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coordinador del plan nacional de ciudades inteligentes

Enrique Martínez: "El futuro de las ciudades pasa por reconocer lo que ha dejado de existir"

18/02/2018 - 

ALCOY. Esta semana se la celebrado en Alcoy, el primer congreso de smart cities, que ha reunido a un importante número de multinacionales, que han debatido sobre movilidad y eficiencia energética, y a expertos de ciudades que están desarrollando proyectos de smart cities. Entre los ponentes, ha estado Enrique Martínez Marín, vocal asesor del gabinete del Secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información y coordinador del Plan Nacional de Ciudades Inteligentes. Enrique Martínez atendió a Alicante Plaza antes de su intervención en el congreso.


-¿Qué planes tiene el Gobierno para favorecer la implantación de las Smart Cities?

-Está aún en ejecución el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes, que ha sido muy bien valorado por ciudades e industria. El pasado 29 de diciembre se publicó el Plan Nacional de Territorios Inteligentes, con actuaciones en varios ámbitos: Turismo Inteligente, Objetos Internos de Ciudad, Territorios Rurales Inteligentes… Un plan dotado con más de 170 millones de euros y cualificado por el consenso de las ciudades, la industria y el organismo de normalización.

-¿Son conscientes los ayuntamientos de las mejoras que pueden ofrecer para los ciudadanos y en la toma de decisiones?

Es una pregunta frecuente; tiene una respuesta que puede parecer impertinente, y no lo es. Si alguien se cuestiona esto es que su capacidad para leer y enfrentar los retos de su comunidad está seriamente comprometida.

-¿Puede ser las ciudades más democráticas con medidas inteligentes? ¿Y más transparentes? En caso de ser afirmativa la respuesta. ¿Están preparadas para ello?

-La democracia es, en sí misma, una muestra de inteligencia. Tomar decisiones tras debatir entre iguales, basándose en evidencias, es la manifestación señera del entendimiento. Se habla de Gobierno Abierto (OCDE, 2005) cuando hay acceso a la información y los servicios, transparencia en las acciones y receptividad a las nuevas ideas o necesidades sociales. Son objetivos que la tecnología facilita, lo central son los valores que sustentan este enfoque, todo el mundo está preparado para actuar así.

-¿Se puede reducir burocracia y gasto corriente?

Sí. Dicho esto, los servicios públicos deben responder a problemas socialmente relevantes, ser justos y contribuir a resolver el problema identificado. No se trata de “ser barato”, sino de ser “una solución barata”. El peor horizonte es hacer muy eficientemente cosas que nadie necesita, por baratas que sean serán carísimas. Lo relevante es la eficacia, resolver el problema; curiosamente es la pregunta que con más frecuencia olvidamos plantear. Debemos identificar con claridad qué problema público queremos resolver y dar cuentas de los resultados alcanzados.

-Barcelona acaba de crear un big data municipal ¿De quién son los datos que genera un ayuntamiento? ¿son reutilizables? ¿hasta qué punto pueden ayudar a mejorar la gestión?

-Es una iniciativa valiosa en la que muchas administraciones vienen trabajando, una tendencia mundial. Basta con reparar en el papel que la ONU, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, otorga al tratamiento y producción de datos. Buena parte del Plan Nacional de Territorios Inteligentes está centrado en identificar cómo el uso de los datos, convencionales y no convencionales, contribuye a definir mejores políticas públicas y –en su caso– prestar mejores servicios.

-¿Conoce algunos modelos de Smart cities en la Comunitat Valenciana? ¿Cómo ve su desarrollo y potencialidades?

Claro que sí, muchos. Alicante fue el proyecto más valorado en la última convocatoria de Red.es, Valencia tiene un modelo de Administración Electrónica de referencia, Benidorm destaca por su gestión del turismo. Alcoy, donde hoy nos encontramos, ha sido uno de los proyectos DUSI seleccionados. El potencial es muy grande. En estos momentos hay abiertas dos convocatorias en los ámbitos del turismo y los edificios inteligentes a las que, estoy seguro, se concurrirá con excelentes propuestas desde la Comunidad Valenciana.

-¿Cuál el el nivel de desarrollo de España en smart cities dentro de la UE?

-Altísimo, puede comprobarse en el EUROPEAN INNOVATION PARTHNERSHIPS. España destaca en “propuestas”, el 54% del total son españolas, “compromisos” e “iniciativas”. Además de por el número de experiencias, y su calidad, se nos reconoce por el modelo: redes de ciudades (Red Española de Ciudades Inteligentes, Red Innpulso, Red de Iniciativas Urbanas), comisiones especializadas en las asociaciones industriales y un comité específico de normalización, el CTN 178 de UNE. No somos una colección de experiencias, no le hemos puesto un chip a una farola, hemos diseñado una política pública. Es un orgullo escuchar, en foros internacionales, que: “Los que saben de esto son los españoles”.

-¿Cuál cree que es el futuro de las smart cities en España?

Para creer en su futuro, no hay más que ver su presente. Tenemos un modelo de política pública definido con el consenso de las ciudades y la industria. Un dato, la norma de interoperabilidad española, ha sido la base sobre la que la Unión Internacional de Telecomunicaciones ha elaborado las recomendaciones mundiales de interoperabilidad, es oficial desde hace apenas unos días. Se trata de las recomendaciones: ITU-T Y.4200 “Requirements for interoperability of smart city platforms”; e ITU-T Y.4201 “High-level requirements and reference framework of smart city platform”.

-¿Como considera que están posicionadas las empresas españolas en materia de smart cities?

La temprana urbanización de nuestro país nos forzó a responder a sus retos, tenemos una industria líder en todos los “verticales” centrales: agua, energía, residuos, … Es una industria de clase mundial. Cuando algunos países te cuentan sus casos de éxito tienen detrás empresas de servicios españolas. Se están lanzando convocatorias especializadas (Turismo Inteligente, Edificio Inteligente) bien dotadas económicamente y sustentadas en estándares generados con el consenso de ciudades e industria. Las empresas tendrán casos de éxito y estándares, lo que fortalecerá su posición en el mercado mundial.

-¿Se puede crear un desarrollo comarcal de empresas en materia de Smart cities, como pretende Alcoy?

Los emprendedores de Alcoy pueden lograr lo que quieran. Una ciudad con esta tradición industrial, que ha logrado –con esfuerzo y especialización- reflotar su sector textil, con peso en la industria de la alimentación, los cosméticos… El crecimiento económico depende, más que de ninguna otra cosa, del capital social, y el de Alcoy es particularmente relevante. No es una ciudad de un sector, es una ciudad con gentes capaces de interpretar el mercado. Cuentan, además, con una gran Universidad.

-¿Los municipios de menor población pueden ser también smart? ¿Cómo?

Claro que pueden serlo, el uso de la tecnología permite ahorros sustanciales en la prestación de algunos servicios y hace posible acceder a otros cuyo precio, antes de estas soluciones, los hacía inalcanzables. Un caso curioso, uno de estos municipios ha tenido tanto éxito que ahora tiene una fuente de ingresos más en el “turismo tecnológico”, los colegios llevan a los estudiantes para mostrarles como la tecnología puede apoyar la voluntad de resolver los retos de una sociedad.

-¿Puede ayudar el desarrollo smart a frenar el despoblamiento rural?

-Hablar del despoblamiento rural es un avance, supone reconocer la existencia de un problema; para mí uno de los grandes problemas de la sociedad española. No sé lo que podrá hacer la tecnología, para compensar tengo una enorme confianza en lo que hará el Comisionado del Gobierno para el Reto Demográfico. Desde el Plan Nacional de Territorios Inteligentes, en colaboración con otras administraciones, hacemos una aportación para que todos tengamos la misma facilidad para acceder a nuestros derechos con independencia del lugar en el que vivamos. Uno de los pilares del nuevo Plan son los Territorios Rurales Inteligentes.

-¿Como ve las ciudades en 10 años?

Soy de los que creen que el futuro depende, aunque suene a galimatías, de la imagen del futuro que tenemos en el presente. El futuro no es algo que llega, es algo que construimos. Eso sí, con restricciones, las más importantes son las que nacen de no saber leer el presente. No se trata de adivinar qué vendrá, sino de reconocer lo que ha dejado de existir. Decir cómo serán las ciudades dentro de 10 años es un ejercicio de imaginación a bajo costo; el reto es trabajar hoy para construirlas, a ese esfuerzo colectivo es al que quiere contribuir el Plan Nacional de Territorios Inteligentes.

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