El documental Castelló City Rock, que se estrenó hace justo un año, se emite por primera vez en abierto a través de YouTube
CASTELLÓ. Cuentan los protagonistas de Castelló City Rock que en los 60 era difícil imaginarse un futuro musical. Soñar se soñaba, y ambiciones habían, pero el control que la dictadura ejercía sobre los músicos daba poco margen para respirar. A eso se le sumaban además las pocas, por no decir inexistentes, facilidades económicas que tenían. Por eso, más que encontrar propuestas arriesgadas, en esta década sobresalían las orquestas de versiones. Si querían hacer algo diferente, la escapatoria que tenían eran los festivales en el cine Condal, en el Bahía o en la Terraza el Caserío; citas que organizaban los mismos músicos. Alquilaban el local, hacían los carteles, cobraban entradas y actuaban. Y no siempre les salía a ganar. También, como curiosidades, Juan Antonio Morcillo -voz clave de la época- recuerda que en aquellos años era necesario pasar un examen para conseguir un carné de músico con el que posteriormente actuar en sitios como el Teatro Principal. Y como si fuera ahora nuestro YouTube, "si uno quería triunfar, tenía que hacerlo primero en la radio".
El vocalista Juan G. Nebot 'June', el pianista Alejandro García, Ana Soriano (hija de Sami, del Trío Los Rebeldes), Pascual Cándido Candi (Trío Los Rebeldes, Kandi-Palas o Los Candis) y Vicente Portolés (heredero de la primera tienda de instrumentos musicales de Castelló) tejen el relato de la primera parte de este documental que con tan solo 90 minutos recorre cuatro décadas de música. Una "pequeña historia de rock" que, como comenta uno de sus creadores, el músico Juanki Tomás, "es la equivalencia a lo que ocurría entonces en Londres pero desde un sitio mucho más pequeño y menos relevante". Donde igualmente había sueños, aunque menos pretensiones. "Los primeros años vemos que había una industria inexistente, pero una necesidad imperiosa de expresarse", agrega Tomás.
La producción, que se estrenaba el año pasado en el Auditori de Castelló, parte del disco-libro Historia de la música pop en Castellón, que el mismo artista publicó con la ayuda del periodista y editor David Hernández. A partir del material utilizado, Tomás se alía con Pascual Ibáñez y Cristian Font para hacer esta producción, que se ha trabajado a dos manos entre La Seta Azul y La Hormiga, y que ha contado con la financiación del Institut Valencià de Cultura, el Ayuntamiento de Castelló y À Punt. Ahora, como generosidad por la actual crisis sanitaria y el estado de alarma en el que estamos metidos, sus creadores han colgado la obra completa en YouTube.
En los 70 sigue habiendo poca actividad discográfica, pero parece que van apareciendo más grupos. Aunque como marcaba la década anterior, en Castellón predominan las orquestas, porque como explican sus protagonistas, se ganaba más haciendo versiones que produciendo sus propias letras. También era "duro" encontrar dónde tocar y como había pocos locales, se utilizaban campos de fútbol o salones de actos como escenario. En este caso, los mejores momentos se cocían en el Festival Rock de Nules, que abrazaba todo tipo de géneros, o en el bar Colón, ubicado en la plaza La Paz, que acabó por convertirse en el centro neurálgico de los músicos. Allí se reunían -dicen- "los rebeldes", era sede de los rockeros y fue donde se terminó gestando la escena local. Eso sí, entre "carajillo y cerveza, cerveza y carajillo".
Aunque las grabaciones profesionales tenían que ser en València, los 70 le regalaron a la provincia nombres importantes como Motor, que con Morcillo como voz, se terminaron convirtiendo en prescriptores de la provincia; o Los D2 de Almassora. Para esta época, el documental suma las voces de Toni Palau (Los Yetis), José Miguel Gómez, José Luis Lorente El Chino, Dani y Paco Silvestre, Los Rítmicos y Los Náufragos.
En los 80 llega la explosión musical. Aparecen los sellos independientes, las primeras tiendas de discos y como tener una maqueta ya es requisito para todos los grupos, empiezan a profesionalizarse más sus propuestas. Aquí jugó un importante papel el disco N-340, que impulsado por la Diputación de Castellón y coordinado por Miguel Ángel Villanueva, incluyó la mayoría de bandas y solistas que había por aquellas fechas en la provincia: Cromosoma 23, Soporte Vital, Cinema, Morcillo bellaco y los rítmicos o Los Auténticos. Un archivo histórico que ahora se ha convertido como pieza clave para entender aquellos años, pero que además en su momento sirvió para crear colectivo, y es que gracias a esto los músicos empezaron a ponerse cara.
Así lo explican Juanjo Llopis, Lorenzo Millo, Carlos Vargas, Alejandro Carda o Carlos Grimal, quienes se incorporan como testigos de un tiempo en el que Castelló empezó a aparecer en la televisión com más frecuencia, fue motivo de fanzines y tuvo fans como los de Los Auténticos, que se juntaban en un autobús para ir a ver a sus ídolos hasta Madrid. Una etapa de efervescencia que también dio agrupaciones de éxito como Cuentos Chinos o The Joke, quienes tuvieron cierta repercusión nacional.
Pero no es hasta los 90 que llega la época dorada o, como catalogan los mismos músicos, "la década del esplendor", y esto se debe a varios motivos. Aparecen las primeras salas de conciertos, como Ricoamor, y los locales de ensayos mejoran sus infraestructuras. Además, en 1991 se funda la Universitat Jaume I, lo que comporta una oleada de gente joven que empieza a llegar a la ciudad desde diferentes puntos del país. Por todo esto, empiezan a sonar en Castellón grupos más independientes, muchos con sonidos de punk rock. Y la provincia empieza a captar la atención de bandas que incluso prefieren tocar aquí que en grandes capitales como València. La explosión es tal que se dan momentos tan épicos como que Green Day tocara en la casa ocupa de Vila-real en el 93. También fue de una importancia incuestionable la creación del FIB en 1995, que organizó directos jamás imaginados en una ciudad como Benicàssim.
Por lo que hace a las referencias locales, de aquellos años se citan El Último Ze Kierre, Gatas Negras, Malconsejo, Los Brujos, Depressing Claim, Madnoise, Shock Treatment, que estuvo considerado como uno de los grandes grupos de punk rock de la década, o Los Romeos, que con su tema 'Mi vida Rosa' consiguieron hacer un boom nacional. Fue de hecho el grupo local que más repercusión tuvo con varias visitas a la televisión. Pero, en definitiva, en términos globales, todo Castellón consiguió una música "más madura". Así lo constatan Alejandro Rodríguez El Goma, Julio García Robles o María Padilla, que pudo probar en primera persona los escenarios de aquel antiguo FIB.
Y hasta aquí llega el recorrido de la historia rock y pop de Castellón. Un relato que, evidentemente, continúa escribiéndose en activo. Aunque por el momento, los creadores de Castelló City Rock descartan hacer una segunda parte del documental que conecte con la situación actual. "Las dificultades que hay por la crisis sanitaria las veremos con el tiempo. Ahora hay muchas inmediatas, no sabemos cuánto durarán, pero está claro que a la industria le va a afectar mucho. Lo que hemos visto hasta ahora es que los cambios eran progresivos, venían dados por la sociedad de la época. Pero ahora luchamos contra un cambio que no se veía venir", concluye Tomás. Lo cierto es que esta "nueva normalidad" ha acelerado pérdidas como la de la revista Rockdelux que anunció el lunes pasado su cierre, pero ya se estaba originando un presente difícil de digerir en Castelló con el cierre de la legendaria tienda Discos Medicinales o de míticas salas como Four Seasons y Veneno Stereo.
Se bromeaba hace años con la noche de los unfollow largos en Twitter conforme se fue recrudeciendo el procés en Cataluña. Sin embargo, lo que ocurría en las redes se estaba reproduciendo en la sociedad catalana donde muchas familias y grupos de amigos se encontraron con brechas que no se han vuelto a cerrar. Un documental estrenado en Filmin recoge testimonios enfocados a ese problema, una situación que a la política le importa bastante poco, pero cambia vidas