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El 'dumping', la aspiradora y el ventilador

Foto: RICARDO RUBIO/EUROPA PRESS
25/10/2020 - 

"El efecto capitalidad ha convertido Madrid en una gran aspiradora que absorbe recursos, población, funcionarios estatales y redes de influencia. Todo eso, en detrimento de la igualdad de los territorios que conformamos España". Lo dijo Ximo Puig en el Debate de Política General celebrado en Les Corts el pasado 21 de septiembre. No le falta razón. Madrid ha devenido en aspiradora de recursos, una meseta invertida en la que la riqueza resbala desde los bordes hacia el centro a pesar de la adherencia que conservan algunos territorios más alejados. Parece cuestión de tiempo que acaben sucumbiendo a medida que el peso del centro aumenta y la pendiente se hace más pronunciada.

Esto no se arregla en dos días ni en dos décadas porque viene de lejos, de una concepción centralista del Estado que no inventaron Aznar ni Franco, como cuenta con detalle Germà Bel en su recomendable España, capital París (Destino, 2010). El impulso de una estructura radial donde todo pasa por la capital se completó hace 40 años con la conversión de la provincia de Madrid en una comunidad autónoma que compite en desigualdad de condiciones con el resto. Las primeras perjudicadas fueron las provincias vecinas pero ya ninguna se libra.

Cuando todo iba bien casi nadie protestaba, hasta reclamábamos —todas las ciudades— el AVE a Madrid sin caer en la cuenta de que era la guinda a la estructura centralista, una batería nueva para la aspiradora. Pero como destaca el Ivie en un reciente estudio, ya no son solo las infraestructuras lo que hace muy difícil competir con Madrid; es el capital humano, la inversión en I+D+i, el capital organizacional y el capital social y relacional de la capital, que hacen, por ejemplo, que el 64% del presupuesto adjudicado mediante concurso por las administraciones públicas se lo lleven empresas radicadas en la capital.

Francisco Pérez, director del Ivie. Foto: EVA MÁÑEZ

Con el 14% de la población española, Madrid concentra hoy el 21% de los empleos cualificados del país, el 44,5% de las sedes de las mil mayores empresas y una renta per cápita un 36% superior a la media española. El elevado grado de concentración de las sedes sociales de grandes empresas y de la Administración central contribuye a atraer inversión extranjera.

Los sueldos, claro, son muy superiores a los del resto de España, lo que a su vez atrae a los profesionales más cualificados de otras regiones. El 50% del IRPF de esos sueldos de seis dígitos está cedido a las CCAA, y Madrid no tiene ningún reparo en bajar este impuesto, eliminar el de patrimonio y bonificar al 99% el de sucesiones y donaciones porque la merma de ingresos que sufre —4.100 millones de euros, según el Ivie— la sufrimos en realidad el conjunto de las CCAA, ya que Madrid es contribuyente neta a la cesta común; si recauda menos, se reparte menos. Bajadas de impuestos que a su vez atraen a directivos y profesionales que se pueden ahorrar decenas de miles de euros al año en impuestos si viven y trabajan en Madrid. Esto es lo que Puig llama dumping fiscal, aunque según los técnicos de Hacienda, lo de la fuga de directivos no es para tanto. Es más preocupante la merma de ingresos.

Casi nadie protestaba cuando a todos nos iba bien hasta que llegó la crisis de 2008 y comenzaron los reproches: Madrid aspiradora, el dumping fiscal, los gobiernos que no ven más allá de la M-40, que Ifema nos robó las ferias, que las cajas de ahorros, que el Corredor Mediterráneo lo quieren hacer por Madrid... Todo menos mirar qué hemos hecho mal, qué han hecho al respecto el 90% de los diputados que no son de Madrid y las otras 16 CCAA.

Foto: GVA

La solución no es fácil. ¿Quiere Puig menos autonomía fiscal para las CCAA como propone el Ivie? ¿Está de acuerdo Compromís? ¿Está de acuerdo Cataluña, cuya insistencia en tener más autonomía fiscal derivó, gracias al 'café para todos', en el actual sistema?

El ventilador

Y luego está la responsabilidad de los políticos locales, que echarle la culpa al centralismo es muy cómodo para ocultar las carencias. Si vas a competir con la aspiradora de Madrid en desigualdad de condiciones no puedes permitirte poner un rato el ventilador para incomodar a quien no te gusta. Hay que currárselo un poco si queremos contrarrestar las ventajas indudables que ofrece la capital de España a quienes tienen el dinero. ¿Somos una tierra friendly para las multinacionales? Son varias las que han sido tratadas a patadas o, simplemente, no recibidas porque sus proyectos no son del gusto de Puig, Oltra, Ribó y compañía, cosa que no pasa en Madrid, tierra de acogida para lo bueno y para lo malo. El último ejemplo es de esta semana.

La multinacional sanitaria Centene Corporation compró en 2014 Ribera Salud y pocos años después puso en marcha un plan de expansión en toda Europa. Un plan pilotado desde València con inversiones en España, Reino Unido, República Checa y Eslovaquia. Y más que vendrán. Que una multinacional fije su sede nacional o europea en Valencia es muy difícil. Tenemos un puñado —MSC, UBE, Eurogrup, Norauto, Tedi…—, pero son más las valencianas que cuando se hacen grandes cogen el AVE y dejan aquí una sucursal. La tentación para el gigante Centene —vale en bolsa 33.000 millones de euros, solo dos empresas del ibex la superan— de ubicar su sede europea en Madrid en lugar de en València era muy grande, pero cabe preguntarse qué ha hecho Ximo Puig para evitar que finalmente el proyecto de un gran grupo sanitario en Europa se vaya a desarrollar desde la calle Serrano de la capital de España.

Pues lo que ha hecho Puig es tratar a esta empresa como una apestada, hasta el punto de que la única reunión que ha mantenido con la vicepresidenta de Centene fue de tapadillo, sin foto —"era privada", alegaron, pese a que fue en el Palau de la Generalitat—, como avergonzado de recibir a una empresa que, como tantas otras, se dedica al negocio de la salud. 

Sede de Futurs en Elche. Foto: PEPE OLIVARES

¿Ha hablado Puig con el Sabadell, que conserva el 10% de Ribera Salud y a Ramón Mas en la presidencia? ¿Y por qué en año y medio no ha respondido el president a la invitación de la compañía a visitar Futurs, su filial tecnológica de Elche donde casi 200 personas de alta cualificación investigan sobre inteligencia artificial aplicada a la medicina, en coordinación con el centro de investigación de la salud de Centene en Missouri? ¿Por qué tampoco han respondido las conselleras Ana Barceló y Carolina Pascual, que no habla de otra cosa que de la inteligencia artificial?

La conclusión para Centene es: "aquí no nos quieren", así que ya está montando una subsede de Futurs en Madrid que, como demuestra la experiencia, acabará siendo la que crezca a largo plazo y acapare las inversiones hasta convertir el centro ilicitano en otra sucursal. Los sueldos altos en Madrid y los curritos en la periferia. València pierde otra oportunidad, pero en este caso no le echen la culpa solo a la aspiradora y al dumping fiscal.

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