LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

Hasta siempre, Mark E Smith

28/01/2018 - 

VALÈNCIA. Hace unas horas estaba pensando de qué podría escribir este nuevo artículo. Poco después leo la noticia de que ha muerto Mark E Smith, líder de The Fall. Algunas de sus canciones formaron parte de la banda sonora de la València festiva y nocturna de finales de los ochenta. Pero sobre todo, Smith fue un revolucionario fiel a su idiosincrasia creativa durante décadas.

Si tuviera que catalogar las desapariciones de músicos por causa mortal, diría que las hay inesperadas, sorprendentes, descorazonadoras, desgarradoras. Pero todas tienen una cosa en común y es que dejan un vacío en miles y miles de seres que el difunto jamás llegó a conocer. Hablo de las muertes de artistas que también son personajes públicos, incluso estrellas. Hablo de la existencia de diversos niveles de cercanía con esos seres que, ineludiblemente, siempre está lejos y a la vez pertenece a nuestra intimidad, a mi intimidad. Pienso en un mural enorme. En una especie de panel como podría ser aquel display a tamaño natural que Jann Haworth y Peter Blake construyeron  para la portada del Sgt. Pepper’s. Representados en él, todos los músicos a los que he escuchado con cierta continuidad, interés,  devoción. Los más importantes, en  las primeras filas. Los demás, dispuestos según la interacción intelectual y emocional que hayan tenido conmigo. En mi imaginación, cuando veo ese mural, veo que los vacíos son cada vez más. Una silueta negra ocupa el lugar de cada uno de los que se ha ido. Cada vez más a menudo, la muerte condiciona aquello de lo que posiblemente acabe escribiendo.

Desde Manchester incordiando

Mark E Smith falleció el pasado miércoles. Durante 40 años lideró The Fall. Existieron desde el punk y poseen una discografía extensa e insistente, docenas de discos de estudio, montones de álbumes en directo. Eran de Manchester y eso sitúa a Smith entre la aristocracia musical de la ciudad. Joy Division, New Order, Buzzcocks, The Smiths. Si te fijas bien, puedes ver a Smith haciendo un cameo en 24 Hour Party People, la película de Michael Winterbottom que narra los años dorados de esa escena a través del personaje de Tony Wilson, el empresario que fundó el sello Factory, le dio su primea oportunidad a Joy Division y fundó el club Haçienda. Bueno, Mark E Smith era parte de todo aquello, claro, pero iba a su bola.

Cantar hablando

Lo que me ha gustado siempre de Mark E Smith es que cantaba como si estuviera en el mostrador de una tienda de bricolaje recitándole a un dependiente inepto la lista de cosas que necesita para construir él mismo un aparador. Claro que cuando se incendiaba sonaba como el más airado de los participantes en una junta de propietarios. Cuando el rap se consolidó como una forma habitual en medio de la música pop blanca, hubo quien apuntó –desde Inglaterra- que Mark E Smith había sido uno de sus involuntarios precursores. Coldcut, pioneros blancos del arte de la música hecha con pedazos preexistentes de otras músicas, le llamaron para que cantara en ‘(I’m) In Deep’, en 1989. Su  manera de declamar las letras ha sido siempre la de un tipo que está hasta el gorro de todo pero que no tiene ninguna intención de explicarnos los motivos. La voz de Mark E Smith para mí es ‘Totally Wired’, ‘How I Wrote ‘Elastic Man’ (un título que siempre me hizo desear escribir algo contando cómo escribí algo, incluso si al mundo le importaba un pepino que lo hiciese) y, por encima de todas las cosas, el álbum This Nation’s Saving Grace.

This Nation’s Saving Grace salió en 1985 y poco después se convirtió en parte de la programación musical de Brillante. A Rafa Villalba le encantaban The Fall y su afición acabó contagiándome. Ponía a menudo ‘C.R.E.E.P.’ y Rosa Elena, que también trabajaba allí, decía con sorna que Brix, la cantante femenina, parecía un becerro en esa canción. A Rafa le hacía gracia que Mark y Brix fuesen pareja y a la vez crearan aquella comunión artística que era tan inaudita, como casi todo lo que hacía The Fall. La tomó como modelo para algunas de las cosas que grabó por aquella época por su cuenta con Rosa y también en la primera formación de Bongos Atómicos.

Llamadle Damo Suzuki

This Nation’s Saving Grace fue uno de los álbumes que más sonó en mi buhardilla de la calle de la Paz de València a lo largo de aquellos meses. Mi favorita es, junto con ‘L.A.’, un homenaje al vocalista estrella de Can titulado ‘I am Danmo Suzuki’. En realidad, es una versión de otro tema de Can llamado ‘Oh Yeah’. Pero la explosión en la que se convierte en manos de Mark E Smith la transforma en algo de otro mundo. Me parece fascinante que alguien tan desafecto de repente proclame una y otra vez que él es uno de sus héroes. Holger Czukay, miembro de Can y visionario musical donde los haya, falleció el pasado otoño. En mi mural imaginario, su silueta se ha convertido también un contorno lleno de negro.

 

Mientras tanto, en la ruta…

 The Fall nunca fue un grupo popular en España, pero en València lograron mucha atención gracias a uno de sus singles. Lo que pasó aquí con ‘Hit The North, Pt 1’ es extensible a muchas otras canciones aparecidas entre 1981 y 1989 y que gozaron de una vida paralela en el circuito discotequero valenciano. No falla. Pon ‘Hit The North, Pt 1’ y enseguida sabrás quién estuvo en Spook o en Isla o en Chocolate, aunque el interesado ni siquiera lo recuerde. Aquel maxi single se convirtió en un fetiche y su canción, en un himno más para corear en aquellas noches. Como tantos otros grupos y solistas que fueron puntualmente bailados en aquellos locales, The Fall fueron localmente adorados por una canción, puede que por dos o tres. Lo de Damo Suzuki si eso ya otro día. En 1992 actuaron por primera y creo que por última vez en Valéncia. Vinieron a Arena acompañados por Concrete Blonde. Fui a verles pero no hice nada por conocer a Mark E Smith. Siempre lo vi como uno de esos personajes que me parecía más interesante y atractivo de lejos que de cerca. Su voz, su manera de entender la música, su herencia, y varios de sus discos forman una parte irreemplazable de lo que soy yo. Eso es lo que queda cuando la imagen que hay en el mural se transforma en una silueta negra.

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