REFLEXIONANDO EN FRÍO / OPINIÓN

La tercera Vía

25/10/2020 - 

Viendo el debate de la moción de censura presentada por Vox parecía que uno viajase en el tiempo para aterrizar en el siglo XX. Como si al subirse a la tribuna los oradores retrocedieran al pasado, se vislumbraban declaraciones nostálgicas repletas de alusiones a mitos del pasado vacías del presente que nos asola y del futuro que nos aguarda con oscuridad.

Lo he pasado mal, mi subconsciente es el que me ha retenido en la realidad zafándome de la memoria democrática reflejada por algunos, sobre todo escuchando ciertos comentarios. Uno de ellos fue cuando una diputada de Unidas Podemos de cuyo nombre no quiero acordarme, - no por machismo si no por mera economía dialéctica teniendo en cuenta el abanico perfilistico que han tomado la palabra en nombre de Pablo Iglesias -, empezó su discurso refiriéndose al partido de Abascal como la CEDA prosiguiendo con un rosario de nombres feministas del pasado. En ese momento tuve que mirar por la ventana para asegurarme de que los coches eran los sofisticados bólidos híbridos del Siglo XXI, de que las calles estaban más asoladas que antes como consecuencia de la pandemia que azota este 2020 y miré el calendario que tenía avizor para confirmar mi tranquilidad existencial. Realidad que no es la de hace 80 años, -ayer un amigo me argumentó el catastrófico panorama económico recordando que el PIB estaba mejor en la época de Franco que ahora-, si no la de hoy, la de este año de ciencia ficción en el que los autónomos precarizan su actividad, las libertades se coartan aprovechando la coyuntura pandémica y la manipulación se abre paso agravando la histeria colectiva.

Existen panoramas innegables en nuestro país, circunstancias que aún siendo uno más progresista o conservador no se pueden obviar. Problemas que desgraciadamente no están siendo peleados por aquellos que deberían plantarles cara dejando esa labor a un grupo exaltado que pone a huevo la demonización por parte de los sectarios a todo lo que deslice disidencia alguna con sus planes. Maquinaciones que no deben truncarse ni con el radicalismo de unos ni con la pleitesía involuntaria de otros, si no con la verdad, con el mapa real de la España gobernada por una cuadrilla caciquil ensoñada en mandar perpetuamente. Acuérdense de las palabras de Pablo Iglesias en las que vaticinaba la eterna oposición del Partido Popular profetizando la hegemonía del socialcomunismo. Para que luego vayan estos, los de Casado, y formen cuadro con los mismos que les desprecian… Sánchez le dijo al líder del PP que votará no en la moción presentada por VOX y este acató servilmente cumpliendo los deseos del presidente. Como dije en mi artículo anterior, les hay que todavía no se enteran de la película… Más bien, es que cada uno tiene su propia realidad paralela y no se percatan de la existencia oscura que nos rodea o la exageran con alusiones innecesarias sin parangón.

No se puede negar la preferencia de este Gobierno en contentar a los que quieren, no destruir, les hay que se ponen nerviosos cuando se usa ese término, pero si degenerar o moldear a su antojo. Son indudables las afinidades de Pedro Sánchez con ERC, - al que ha asignado el papel de socio preferente por delante de Ciudadanos -, o la pleitesía con la que sirve a los intereses de Bildu con el acercamiento de presos o rindiendo el respeto a un exetarra fallecido en prisión. Podría hacer lo mismo cuando cae un Guardia Civil, ¿no? Cuerpo denostado por la presunta izquierda totalitaria y que representa la heroicidad que de verdad plantó cara a ETA y a su fanatismo. Radicalidad enarbolada por Sánchez y sus socios al abrazar a todos aquellos que mataron o golpearon nuestra democracia por el sectarismo. Para que luego articulistas aparentemente sensatos como Ignacio Camacho en ABC auguren la recogida del voto liberal moderado por parte del PSOE o Pablo Casado copié la tesis de periodistas de izquierdas como Enric Juliana para criticar la persecución de Vox a China. ¿Acaso desconocen que Joe Biden también amenaza al país asiático con imponerle sanciones o abrirle una investigación por lo sucedido? Decir que el virus es chino no es demagogia, es realidad, a no ser que Wuhan se haya anexionado a Murcia, del mismo modo que llamar banda a todos los que amenazan nuestro Estado Democrático y de Derecho es una verdad contrastada. No por sus palabras, sino por sus hechos, que son los que de verdad hablan sobre nuestras intenciones.

Impulsos que se deben evitar no con blanqueamientos sumisos ni con manipulaciones exacerbadas, sino con la realidad. Sólo la verdad nos hará libres. 

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