El pasado mes de mayo celebramos con diversos actos el vigésimo aniversario de la declaración del Misteri como Obra Maestra del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, conmemoración que desde su declaración llevamos a cabo todos los años. Está muy bien conmemorar este acontecimiento, pues significa un reconocimiento de los valores de nuestra Festa a nivel internacional. Hay otros reconocimientos en la larga historia de la Festa y que sin duda posibilitaron el que se llegase a esta declaración y entre ellos merece destacarse la declaración de la Festa como Monumento Nacional de España y del que este año se cumple el 90 aniversario.
El 15 de septiembre de 1931 se firmaba el decreto y al día siguiente la Gaceta de Madrid lo publicaba firmado por el Presidente del Gobierno de la República, Niceto Alcalá Zamora y refrendado por el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Marcelino Domingo y Sanjuán. Era la primera vez que se declaraba Monumento Nacional una realidad no material, en este caso, un monumento vivo como es la fiesta de un pueblo. Además de aquel decreto, es de justica reconocer otras actuaciones de Marcelino Domingo en nuestra ciudad, entre ellas cabe destacar el decreto de protección de los huertos de palmeras de Elche en marzo del año 1933, cuando ocupaba el cargo de Ministro de Agricultura, Industria y Comercio.
En reconocimiento a la actuación que Marcelino Domingo tuvo con nuestra ciudad en los ministerios que ocupó, se le dedicó el jardín situado al final del Filet de Fora frente al Huerto de Les Portes Encarnades, propuesta que tuve el honor de presentar al Concejo Municipal. El decreto en el que se declara La Festa Monumento Nacional, con toda probabilidad está redactado por Oscar Esplá. El Ayuntamiento le reconocería el trabajo realizado, con la declaración de hijo adoptivo de la ciudad el día 9 de octubre de 1931.Con aquella declaración se quería preservar el Misteri, y a la vez poner de manifiesto los valores artísticos, culturales, etc. que este encierra. No es que hasta entonces el Misteri no fuese reconocido; el rescripto Pontificio del año 1632 en el que desde la Santa Sede se amparaba la representación, es sin duda ejemplo de este eficaz reconocimiento. Pero en los tiempos modernos esta declaración de Monumento Nacional fue una aportación extraordinaria, pues de hecho, inspiró la creación de la figura de Patrimonio Oral de la Humanidad y también influyó en las leyes sobre Patrimonio Cultural de la Comunidad Valenciana.
Del texto del decreto quiero destacar la relación que establece entre las democracias modernas y la protección del patrimonio cultural. El progreso de la sociedad requiere el reconocimiento de su tradición. El nivel de protección del patrimonio cultural de un pueblo es un buen indicador del nivel de calidad democrática de un país. El patrimonio cultural es parte de la memoria colectiva y no podemos construir una sociedad basada en el olvido. Sin memoria no hay puntos de referencia éticos. Construir desde la nada es la tentación de toda mente totalitaria. Ya sabemos por experiencias no tan lejanas, qué consecuencias tiene todo ello.
De otra parte, la preservación de la tradición contribuye sobremanera a tener una sociedad más cohesionada; un mundo sin tradiciones, sin mitos, sin leyendas, se convierte en un lugar inhóspito.
También en el decreto se hace referencia a la universalidad de la Festa; la fiesta de un pueblo se declara Monumento Nacional y a la vez se reconoce su interés universal. La Festa es un claro ejemplo de cómo una representación que nos identifica como pueblo, nos une a otros muchos que celebran con diversas tradiciones la fiesta de la Asunción. Lo más profundo de lo identitario no es aquello que nos diferencia, sino lo que compartimos. La declaración del Misteri como Monumento Nacional y su influencia en la creación de la figura de Patrimonio Oral de la Humanidad ha permitido el reconocimiento de las tradiciones de tantos pueblos, entre ellos algunos que no nos han dejado grandes monumentos de piedra, pero sí el testimonio de sus representaciones, sus ceremoniales, sus liturgias, sus voces. Nos sentimos especialmente ligados a ellos y por qué no, estrechar los lazos de cooperación cultural con ellos; un buen modo de practicar la cooperación municipal, tan necesaria y oportuna en estos momentos.
Por último, quiero también destacar cómo la declaración de la Festa como Monumento Nacional, tiene como objeto, además de mantener su eminencia artística, su carácter popular. No se puede entender el Misteri si no es desde su dimensión de ser la fiesta de la ciudad, con toda la riqueza cultural que la fiesta encierra en sí y entre estos elementos se debe destacar el litúrgico. Así se pone de manifiesto en el mismo texto de la declaración: “La alianza del elemento litúrgico con el folklórico está tan perfectamente realizada que no encuentra equivalente entre toda la producción polifónica del siglo XVI”. La liturgia se nutre del folklore y forma parte de la cultura más profunda de un pueblo. El decreto en ese sentido apunta a cómo desde el poder civil, en un estado laico, se protegen los bienes culturales inspirados por la tradición religiosa. Un buen ejemplo también para abordar estos temas en nuestro tiempo.
Al recordar este 90 aniversario de la declaración de la Festa como Monumento Nacional de España, entiendo que es una ocasión propicia para sacar algunas lecciones en el presente.
Manuel Rodríguez Macià es vocal del Patronat del Misteri d’Elx