VALÈNCIA. El PP sufrió un duro varapalo el pasado 28 de abril. La pérdida de 12 escaños en las elecciones autonómicas y el desastroso resultado en las generales, con 71 diputados menos que en 2016, han dejado a la formación popular gravemente tocada. El único consuelo para el partido de la gaviota es haber taponado en cierta medida a Vox, aunque eso ha conllevado un peligroso ascenso de Ciudadanos.
Si la digestión está siendo lenta y costosa en el ámbito estatal, una situación similar se vive en la Comunitat Valenciana, donde la candidata Isabel Bonig consiguió mantener a duras penas -solo un escaño de diferencia con Cs- la primera posición dentro del bloque de derechas. Un balance desalentador para el partido que dominó la Generalitat 20 años seguidos (1995-2015) y que en los dos últimos comicios autonómicos ha perdido un total de 36 escaños.
En otro escenario, especialmente con la relación poco fluida que ha mantenido Bonig con la dirección nacional del PP en los últimos meses, la posición de la líder valenciana estaría en serio peligro. No obstante, el malísimo resultado de Casado parece haber conllevado una tregua general: tal y como expresan fuentes populares, hay que esperar a las elecciones municipales y autonómicas del 26M para obtener una fotografía general del nivel de profundidad de la crisis del partido.
En el caso valenciano, dado que se adelantaron las autonómicas, serán las municipales las que sirvan de termómetro para medir la gravedad del enfermo. Las grandes ciudades, los resultados en las diputaciones y el balance de alcaldías y concejales conseguidos, proporcionarán una visión global de la situación del partido y, obviamente, una información determinante para conocer en qué posición quedan los distintos referentes de la formación popular.
Sin duda, una de las plazas clave será València ciudad. Una victoria -o al menos la capacidad de alcanzar la Alcaldía- de María José Català supondría un respiro para la marca PP en la Comunitat, además de dejar a la dirigente popular en una posición de poder notable frente a su jefa de filas, Isabel Bonig. Más aún cuando la candidata a la Alcaldía también será diputada en Les Corts tras haber conseguido que la dirección nacional forzara su inclusión en la candidatura. Es decir, incluso Català tendría opciones para ser la futura sucesora. De la misma manera, si Català no logra la vara de mando pero sí un resultado digno, podría mantener su caché intacto para una segunda oportunidad e incluso no renunciar a otras aspiraciones políticas.
Ahora bien, si el PP se estrella en el Cap i Casal ahondará en la crisis de la marca y quizá la única consecuencia mínimamente positiva que quede para Bonig será la de que no aglutinar todo el fracaso y repartir la debilidad entre todos los primeros espadas del partido.
En esta línea, si el PP no consigue un buen resultado en la capital difícilmente logrará la remontada necesaria para que el bloque de derechas pueda hacerse con la Diputación de Valencia. Y, de ser así, podría indicar que Ciudadanos ha sido el que ha capitalizado el voto conservador por lo que las noticias serían nefastas para los populares. Por el contrario, recuperar la Alcaldía aumentaría las opciones del partido de hacerse con esta institución, donde ha ejercido como portavoz en este mandato Mari Carmen Contelles, muy próxima a Bonig.
Ahora bien, también se mirarán con lupa los resultados obtenidos de forma global en el resto de la provincia. El alcalde de Alfafar, Juan Ramón Adsuara, afín a Casado, fue designado responsable de la gestora de Valencia en sustitución de Rubén Moreno, cercano a Bonig, por lo que también se examina en los próximos comicios locales, pese a que no se ha prodigado excesivamente en actos de campaña en las generales y autonómicas, según apuntan fuentes populares. En este sentido, cabe recordar que precisamente Alfafar es la única ciudad de más de 20.000 habitantes que el PP retuvo en 2015, por lo que habrá que estar atentos para ver si Adsuara resiste y si emerge algún nuevo liderazgo entre los populares en municipios grandes como Gandia, Torrent, Mislata, Paterna -plazas difíciles todas ellas- o, en su defecto, en localidades medianas.
Una fotografía que, de la misma manera, también se extrapolará a las otras dos provincias, precisamente donde el PP todavía retiene las diputaciones. Unas instituciones cuyo control los populares tampoco tienen ya asegurado si se repiten los resultados del 28A dado que el bloque de izquierdas podría hacerse con el poder tanto en Alicante como en Castellón.
En esta línea, otro de los emplazamientos donde el PP contiene la respiración es en Alicante ciudad, donde actualmente ostenta la Alcaldía con Luis Barcala tras el fracaso del tripartito de izquierdas. Así, según el último sondeo de este diario, los populares se verían rebasados por el PSPV-PSOE, que tendría opciones para recuperar la vara de mando en lo que sería otra mala noticia para los de Bonig, que además verían claramente en peligro la Diputación, dado que el PP tampoco recuperaría a priori Elche.
Unos augurios que indican cierta continuidad de los resultados electorales del pasado 28A y ante los que el PP lucha por sobreponerse con apenas unas semanas de margen. Internamente, todas las fuentes consultadas insisten en que hay que centrar la vista y los esfuerzos en tratar de mejorar los resultados para defender las pocas plazas que retienen y, a ser posible, recuperar València ciudad y alguna otra gran localidad. En cualquier caso, tras esos resultados, se abrirá un periodo de reflexión que, entonces, sí podría incluir la toma de decisiones.