiado novelista irlandés Colm Tóibín.
Su virgen es una mujer de campo, ignorante y sencilla, que se ha resistido con dolor e incomprensión a la senda elegida por su hijo hasta acabar muerto por un designio divino que no consigue asimilar. El monólogo se contextualiza en el exilio de María de Nazareth a Éfeso en el ocaso de su vida. Allí venera a Artemisa y repasa con compasión, ternura, disgusto y desgarro los capítulos de una vida tan humilde como extraordinaria.
“A veces hablamos del amor como algo místico, pero es tan humano... Tendríamos que preguntarnos qué atributos hemos puesto a esta mujer que subimos al altar, cuando es de carne y hueso”, plantea Pepa Miralles.
María vive la escritura de los evangelios como una invasión de su intimidad. Revela que no le pidió a Jesús que convirtiera el agua en vino en las bodas de Caná, sino que instó a su hijo a volver a casa, porque temía que corriera peligro. Era tal su temor, que ni siquiera aguardó a la muerte en la cruz, sino que abandonó el monte Gólgota antes de su último suspiro. Es una mujer atormentada por la culpa. Es una testigo incontestable de la historia a la que no se le ha dado voz para relatar la suya propia.
A Pepa le encantaría que al término de las funciones se generara debate. El estreno de la obra en Broadway en 2013 fue objeto de controversia. The New York Times la adjetivó como "hermosa y audaz", The New York Review of Books utilizó en cambio los términos "subversivo y despiadado", y Entertainment Weekly se refirió a ella como "fascinante y conmovedora".
La actriz irlandesa que le dio vida en aquella premier, Fiona Shaw, a la que los fans de Harry Potter recordarán por su papel de Petunia Dursley, defendió la novela en las páginas de Playbill: “María es un símbolo, que probablemente ha sido filtrada en nuestras vidas a través de las pinturas del Renacimiento y de la religión de la infancia. Es una figura muy lejana. Pero el texto traza un paisaje en el que esta mujer tiene que lidiar con la autodestrucción para tratar de comprender los motivos de la muerte de su hijo, que le supone una agonía”.
Pepa no entiende la polémica, pues piensa que el mito está tratado con tanto cariño y respeto que no puede resultar ofensivo al espectador.
“Cada cual verá una función diferente según sus creencias, pero todo el mundo la va a vivir con emoción, porque somos padres, madres, hijos o hijas. Este espectáculo aborda el tema universal de la maternidad”, opina Pepa Miralles.
La actriz leyó el texto mucho antes de que Blanca Portillo lo interpretara en 2014 bajo las órdenes de Agustí Villaronga en el debut en el teatro del director de cine. Pero no se ha sentido preparada para afrontarlo hasta ahora y aspira a vivir un momento de comunión con el público en cada función.
“Esta obra trata un tema que se repite y se repite a lo largo de la historia: el del sufrimiento y la pérdida de los seres más queridos. Hoy día nos pasamos todo el día con el teléfono en la mano, tenemos tanta prisa… Y este montaje invita a comunicarnos de manera diferente, a vivir un momento de conexión sin interferencias, en el que descubrir lo gratificante que puede ser que una persona te cuente su historia”, avanza la intérprete, quien se reconoce asustada, pero feliz.
Cuando tenía 16 años Pepa interpretó a la Virgen María en una pasión. Fue un éxito. Todavía guarda la foto. Este Viernes Santo cierra un ciclo.